Cuento del día del Idioma El Realista Mágico y el Romántico Idílico
Enviado por milton81 • 19 de Abril de 2017 • Síntesis • 1.282 Palabras (6 Páginas) • 291 Visitas
Cuento del día del Idioma
El Realista Mágico y el Romántico Idílico
Gabo: Hola Jorge
Jorge: hola Gabo
G: ¿Cómo ha ido tú vida?
J: enamorado de mi patria, y tú.
G: como las notas de prensa a la mala hora.
J: creo que es más duro vivir de lo que pase, que de lo que la tierra, tiene a bien y así no moje el río moro.
G: duro como relato de un náufrago, o como cien años de soledad.
- Pero si lo pienso mejor, me va bien en comparación con el general en su laberinto, o que a la pobre Cándida Eréndira y su abuela desalmada.
- Pienso que hablo mucho, lo resumo con cuando era feliz e indocumentado.
- Ahora, de Jorge que hay.
J: yo también escribo mucho, le mando cartas a José Asunción Silva, por la muerte de Elvira; pienso constantemente en la tierra de Córdoba, y en los indígenas del Magdalena, al igual que en el dios del siglo, el rey Ulises y el amor eterno.
- Hablando de todo, que puedes decirme de la novela latinoamericana con Mario Vargas Llosa.
G: es algo así como un perro de ojos azules, o el negro que hizo esperar a los ángeles; también el secuestro en guion cinematográfico, y todo en crónicas y reportajes, cuando fui de viaje por los países socialistas con mi periodismo militante, algo similar a la aventura de Miguel Littin clandestino en Chile.
J: esas son muchas cosas para un oscuro calabozo, en la oscura noche, pareciere, la tumba de un soldado, o más relevante la de Belisario, donde duerme la muerte del desertor, pero todo acaba con la agonía del héroe.
- Sé que ha sido una labor, alcanzar los doce cuentos peregrinos.
G: quisiere poder explicarlo de forma sencilla, no veo otro momento, y que quede por escrito, yo no vengo a dar un discurso, solo imagine el amor en los tiempos del cólera y vivir para contarla, más de tanto me alquilo para soñar, pero me arrolló la noticia de un secuestro, siguiendo el rastro de tu sangre en la nieve y se me aparecieron los espantos de agosto, y fue en ese momento que entendí que la luz es como el agua, no obstante conocí a la señora Forbes en su verano feliz, pensando cómo se cuenta un cuento.
- No sé, cómo lo puedas asumir, he tratado de ser muy simple al hablar, son adornar mi lengua, con el romanticismo excelso, solo lo más concreto y directo posible.
J: pues la verdad, entendí algo así, pura poesía parlamentaria, me imagine las flores de la de Caro en el basar de los pobres, y volé cual bandada de gaviotas. Sin olvidar que estoy en Colombia, donde se vive el amor eterno, que pulula en las letras idealistas que se pierden en los borradores de campaña.
- ¿Qué tan acertado he estado?
G: no puedo decir mayor elogio de la locura muy fascinado estaría Erasmo de Róterdam, o inclusive Cervantes que hizo caballero a un viejo loco con su Quijote, sin olvidar los amores desatados por Shakespeare en Romeo y Julieta y el amor fatal de Otelo o Hamlet, pero todo muy bien asentiría, el excelso don Tomas de Carrasquilla con su marquesa de Yolombó, en la diestra de Dios padre o en su rifle.
- Mi menor intención es parecer jactancioso, pero, “Los seres humanos no nacen para siempre el día en que sus madres los alumbran, sino que la vida los obliga a parirse a sí mismos una y otra vez”, Así es -suspiró el coronel-. La vida es la cosa mejor que se ha inventado. Pero con tanta cosa que pasa y si se llega el día que la mierda tenga algún valor, los pobres nacerán sin culo. Dios nos libre, de semejante vejamen.
J: Gabo, ves la vida con ojos de magia, llevas mucho tiempo hundido en Macondo, pensando en el otoño de patriarca, sufriendo porque el coronel no tiene quien le escriba, sigues aún, viviendo los funerales de la mamá grande, como Isabel viendo llover en Macondo, esperando las buenas aguas que pueden traer las lluvias de mayo.
- Ahora entiendo en tus ojos, que solo hay amistad, también crees es hadas, y te abres sin temor, como quien enfrenta un libro, y digiere su apólogo de primer plato, pensando en su amor, soltando a la vez un suspiro.
G: entre tanta hojarasca, quien atraviesa el mundo para hacer la guerra, los cubanos con la operación Carlota, Angola luchaba y creía en la revolución, el espíritu internacionalista de los cubanos es una virtud histórica. Aunque la Revolución lo ha defendido y magnificado de acuerdo con los principios del marxismo, su esencia se encontraba muy bien establecida en la conducta y la obra de José Martí. Todo eso, al margen de las victorias irreversibles pero lentas y arduas de la Revolución, debió crear en los cubanos una sensación acumulada de penitencias inmerecidas. Angola les dio por fin la gratificación de la victoria grande que tanto estaban necesitando.
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