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Diferencias raciales en el cuento “La muñeca negra” de José Martí


Enviado por   •  5 de Enero de 2018  •  Ensayo  •  5.130 Palabras (21 Páginas)  •  1.077 Visitas

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Yordanka Guilarte

Diferencias raciales en el cuento “La muñeca  negra” de José Martí

Es muy  difícil entender la sociedad cubana del siglo XIX si no se explica la  historia de su origen. Cuba estaba  habitada por diferentes tribus indígenas pasivas, tales como los arahuacos, los taínos y los caribes. Estos aborígenes se encontraban en un régimen de comunidad primitiva que  se dedicaba a la caza, pesca y  la agricultura. Trabajaban en común y el producto de su labor era repartido entre todos a partes iguales. Al llegar Cristóbal Colón a las Américas en 1942,  la isla de Cuba la convierte en una de las primeras colonias conquistadas por los españoles. Los españoles sometieron a los indígenas a trabajos forzados y trajeron consigo numerosas enfermedades  que condujeron a la extinción de la población indígena rápidamente. Entonces,  la demanda de mano de obra no se hizo esperar y los españoles comenzaron a traer esclavos negros procedentes de Europa a la isla (Cárdenas 120).  Tal como cita Cárdenas (2005)  en su artículo, “La muerte empezó  muy pronto sus estragos en aquella raza infeliz (la de los indios, por supuesto); las minas y la naciente agricultura se iban quedando sin brazos y para llenar este vacío se llamó en su auxilio la raza africana como más fuerte y resistente” (120).

Tradicionalmente el negro esclavo trabajaba en los sectores más marginados o  labrando largas horas en plantaciones de azúcar y café.  Asimismo, las negras esclavas trabajan principalmente en el sector  doméstico como  sirvientas,  lavanderas y en algunos casos  estaban sexualmente disponibles para sus amos. Poco a poco se fue incrementando  cada vez más  la trata de esclavos y  este crecimiento creó   una nueva sociedad donde los colonos tenían el poder sobre los esclavos  y a estos no se les permitía integrarse de ninguna manera a la sociedad.   

Rodríguez (2014) comenta en su artículo Raza y Color: el dilema cubano, que:

“La esclavitud fue, sin duda, un verdadero trauma para la sociedad colonial cuyas consecuencias aún se hacen sentir en directo en diversos aspectos de la vida cubana. Lo más escandaloso de aquella infamante institución que convirtió a millones de personas en meras propiedades de otros seres humanos quienes podrían disponer de aquellos a plenitud. Fue, pues, una negación de la más elemental condición humana para quién es la sufrieron en carne propia, les degrado tal condición a los extremos más horribles e introdujo en los esclavos una marcada tendencia inferiorizante,  que todavía hoy se hace sentir entre algunas personas y en los prejuicios sociales” (115).

Estas diferencias raciales crean consigo  una sociedad estratificada,  donde las divisiones raciales eran  muy evidentes. El país se encontraba  dividido  en una clase poderosa  de peninsulares y  criollos (hijos de españoles nacidos en la isla). Estos poderosos eran  dueños de plantaciones  de tabaco, azúcar y café. Mientras que la clase baja de esclavos se  consideraba inferior por su color de piel, los ricos tenían el poder de  hacer con sus esclavos lo que quisieran. Este poder sobre los negros les dio pie a cometer  abusos que cada vez  se hicieron más evidentes y estos  esclavos no tenían poder para expresar muchos de los abusos cometidos hacia ellos. Por ejemplo, cuando estos esclavos escapaban o se revelaban contra sus verdugos, eran llevados a las plazas principales de los pueblos y allí eran  descuartizados y colgaban sus cabezas en palos. Este acto cruel tenía como objetivo mostrar  a los demás esclavos lo que les podía pasar  si desobedecían  a sus amos (Oquendo Barrios 2006: 50)

Con el pasar del tiempo comenzó a existir en la Cuba del siglo XIX  nuevas generaciones de  criollos, mestizos (hijos de criollos y negros) y esclavos libres; que  aunque tenían ciertos privilegios no estaban de acuerdo con la esclavitud y los abusos cometidos  hacia los esclavos en la isla. Algunos de estos mestizos  y criollos tenían  sentimientos contradictorios, ya que sentían que pertenecían a la sociedad apoderada y  que también que Cuba era su tierra. Estos eran  letrados, estaban alfabetizados y comenzaron a usar la literatura como herramienta para denunciar los horrendos abusos que existían hacia la población de color (Díaz Pimienta 2004: 175-179). Estos escritores denunciaban  a través de  la literatura la sociedad cubana e hicieron que renaciera la  literatura como una función social. Díaz Pimienta, (2004) cita en su artículo la siguiente  frase martiana: “Cada estado social trae su expresión a la literatura de tal modo que por las diversas fases de ella pudiera contarse la historia de los pueblos, con más verdad que por sus  crónicas y décadas” (175).  Esta cita señala el papel que juega la literatura en la historia de la sociedad y como se  considerada la manera  de expresar la cultura de una nación.

Se puede apreciar como otros escritores cubanos del siglo XIX  también denuncian las diferencias raciales en sus obras. Por ejemplo, en cuanto al estilo novelesco se puede citar una de las novelas más famosas del siglo XIX Cecilia Valdez, escrita por Cirilo Villaverde en 1882. La novela dibuja la historia entre la mulata Cecilia y su hermanastro blanco Leonardo. Estos sin saber que son hermanos, caen enamorados y se hacen amantes. Leonardo presionado por la sociedad blanca a la que pertenecía falta a su juramento de casarse con Cecilia  y se enlaza con una distinguida muchacha de la sociedad. Cecilia al sentirse traicionada manda a matar a Leonardo. Doris Melo, (2011) señala en su artículo que la verdadera intención de Villaverde era retratar y  denunciar  la sociedad cubana de entonces reflejando  las realidades,  costumbres  y el entorno social de la época en la obra.

Otra novela de la misma época que también  refleja la desigualdad racial, es la novela Sab escrita por Gertrudis Gómez de Avellaneda en 1841. Sab tiene como tema  central el amor entre un esclavo mulato y una mujer  de raza blanca  y en ella se  destacan  las posiciones sociales de la época y el valor del dinero.  Gomáriz (2009) señala en su artículo que la novela Sab de Avellaneda es una de las mayores contribuciones críticas del siglo XIX sobre la sociedad patriarcal y la esclavitud del sujeto de origen africano en Cuba. En este fragmento de la novela se ve cómo la escritora reflejaba el punto de vista del negro esclavo y el sentimiento de rencor de los negros por ser arrancados de sus tierras y  esclavizados.

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