Cyrano De Bergerac

Cyrano de Bergerac. La obra de Edmundo Rostand.

Edmundo Rostand, poeta y dramatur¬go francés, nació en Marsella en 1868 y murió en París en 1918. "Cyrano de Bergerac", es una especie de biogra¬fía fantástica sobre el auténtico Cyrano de Bergerac, escritor francés dél Siglo 17, cuyas obras se distinguían por el li¬bertinaje y amaneramiento de los te¬mas. Hombre de nariz descomunal que en su época pasó por loco visionario. Pero para no abundar en consideracio¬nes ajenas al libro veamos lo que Ros¬tand, dice del Cyrano: "Erase un hom¬bre a una nariz pegado”, Cyrano de Bergerac, asiste a una función de tea¬tro en la que se representa la obra “La Cloris” de Baltazar Baro. No bien se ha levantado el telón, cuando, al apa¬recer en escena el actor Monfleury, se suelta gritando: “¡Bribón”!. Te prohibí que trabajaras. Mal Actor, Gordinflón, Cre¬tino. Sal de escena ahora mismo o me veré forzado a hacerte probar mi ace¬ro!" Monfleury, asustado y confuso no tuvo más remedio que huir del lugar. Y así la función quedó interrumpida en medio de no pocas protestas del público que desalojó la sala ante la Compla¬cencia de Cyrano. Entre el público que se marchaba, estaban el joven barón Chrístian de Neuvillete, acompañado por Ligniere, un popular bebedor y vividor parisino. Chrístian acababa de llegar de su natal Turena para ingresar a la guardia de los cadetes de Gascuña, cuyo capitán era Carbón de Castel-Jaloux. Christián había quedado profundamente impresionado por la belleza de una dama, a quien Ligniere, identificó como Roxana, libre, huérfana y prima de Cyrano. Por otra parte, un noble, el Con¬de de Guiche, está muy interesado en que Roxana se case con el Vizconde de Valvert. Ligniere, para impedido, se en¬carga de propalar muchos de los ruines manejos del Conde de Guiche, y éste, dispone que un grupo de 100 de sushombres se encargue de liquidar a Ligniere.

Cyrano también abandona el teatro. Un inoportuno se le queda viendo fijamen¬te. Cyrano creyó que se estaba burlando de su nariz y lo baña de insultos. En¬valentonado el Vizconde Valvert reta a Cyrano, quien gustoso acepta el reto y acaba con él en unos cuantos minutos, quedando el Vizconde mal herido.

Platicando Cyrano con su amigo Le Bret, confiesa que está enamorado de su pri¬ma Roxana. Pero a la vez le dice que teme ser rechazado por su enorme na¬riz. En estas están cuando llega un ca¬puchino con un recado de Roxana pi¬diéndole qué acuda a la mañana si¬guiente a la posada de los poetas. Cy¬rano se inunda de gusto. Gusto que no se merma cuando tiene que acompañar a Ligniere a su casa y librarlo del ata¬que de los cien hombres que le habia enviado el Conde de Guiche. Cyrano jus¬tifica su fama de gran espadachín, pues, solo, dá cuenta de los cien malvados.

Deja sano y salvo en su casa a Ligniere y a la mañana siguiente acuda lleno de moción a la cita con Roxana. El gozo se le va al pozo cuando escucha lo que su amada prima le dice. Le confíenla que está perdidamente enamorada del joven Christián. Y aunque Christián no se ha declarado, Roxana quiere que Cyrano lo cuide. Tanto ama Cyr ano a Roxana que acepta la humillante proposición.

Cyrano promete cuidar a Christián. Cuando llega éste, ignorante de la promesa hecha a Roxana, empieza a hacer mofa de la nariz de Cyrano, quien tiene que contenerse, hasta que, a solas con el galán, le dice la verdad. Lo conmina además para que le escriba cartas a Roxana.

El

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