El Jaguar Y El Quetzal Que Se Creían Mucho

El jaguar y el quetzal que se creían mucho

Había una vez tres pequeños amigos, uno era un jaguar otro era un tapir y otro era un quetzal. Los tres se llevaban muy bien les gustaba mucho jugar, comer, platicar y hacer todo juntos.

El jaguar, el tapir y el quetzal crecieron, seguían siendo muy buenos amigos. Pero un día dos de los amigos, el jaguar y el quetzal estaban tomando agua en la orilla de un río y se pusieron a ver su reflejo, el jaguar admiró de si mismo su hermoso pelaje manchado y su gran tamaño que hacía que se viera tan feroz. El quetzal admiró de si, su larga cola y los colores de su plumaje que hacían que se viera tan bello. Los dos empezaron a hablar de lo hermosos que eran durante horas y horas hasta que vieron a lo lejos que se acercaba su amigo el tapir, en lo que el tapir llegaba los otros dos empezaron a mirarlo de arriba hacia abajo y se dieron cuenta de que no era para nada bonito sino más bien era feo con ese cuerpo corpulento, esas piernas cortas y robustas, su nariz larga y su color para nada llamativo, y entonces los dos se preguntaron por qué se juntaban con él, si ellos eran tan hermosos y él tan feo, así que desde entonces empezaron a excluirlo y hacerlo menos.

Cada día el jaguar y el quetzal se sentían más que nunca. El tapir se dio cuenta que sus amigos se habían vuelto demasiados soberbios y decidió dejarlos, pues desde aquel día en el río ya no eran los mismos con él. Al jaguar y al quetzal no les importó. Desde ese día ellos eran un desastre, eran demasiado torpes para hacer cosas, ya que antes el tapir les ayudaba, les avisaba cuando tenían que esconderse de los cazadores y les hacía todo.

Un día estaban los dos muy distraídos hablando de ellos mismos y no se dieron cuenta de que los cazadores de acercaban. El tapir cuando los vio les quiso avisar pero no le hicieron caso y los terminaron cazando.

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