Cómo el sedentarismo modifica nuestro cerebro

Cómo el sedentarismo modifica nuestro cerebro

El sedentarismo es una problemática común en el hombre urbano actual y, en mayor parte, es una consecuencia de la vida tecnificada, el avance de las tecnologías y de la utilización del tiempo ocioso en mirar televisión o navegar en Internet en lugar de invertirlo en una hora de ejercicio físico diario.

Así como el deporte puede provocar la creación de nuevas células cerebrales, un nuevo estudio reveló que la inactividad física también puede dar una nueva forma a las neuronas, pero en un aspecto negativo.

Esta investigación fue realizada por científicos de la Escuela Universitaria de Medicina de Wayne State y los resultados determinaron que los cambios en la forma de ciertas neuronas provocadas por el sedentarismo afectan no sólo al cerebro, sino también al corazón.

Para llevar adelante el estudio, los investigadores tomaron una docena de ratones, colocaron a la mitad de ellos en jaulas con ruedas para correr a voluntad, mientras que el resto de los animales fueron puestos en jaulas sin ruedas, obligándolos a permanecer inactivos durante tres meses.

Una vez transcurrido ese tiempo, los roedores fueron inyectados con un colorante que permite resaltar ciertas neuronas, enfocándose en aquellas que se encuentran en la médula ventrolateral rostral, una porción del cerebro que controla la respiración y otras actividades centrales e inconscientes del cuerpo.

La médula ventrolateral rostral es la encargada de manejar el sistema nervioso simpático, que entre otras cosas controla la presión arterial a través de la alteración en la constricción de los vasos sanguíneos. Un sistema nervioso simpático bien regulado guiará correctamente a estos vasos para que se amplíen o contraigan, según el cuerpo lo requiera, para que la sangre fluya sin problemas y sin provocar desmayos en el individuo.

Por el contrario, si el dicho sistema es muy susceptible puede resultar un problema, ya que su hiperactividad, producto de la elevada cantidad de mensajes confusos, contribuye a la aparición de enfermedades cardiovasculares. De esta manera, el sistema responderá con la constricción excesiva de los vasos sanguíneos, con una constricción escasa o muy frecuente, derivando en hipertensión arterial u otra patología cardíaca.

Los científicos utilizaron un programa de digitalización en el que recrearon el interior del cerebro de los ratones. Las imágenes mostraron que las neuronas de los individuos que estuvieron activos seguían con la misma forma que al momento de comenzar el estudio. En tanto, muchas de las neuronas del grupo inactivo contaban con nuevos brazos en forma de tentáculos, a los que se los conoce como ‘ramas’ y funcionan como conectores entre las neuronas saludables y el sistema nervioso.

Estos brazos extra proporcionan mayor sensibilidad a los estímulos a las células cerebrales, lo cual produce que envíen mensajes dispersos al sistema nervioso simpático, sobre estimulándolo y contribuyendo al desarrollo de patologías cardíacas.

Este estudio contribuye a los conocimientos sobre cómo el sedentarismo juega

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