El beso de la serpiente - Melissa de la Cruz

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Epígrafe

Sin duda la serpiente morderá

Antes de ser encantada

- Eclesiastés 10:11

Contenido

• Página del titulo
• Dedicatoria
• Epígrafe

Juegos perversos

• Capítulo Uno
• Capítulo Dos
• Capítulo Tres
• Capítulo Cuatro
• Capítulo Cinco
• Capítulo Seis
• Capítulo Siete
• Capítulo Ocho
• Capítulo Nueve
• Capítulo Diez
• Capítulo Once
• Capítulo Doce
• Capítulo Trece
• Capítulo Catorce
• Capítulo Quince
• Capítulo Dieciséis
• Capítulo Diecisiete

Somos Familia

• Capítulo Dieciocho
• Capítulo Diecinueve
• Capítulo Veinte
• Capítulo Veintiuno
• Capítulo Veintidós
• Capítulo Veintitrés
• Capítulo Veinticuatro
• Capítulo Veinticinco
• Capítulo Veintiséis
• Capítulo Veintisiete
• Capítulo Veintiocho
• Capítulo Veintinueve
• Capítulo Treinta
• Capítulo Treinta y uno
• Capítulo Treinta y dos
• Capítulo Treinta y tres
• Capítulo Treinta y cuatro
• Capítulo Treinta y cinco
• Capítulo Treinta y seis
• Capítulo Treinta y siete
• Capítulo Treinta y ocho
• Capítulo Treinta y nueve
• Capítulo Cuarenta
• Capítulo Cuarenta y uno
• Capítulo Cuarenta y dos
• Capítulo Cuarenta y tres
• Capítulo Cuarenta y cuatro
• Capítulo Cuarenta y cinco
• Capítulo Cuarenta y seis

La época más maravillosa del año

• Capítulo Cuarenta y siete
• Capítulo Cuarenta y ocho
• Capítulo Cuarenta y nueve
• Capítulo Cincuenta
• Capítulo Cincuenta y uno
• Capítulo Cincuenta y dos
• Capítulo Cincuenta y tres
• Capítulo Cincuenta y cuatro
• Capítulo Cincuenta y cinco
• Capítulo Cincuenta y seis
• Capítulo Cincuenta y siete
• Capítulo Cincuenta y ocho
• Capítulo Cincuenta y nueve
• Capítulo Sesenta
• Capítulo Sesenta y uno
• Capítulo Sesenta y dos 
• Capítulo Sesenta y tres
• Capítulo Sesenta y cuatro

Los Dioses de Midgard

Agradecimientos

Sobre el autor

Otras palabras

Una vez en North Hampton…

Tres mujeres extraordinarias llevaron una vida muy ordinaria. Cabello plateado y pulgares verdes Joanna Beauchamp vivía en una majestuosa ciudad colonial en el extremo noroeste de Long Island con sus dos hijas. Ingrid, la bibliotecaria local, y Freya, la sexy bartender. Durante años incontables, vivieron tranquilamente y en paz entre los habitantes de su pequeña ciudad envuelta en niebla.

Joanna gastó sus días redecorando su hogar, trabajando en el jardín, preocupándose por sus hijas y prodigando todo el afecto que le tenía a su hijo perdido a Tyler, el niño de seis años de la ama de llaves. La descarada pelirroja Freya se ganó el corazón del rico filántropo Bran Gardiner, cuya familia era propietaria de Mansión Fair Haven en la isla Gardiners. Ella celebró su compromiso teniendo un tórrido romance con el hermano menor de Bran, Killian, el oscuro, recónditamente guapo y con la actitud de un demonio.

Ingrid, rubia, altiva y dolorosamente tímida, era la archivista de mayor jerarquía de los históricos planos arquitectónicos de la biblioteca. Cuando ella no estaba luchando para salvar a su querida biblioteca de la extinción de un desarrollador local adulador, rechazaba a una variedad de pretendientes, incluido el voraz lector Matthew Noble, un atractivo detective de la policía de North Hampton.

Pero a pesar de su vida aparentemente normal, las tres mujeres compartían un poderoso secreto. Diosas de Asgard, ellas eran brujas en nuestro mundo. Los residentes de North Hampton nunca sospecharon, que Joanna, Ingrid y Freya fuesen tres de los muchos dioses y diosas varados en Midgard después de que el legendario puente Bofrir que conectaba los dos mundos colapsase bajo circunstancias misteriosas.

Atrapados en nuestro mundo e incapaces de volver al suyo, se les había restringido el uso de sus poderes desde que el Consejo Blanco promulgó la Restricción de poderes mágicos después de los juicios de brujas de Salem, que efectivamente terminó la práctica de la magia en el Midgard. Pero las tres mujeres se volvieron inquietas después de suprimir su verdadera naturaleza durante tantos años, y lentamente comenzaron a usar sus habilidades de otro mundo. La especialidad de Joanna fue la recuperación y la renovación; capaz de resucitar a los muertos, dio vida a los soldaditos de juguete. Ingrid, una curandera que podía acceder a las líneas de vida de las personas y ver el futuro, comenzó a repartir sus hechizos y encantos a cualquier patrón que tuviera un problema doméstico difícil.
Freya se especializó en asuntos del corazón y sirvió pociones de amor en el North Inn Bar.
Sin aparentes repercusiones en sus aventuras mágicas, las chicas Beauchamp se volvieron más atrevidas en su práctica: Joanna devolvió a la vida a un hombre, Ingrid le dio a la esposa del alcalde un poderoso nudo de fidelidad, y cada noche en el North Inn se convirtió en una aventura salvaje y hedonista por los cócteles potentes de Freya. Fue todo un poco inofensivo, inocente, diversión encantada hasta que una joven local desapareció, varios lugareños comenzaron a sufrir de una serie de enfermedades inexplicables, y se encontró una amenaza oscura creciendo en las aguas del Atlántico, envenenando la vida silvestre.

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