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El valor de las palabras en via de extincion.


Enviado por   •  30 de Septiembre de 2016  •  Ensayo  •  2.242 Palabras (9 Páginas)  •  330 Visitas

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El valor de las palabras, en vía de extinción

 “El lenguaje es el vestido de los pensamientos.”

Samuel Johnson (1709-1784).

El lenguaje concebido como la forma de comunicarse el ser humano con los demás empleando múltiples sistemas o signos, es  la capacidad  de transmitir el pensamiento de diferentes maneras, verbales y no verbales.  Siendo el lenguaje  verbal en su manifestación  oral y escrita el de uso más recurrente por los seres humanos.  En ese sentido, las palabras cobran vida y juegan un papel importante en la comunicación de una idea, pues dan significancia y engloban el contenido de lo que se pretende hacer saber. Resulta ineludible no darle importancia al valor de las palabras en el uso del lenguaje como mecanismo de comunicación del ser humano. Siendo estas utilizadas en diferentes contextos y con diferentes finalidades, desde lo literario hasta lo cotidiano, lo formal, lo informal, lo informativo, lo imperativo y hasta con propósitos destructivos cuando las intenciones del emisor son negativas.

Julio Cortázar,  pone de manifiesto el poder de la palabra en la vida del ser humano, con ello,  se refiere al vigor, fuerza y al privilegio de ser capaz de despertar sensaciones, emociones e incluso de incitar contrariedades respecto a las leyes de la vida, la cultura y  la sociedad, provocando efectos negativos en la construcción de  microcosmos llamado humanidad. Al tiempo que alude al  desuso de las palabras dentro del lenguaje por su uso contradictorio al verdadero significado de la palabra y la esencia de la misma. Es así como  en su texto “Instrumentación del lenguaje”  abarca la idea de un lenguaje acabado y desteñido, roto y remendado, negro y descolorado que el ser humano ha limitado para el beneplácito de una minoría o al ensimismamiento del poder.

Referirse al poder de la palabra es hacer mención a esa capacidad de trasladarse a otros mundos, a imaginar, crear, despertar sensibilidad, procrear ideas en el pensamiento, concebir fantasías o realidades, parir visiones de mundo, eso es el poder de la palabra desde el sentido literario que colorea el universo con cada toque  de significados y significantes que emplea en su imaginario creativo el ser humano, con un fin más que aprovechable, autentico y hasta digno de loar. Sin embargo, el afán negativo del hombre, la disputa del control político, social y económico e incluso hasta cultural que el ser humano ha engendrado a lo largo de la historia ha desvanecido el verdadero valor  de la palabra, las cuales en su contexto inmediato carecen de sentido y tergiversan sus acepciones, alcances y el sentido mismo. Convirtiéndose solo en la repetición fonemas, pronunciación de silabas que al final habitan vacías y carentes de representación real.  Así como en su opinión justificada Cortázar, explica cómo se dicen algunas palabras  sin ahondar en su contenido, en su esencia y virtud.   Arguye con su magistral forma de pensar que esas palabras que se dicen a rienda suelta una y otra vez  limitan y desgastan la palabra porque más allá de la misma palabra, se convierte en la reiteración de un discurso sin sentido, que las sociedades absorben y retienen sin restricción u oposición, solo por el uso colectivo de la sociedad.

Digo libertad, digo democracia y, de pronto, siento que he dicho esas palabras sin haberme planteado una vez más su sentido más hondo, su mensaje más agudo, y siento también que muchos de los que las escuchan las están recibiendo a su vez como algo que amenaza convertirse en un estereotipo, o en un cliché sobre el cual todo el mundo está de acuerdo, porque esa es la naturaleza misma del cliché y del estereotipo. Anteponer un lugar común a una vivencia, un convencimiento a una reflexión, una piedra opaca a un pájaro vivo. Julio Cortázar

Es el ser humano un  sujeto de lenguaje que se vale de la capacidad  adherida a su naturaleza humana para crear escenarios de socialización de la lengua a través de su discurso diario desde diferentes contextos. Es decir, utiliza el lenguaje como un medio tras un fin que puede ser persuasivo o disuasivo hacia el resto de la humanidad, con enfoque político o social que menoscaba el valor mismo del lenguaje como facultad humana. En este sentido, se toma el lenguaje como un instrumento, destinado a fines ajenos al propósito propio.  Dícese de ser un  instrumento porque se utiliza para conseguir un objetivo propuesto, que es lo que ocurre con mayor frecuencia, siendo los objetivos diseñados contradictorios a las realidades humanas y al significado real de la palabra, tal cual como lo manifiesta Cortázar, cuando se refiere a la consigna hitleriana en su afán demoniaco de discriminar  en sus principios nazis, universalizando en su cosmos el término cultura.

La palabra cultura, que concentra en su infinito contenido la definición más alta del ser humano, era presentada como un valor que el hitlerismo pretendía defender con sus divisiones blindadas, quemando libros en inmensas piras, condenando las formas más audaces y hermosas del arte moderno, masificando el pensamiento y la sensibilidad de enormes multitudes. Julio Cortázar

        No cabe duda que a lo que se refiere Cortázar es al vacuo sentir de las palabras que al ser usadas distan del verdadero significado, más aun cuando se emplean desde la perspectiva social. Palabras de memorable significado, de representaciones sublimes, de esencias bellísimas, de valor incalculable, son repetidas a ecos gigantes a diario en distintos sectores de las naciones, pero que restan a su tesoro, una fortuna pues su uso es hipócrita y sin sentido cuando las realidades demuestran lo contrario. Claro ejemplo cuando en Colombia, un país azotado por el flagelo de la corrupción en todos los estrados y la violencia casi que eterna, emiten  de sus bocas los dirigentes corruptos y afanados de poder, los ladrones de cuello blanco, los criminales y demás escorias de la nación, palabras como paz, esperanza, transparencia y libertad. De ese modo hace hincapié Cortázar en el desgaste de las palabras, “cansarse, enfermarse y perder poco a poco su vitalidad” textualmente así lo manifiesta.  El significado de las palabras se esfuma en los contextos oscuros en los que se pronuncian, carecen de significado coherente y así, se van repitiendo en la colectividad, multiplicándose exponencialmente, sin saber que se dice.

Se afirma entonces, que la manifestación concreta del lenguaje es el habla, esa que consolida el núcleo social y que permite la prolongación de legados de generación  en generación, el habla como elemento de cohesión social tiene un rol activo en la construcción de significados colectivos, no obstante, su valor se silencia en una sociedad alienada por los estereotipos y la sumisión, también se agazapa el verdadero sentido indiscutible de lo que se dice en pro de la misma humanidad. Evidencia de ello, el imperante uso de la palabra libertad, la cual abismalmente desciende de su sentido real en los contextos de hoy por hoy.  Es entonces un auténtico calvario la lucha contra el uso contradictorio de las llamadas palabras cumbres, que Cortázar deja entre ver corpóreamente en su magistral opinión sobre el poder de las palabras, concebidas como el producto de una lucha social constante desde tiempos remotos  que ameritan la apreciación y estimación severa y genuina de  su uso en la cotidianidad del mundo contemporáneo. Su manifiesto “Sin la palabra no habría historia y tampoco habría amor. Seríamos mera perpetuación y mera sexualidad” enfatiza en el aquilatado valor de las palabras.  

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