Cuentoinfantil La Panaderia Maravillosa

La panadería maravillosa - Autora Patricia Beatriz Castañera Neri

-¡Pedro ven! – dijo su amigo Enrique.

-¡Ya voy! – contesto Pedro.

-¿Por qué tardara tanto Pedro?- , - ¿Qué estará haciendo dentro de esa panadería? – preguntándose Enrique.

-¡Pedro ven! – volvió a decir Enrique.

Pedro estaba dentro de la panadería ayudando a su tía Bertha pero él decía que al estar ahí adentro era otro mundo diferente.

-Pásate Enrique- menciona Pedro.

Enrique no le hacía caso a lo que su amigo Pedro le decía porque él ya quería ir al parque a jugar futbol. Pedro podía pasar largas horas dentro de la panadería y todos los días pasaba lo mismo con Enrique, ya que Pedro nunca salía. Pasaron segundos, minutos, horas y más horas y más horas y Pedro no salía. Enrique como buen amigo que es, siempre lo esperaba sin importarle que no pudiera jugar futbol. Pasaron otros minutos más y… Pedro por fin salió del lugar. Él era un niño que usaba lentes, de piel blanca, muy cariñoso, alegre y sobre todo muy inteligente, en cambio Enrique era un niño que siempre tenía su ropa sucia y su cara, le gusta jugar mucho futbol y a pesar de no ser un niño higiénico siempre le ha gustado ser buen amigo con sus amigos, así como es con Pedro.

-¿Por qué tardas tanto Pedro? - ¿Por qué siempre pasa esto? – muy enojado le dijo Enrique a Pedro. -Por tu culpa no fui a jugar futbol y sabes que eso es lo que más me gusta – aludió Enrique un poco triste.

-Ya no estés así Enrique te prometo que mañana no será así – cito Pedro.

Después de haber terminado de platicar los dos amigos salieron de aquel lugar luminoso, lleno de color, armonioso y sobre todo lleno de pan. Iban caminando los dos amigos y en un rato que paso, Pedro abrazo a Enrique y así iban caminando por la calle. Llegaron a sus casas y como ya era tarde…

¡Tas! Se escuchó a lo lejos en la casa de Pedro, -¿Qué se escuchó?-, -¿Hay alguien aquí?- Y se volvió a escuchar ¡Tas! ¡Tas! Como si alguien ahora estuviera bajando las escaleras pero a pasos fuertes. Rápido fue a su cama y se acostó, olvidando aquel ruido que le había provocado miedo. Esperaba el día de mañana a regresar a aquel lugar que le fascinaba estar. Al día siguiente Pedro se despertó muy feliz y entusiasmado, se cambió y bajo a desayunar, en donde su mamá ya le tenía su desayuno listo.

-¡Mmmm mamá que rico huele mi desayuno, muchas gracias – manifestó Pedro.

Pedro estaba desayunando y en eso se escucha…

¡Ring, Ring! El teléfono, la mamá de Pedro fue a contestarlo y era Enrique, Pedro rápido fue al aparato para hablar con su amigo.

-¡Hola Enrique!, – se refirió Pedro a su amigo.

-¡Hola! Te llamo para decirte que ahora si vallamos a jugar futbol – aludió Enrique.

-¡Si podre!, solo que ahorita que termine de desayunar

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