EL SALÓN, EL CIRCO, EL MUSEO Y ROSARIO CASTELLANOS
Enviado por Noemi Garcia • 14 de Octubre de 2020 • Trabajo • 2.084 Palabras (9 Páginas) • 158 Visitas
EL SALÓN, EL CIRCO, EL MUSEO Y ROSARIO CASTELLANOS
Noemí Belén García Varela
El salón de belleza, el circo y el museo de cera son los tres sitios donde se desarrolla la obra de Rosario Castellano: El eterno femenino. Se podría decir, que son tres sitios perfectos para criticar el pensamiento erróneo que se tiene hacía la mujer, y con sátira reivindicar sus derechos.
En el salón de belleza es donde se desarrolla la obra, ya que la protagonista, Lupita, se está peinando para su boda. Quizás es el lugar dónde se puede caracterizar mejor a una mujer, y no en una época anterior, ya que muchos dirían, que hoy en día también.
La obligación de una mujer (de esa época) es cuidar de su imagen, de la casa, el marido y de los hijos. La mujer es sumisa al hombre, se somete a sus peticiones, deseos o necesidades. Toda la sociedad es consciente de que para el hombre es necesario ver a su mujer siempre hermosa, si no, esta corre el riesgo de que su marido vaya en busca de otra que sí cumpla con sus expectativas, por eso, la belleza es obligada para una mujer.
‘’Lupita: ¿Y qué hora son? ¿Por qué no me despertaste antes? El señor va a venir y me va a encontrar así, hecha una facha, despeinada, en bata y con pantuflas…
Criada: Igualito que su mujer’’ (Castellanos, 1975:162).
Se puede ver como la autora intenta decirnos que la mujer es un mero objeto, y el único objetivo de su vida es estar bella, mantenerse joven y cuidada para agradar un hombre. No sirve para pensar, hablar, entender, sentir… simplemente para complacer ¿Y cómo se hace eso? Estando bonita y cuidando de su marido y casa.
Eran lo que hoy en día hace: la ‘’rumba’’, un robot de cocina, una niñera y una ‘’prostituta’’ (en el sentido de sexo para satisfacer a un hombre o por interés de tener un hijo), todo en uno, sin quejarse, sumisas, guapas, siempre con una sonrisa y satisfechas por estar cumplido el objetivo por el cual existes: contentar a un hombre, que como nos dice entre líneas Rosario Castellanos, nos cambiará en cuanto nos descuidemos y dejemos de cumplir nuestro función de bellas amadas.
‘’ El espacio escénico de un salón de belleza tiene significado simbólico con respecto al papel que se asigna a la mujer en la sociedad—el de adornar y agradar’’ (Bockus Aponte, 1987: 51).
Al principio de esta página, se ha comentado, que se podría pensar, que el salón de belleza también es un sitio ‘’ideal’’ para representar a la mujer actual (y a los hombres), ya que la belleza es algo que hasta hoy en día sigue afectando. Las mujeres ya no tienen como único objetivo estar bellas para el sexo opuesto, pero les sigue obsesionando estarlo.
La actualidad ha impuesto unos canon de belleza, relacionados con el éxito, el poder, la sensualidad… y les obsesiona conseguir eso. Han sustituido el agradar a un hombre, para agradar a la sociedad y a ellas mismas, con unas reglas impuestas desde que nacen. Maquilladas están mejor, si van al gimnasio, no es por salud, es para tener una figura perfecta, se hacen cirugía estética porque no se aceptan como son… así que han salido de la sumisión del hombre, para la meterse en la sumisión de la sociedad.
La sociedad dice que: obtener el canon de belleza actual es a lo que a lo que se debe aspirar.
La publicidad juega un gran papel, ya que es el medio de transmisión, para crear ese canon y promover el consumismo.
‘’ La belleza o mejora de la imagen se ha convertido simultáneamente en una importante fuente de ingresos y de ansiedad. Dove® ha revelado que la ansiedad sobre el aspecto físico empieza en edades cada vez más tempranas. El 72% de chicas se sienten fuertemente presionadas por el ambiente a ser guapas (…) Un buen número de nuestros jóvenes se está sometiendo a dietas insanas y a ejercicios físicos extremos, comportamientos desaconsejados, y causantes de serios trastornos orgánicos y psicológicos. Si la delgadez en chicas (cintura Barbie) y la corpulencia en chicos (tórax voluminoso) representan los iconos de moda que planean pasarelas, tiendas high street, y que encarnan las celebrities, entonces la ansiedad está servida ‘’ ( Garcia Sánchez, 2014: 42).
Para acabar el apartado del salón de belleza: se puede distinguir tres personajes secundarios, la dueña, la peinadora y el agente. El agente juega un papel importante ya que ‘’obliga’’ a la dueña a introducir un aparato, en las máquinas de secado de pelo, por la razón de que las mujeres no deberían pensar.
‘’ Agente: (..) ¿qué hace una mujer reducida a la inercia total durante una hora?
Peinadora: Se aburre.
Dueña: Se duerme.
Agente: (...) cuando se descubrió que el aburrimiento o el sueño eran solo transitorios y que podían tener otras consecuencias… entonces… fue necesario inventar para conjurar el peligro.
Dueña: ¿Cuál peligro?
Agente: Que las mujeres sin darse cuenta se pusieran a pensar. (…) El pensamiento es, en sí mismo, un mal. Hay que evitarlo. ‘’ (Castellanos, 1975: 28).
Es una situación totalmente satírica, la mujer ya tiene como únicas preocupaciones estar bella y cuidar a su casa, ¿hace falta más? Al parecer sí. La sociedad intenta que las mujeres no razonen, si alguna mujer descubre que puede ser libre, que tiene derechos… el mundo creado, se podría desmoronar, así que es necesario mantenerlas ocupadas en sus preocupaciones: en cosas simples, pero que dependa toda su vida de ello, así evitaran que piensen. Si hay algún resquicio de posibilidad de que lo estén haciendo, se elimina, porque pueden ser un peligro para la sociedad.
Así pasamos al apartado siguiente, las mujeres que pensado consiguieron mucho y formaron parte de ese ‘’gran peligro’’.
En el museo podemos ver a 6 mujeres que representan gran parte en la historia: Eva la Malinche, Sor Juana, doña Josefa Ortiz de Domínguez, la emperatriz Carlota, Rosario de la Peña y Adelita.
Eva la Malinche: Llegó a ser gran figura de la conquista de México, ya que convenció a Hernán Cortés para que dialogara y negociara con los indios, y así no matarlos.
‘’ Fue una de las veinte mujeres que le concedieron los indios a Hernán Cortés, como gesto de reconocimiento de su sometimiento a los españoles. Esta mujer se convirtió así en la amante de Cortés y en fiel intérprete, intermediaria entre indios y conquistadores, a los que siempre ayudó, cuidó cuando enfermaron y aconsejó siempre certeramente. ‘’ (Melchor Íñiguez, 2007:159-160).
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