El llanero solitario

EL LLANERO SOLITARIO

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  Había una vez un hombre solitario que llamado Ernesto de estatura baja, de cabello negro y de ojos marrón oscuro que vivía en lo más alto de una montaña en los llanos, un lugar montañoso, lleno de árboles y animales. En una fría y oscura noche el viento soplaba fuertemente, sobre la casa de aquel hombre. El viento era tan fuerte, que al soplar sobre la casa provoco que algunas partes de la casa se desprendieran de su lugar. Al día siguiente el Ernesto tuvo que ir al pueblo, para comprar herramientas y así poder arreglar su casa.

 Los habitantes de esa región decían que aquel hombre estaba loco por vivir tan alejado de la sociedad. Al hombre llegar al pueblo las personas lo miraban, susurrando entre ellas. Ernesto se dirigió a una tienda de herramientas y dijo:

 Ernesto: Buenos días quisiera comprar algunas herramientas para reparar mi casa.

Pero el vendedor lo rechazo diciéndole:

Vendedor: Lo siento, pero aquí no le vendemos a viejos locos.

Ernesto muy ofendido por el comentario volvió a su casa para arreglarla amarrando con cuerdas en los lugares deteriorados por el viento.

A la mañana siguiente una señora que sintió lastima por aquel hombre quiso visitarlo hasta su casa, aunque quedara un poco lejos del pueblo. Cuando la señora llego a la casa de aquel hombre llamo a la puerta. A Ernesto le pareció raro que estuvieran tocando su puerta ya que nunca nadie lo iba a visitar y pregunto:

Ernesto: ¿Quién es?

Y la señora respondió:

Señora: Hola, mi nombre es María vengo del pueblo por favor ábrame la puerta que necesito hablar con usted.

Ernesto: Porque he de abrirle si yo no la conozco

María: no me conoce, pero quisiera hablar con usted sobre su problema de soledad

Ernesto por fin sede y abre la puerta y la invita a pasar y se presentan:

Ernesto: Mucho gusto mi nombre es Ernesto.

María: Mucho gusto Ernesto yo soy María

Se sientan y empiezan a hablar sobre su problema de soledad. María le pregunta:

María: ¿Por qué vives tan solo?

Ernesto responde:

Ernesto: Una vez estuve casado ella y yo teníamos muchos planes para nuestra vida, pero un día ella tuvo que viajar a caracas para visitar a su madre que estaba enferma, pero tuvo un accidente en el camino y falleció desde entonces he vivido solo en esta montaña alimentándome de mi cosecha de frutas y verduras.

María: Lo siento mucho, ¿hace cuánto tiempo paso esto?

Ernesto: Hace 4 años

María: Te entiendo, pero no por eso deberías estar tan solo en esta montaña, deberías salir y tener amigos, volver a formar una familia, comprar una nueva casa…

Ernesto: ¡Lo siento, pero no puedo!, olvidar todo esto para mí ha sido muy difícil…

María: Esta bien debo irme, pero deberías pensar en hacer una nueva vida y no seguir aquí tan solitario.

Ernesto: Esta bien adiós

María se retira caminando por aquella montaña dejando atrás la casa de aquel hombre solitario.

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