El Camino Tolteca Hacia La Libretad
Enviado por DaliiLeon • 26 de Enero de 2014 • 666 Palabras (3 Páginas) • 291 Visitas
¿Quién nos impide ser libres? Culpamos al Gobierno, al clima, a nuestros padres, a la religión, a Dios...
¿Quién nos impide, realmente, ser libres? Nosotros mismos. ¿Qué significa, en realidad, ser libres? A veces
nos casamos y decimos que perdemos nuestra libertad, pero cuando nos divorciamos, seguimos sin ser
libres. ¿Qué nos lo impide? ¿Por qué no podemos ser nosotros mismos?
Tenemos recuerdos de tiempos pasados en los que éramos libres y disfrutábamos de ello, pero hemos
olvidado lo que verdaderamente significa la libertad.
Si vemos a un niño de dos o tres años, o quizá de cuatro, descubrimos un ser humano libre. ¿Por qué lo
es? Porque hace lo que quiere hacer. El ser humano es completamente salvaje, igual que una flor, un árbol o
un animal que no ha sido domesticado: ¡salvaje! Y si observamos a estos seres humanos de dos años de
edad, descubrimos que la mayor parte del tiempo sonríen y se divierten. Exploran el mundo. No les da miedo
Jugar. Sienten miedo cuando se hacen daño, cuando tienen hambre y cuando algunas de sus necesidades
no se ven satisfechas; pero no les preocupa el pasado, no les importa el futuro y sólo viven en el momento
presente.
Los niños muy pequeños no tienen miedo de expresar lo que sienten. Son tan afectuosos que, si
perciben amor, se funden en él. No les da miedo el amor. Esta es la descripción de un ser humano normal.
De niños, no le tenemos miedo al futuro ni nos avergonzamos del pasado. Nuestra tendencia natural es
disfrutar de la vida, jugar, explorar, ser felices y amar.
Pero ¿qué le ha pasado al ser humano adulto? ¿Por qué somos tan diferentes? ¿Por qué no somos
salvajes? Desde el punto de vista de la Víctima, diremos que nos ocurrió algo triste, y desde el punto de vista
del guerrero, diremos que lo que nos sucedió fue normal. Lo que pasa es que el Libro de la Ley, el gran Juez,
la Víctima y el sistema de creencias dirigen nuestra vida, y ya no somos libres porque no nos permiten ser
quienes realmente somos. Una vez nuestra mente ha sido programada con toda esa basura, dejamos de ser
felices.
Esta cadena de aprendizaje que se transmite de un ser humano a otro, de generación en generación,
es muy corriente en la sociedad humana. No culpes a tus padres por enseñarte a ser como ellos. ¿Qué otra
cosa podían enseñarte sino lo que sabían? Lo hicieron lo mejor que supieron, y si te maltrataron, fue debido a
su propia domesticación, a sus propios miedos y a sus propias creencias. No tenían ningún control sobre la
programación que ellos mismos recibieron, de modo que no podían actuar de otra forma.
El primer paso es siempre la consciencia, porque hasta que no seas consciente no podrás hacer ningún
cambio.
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