El Malgenio
Enviado por kata_v • 3 de Junio de 2014 • 1.385 Palabras (6 Páginas) • 316 Visitas
El Carácter y El Mal Genio
Filed under: Consejos — 4 comentarios 14 enero, 2011
Cuando alguien nos dice que tenemos mal genio, casi siempre contestamos aclarando que lo que tenemos es carácter, no mal genio.
Tener carácter es algo positivo. Algo reconocido y valorado socialmente. Generalmente estas personas tienen picardía, son hábiles en las relaciones sociales, saben cómo conseguir lo que desean y lo manifiestan. Son personas inquietas, que cuestionan y triunfan. Contrario a la persona que es dócil y sumisa. El carácter es sinónimo de vitalidad, energía e inconformismo sin salirse de las normas socialmente establecidas.
El mal genio encierra todo lo negativo. El propio adjetivo lo introduce. Algo que es malo, difícilmente puede ser admirable. Nadie quiere tener mal genio, ni que se lo recriminen, ni admitirlo. Es una llamada de atención que nos duele, que nos rebela porque no es algo que podamos incluir en la lista de las virtudes. El mal genio brota sin filtros, se desborda, nos controla e invade. Nos deja abducidos en un cuerpo que grita, impone y no razona. Es un acto visceral.
¿Se puede controlar el mal genio?
El mal genio acecha en cada esquina, el tráfico vehicular, en discusiones de familia, etc. El rencor, el dolor, la angustia y la represión, pueden activarlo. Es tan sencillo, que lo realmente admirable es controlarlo.
¿Por qué no nos ayuda el carácter?
Un buen uso de esta virtud podría ser controlar todo lo que el mal genio puede producir; enfrentamientos insalvables, daño físico y moral, frustraciones y violencia. Pero no, decimos tener carácter y cuando este tiene que asomar para poner orden, lo escondemos como culebra asustada, y así no nos sirve para nada. Resumiendo, el mal genio se come al carácter.
Personas con mal genio
Algunas personas, independientemente de su edad, exteriorizan con frecuencia sus enfados provocando situaciones desagradables, bien porque no puedan evitar esos brotes de mal humor o bien porque conscientemente no quieran hacerlo. Veamos las distintas actitudes de las personas y algunas prácticas para intentar corregirse.
1. Maduración y autodominio
La educación y el autodominio son claves para controlar el mal genio y favorecer la convivencia. Las manifestaciones continuas de mal genio suponen una falta de control o autodominio. Lo sufren aquellas personas que aún no han aprendido a manejar la rabia y la ira o a tolerar las frustraciones. Es normal tener esos sentimientos. Lo que no es tan normal es que personas con edad avanzada hagan continuas manifestaciones externas de su ira, rabia o frustración. Suelen gritar, hacer gestos exagerados y dejan salir todo lo que sienten sin ningún dominio de la situación y sin respeto hacia los demás.
Todos hemos presenciado alguna vez cómo una comida o reunión queda boicoteada por las manifestaciones de mal genio de alguno de los presentes, ante la mirada atónita de los demás que no pueden entender qué es lo que ha provocado esa reacción tan exagerada, nunca justificada entre personas adultas. Las personas hemos aprendido unas normas de convivencia a través de la educación, hemos ido aprendiendo a controlar nuestras emociones o a no exteriorizarlas. Desde la infancia nos enseñan que gritar cuando estamos enfadados, hablar a voces, etc. no son conductas educadas.
Por lo tanto, controlar el mal genio forma parte de un proceso de maduración personal que consiste en poder enfadarse sin perder el control de sí mismo, evitando la exageración y teniendo presente el respeto a los demás.
2. Diferentes caracteres
Hay personas que por naturaleza tienen un carácter tranquilo y apacible y otras que por el contrario son más nerviosas y suelen irritarse con facilidad. Dentro de estas últimas, podemos diferenciar entre las que luchan por modelar su carácter y sienten arrepentimiento cuando han provocado una pelea o discusión fuera de tono, y las que no suelen arrepentirse de sus actos sino que los justifican y no sienten vergüenza de su actitud, pudiendo incluso llegar a ser realmente agresivos.
Una característica de las personas que tratan de dominar el mal genio es que tras una discusión en la que ha habido gritos y malas formas, tienen un sentimiento de frustración y lo que realmente les desespera es no haber podido dominar las emociones ni haber controlado la situación. Sufren lo que coloquialmente
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