El Docente Animador De La Lectura
Enviado por rubysanchez • 19 de Agosto de 2011 • 509 Palabras (3 Páginas) • 1.633 Visitas
El docente animador de la lectura
El animador de la lectura debe tener más características, y otra de las más importantes es que el animador de la lectura sea lector, es decir, es indispensable que tenga el hábito de la lectura. Además debe ser una persona que transmita entusiasmo, que sepa leer en voz alta, con esto quiero decir, que sea una persona que a través de su voz logre “atrapar” a los escuchas para que esa voz les permita imaginar, los guíe por la historia, que les facilite la comprensión. De igual manera es importante que la lectura sea apropiada. Es elemental crear el ambiente propicio. Y, definitivamente, tiene que tener programadas las estrategias o dinámicas que va a realizar.
El animador de la lectura, cuida los detalles: les da a sus alumnos el tiempo para que asimilen el texto, busca que se encuentren siempre motivados para leer.
En resumen el animador de la lectura, los contagia, logra transmitir el gusto de la lectura, despierta la sensibilidad que permite descubrir el placer que puede proporcionar la lectura. Cabe recordar que para convertirse en lector, para que la lectura forme parte de nuestros hábitos es necesario hacer un esfuerzo intelectual.
Pero si nuestro objetivo es que nuestros estudiantes continúen de espaldas a la lectura, entonces hay que hacer lo siguiente:
1. Mandar a leer por obligación.
2. Negarse a leer libros a los estudiantes.
3. Transformar el libro en un instrumento de tortura.
4. La lectura como una forma de castigo.
El escritor español Javier Marías comentaba:
¿Por qué seguimos leyendo novelas y apreciándolas y tomándolas en serio y hasta premiándolas, en un mundo cada vez más ingenuo?
Parece cierto que el hombre – quizás aún más la mujer—tiene necesidad de algunas dosis de ficción, esto es, necesita lo imaginario además de lo acaecido y real.
Cando se habla de la vida de un hombre o de una mujer, cuando se hace recapitulación o resumen, cuando se relata su historia o su biografía, sea en un diccionario o en una enciclopedia o en una crónica o charlando entre amigos, se suele relatar lo que esa persona llevó a cabo y lo que le pasó efectivamente. Todos tenemos en el fondo la misma tendencia, es decir, a irnos viendo en las diferentes etapas de nuestra vida como el resultado y el comprendió de lo que nos ha ocurrido y de lo que hemos logrado y de lo que hemos realizado, como si fuera tan sólo eso lo que conforma nuestra existencia. Y olvidamos casi siempre que las vidas de las personas no son sólo eso: cada trayectoria se compone también de nuestras pérdidas y nuestros desperdicios, de nuestras omisiones y nuestros deseos incumplidos, de lo que una vez dejamos de lado o no elegimos o no alcanzamos, de las numerosas posibilidades que en su mayoría no llegaron a realizarse.
Y me atrevo a pensar que es precisamente
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