El verdadero valor de una literatura costarricense

Lectura obligatoria.

La literatura no enseña.

Los escritores son una basura.

La literatura alejada de lo político es vana.

El verdadero valor de la literatura.

Escritores satanizados que en realidad desean un avance.

EL VERDADERO VALOR DE UNA LITERATURA COSTARRICENSE

Enrique Alvarado Murillo

        El humano es un ser capaz de crear juicio, medir y evaluar aquello que le rodee. De muchos ha surgido la duda de qué es realmente esencial en la literatura y qué la hace valiosa. Todo esto varía según la perspectiva con la que se aprecie; habrá unos que no estén de acuerdo con otros, y es normal. Pero es precisamente la revuelta y el deseo de plasmar a obligación el pensamiento de unos a otros lo que quiero cuestionar. Ya que muchos nos hacemos llamar críticos literarios, pero mentimos ya que, según Cubillo (2004), conviene, pues, que como críticos literarios encontremos un equilibrio, un balance entre nuestro análisis intrínseco del texto literario y el conocimiento que podamos tener del escritor y el contexto histórico en que produjo su texto, pues, al fin y al cabo, en toda lectura que hagamos estamos leyendo, además de nuestro propio deseo, el deseo del autor. Lo que sucede es que no podemos ser buenos críticos si no encontramos ese balance, si dejamos que nuestra subjetividad sobrepase el valor de la objetividad y el trasfondo de un escrito literario, ya que estaríamos juzgando tan sólo una pequeña parte de una gran creación que conlleva muchos factores. Por esto no podemos realizar una crítica adecuada y elaboramos un juicio incompleto acerca de lo que un escritor en su literatura plasmó.

        Es evidente la distorsión del verdadero valor que tiene la literatura. Muchos simplemente observan lo negativo, dejando de lado la riqueza cultural o la enseñanza que la literatura puede dejar. Un ejemplo de esto es Cocorí, de Joaquín Gutiérrez y su desoficialización de entre las lecturas obligatorias o sugeridas del segundo ciclo de enseñanza obligatoria nacional. Todo esto surge a raíz de aparentes rasgos racistas presentes en el texto. Todo esto sucede en el momento en el que el texto se cambia de la literatura regular, a la educativa. “El discurso educativo, como bien lo sabemos, puede someterse a procesos de medición y evaluación, mientras que el discurso literario no puede ser evaluado, menos medido. Pues está formado por saberes que pueden ser leídos desde múltiples posturas”. (Rubio 2004). Y es que en el momento en el que Cocorí pasó a ser utilizado para la educación, fue expuesto a la medición y evaluación. Esto conllevó una interpretación constante, que debía orientarse hacia una sola dirección; lo que lo llevó a una postura cerrada y negativa. Por lo tanto, no parecía adecuado para un niño, pese a que en realidad sí tenía muchos valores para dar.

        Así que la desvaloración de las obras es muy clara con Cocorí. Pero la desvalorización de una obra también desvaloriza al autor. Tanto así que muchos llegaron a imaginar a Gutiérrez como alguien racista, lo llenaron de prejuicios, porque a como juzgaron mal un escrito, decidieron juzgar mal a una persona. Aun cuando Joaquín tenía gran potencial y fue un excelente innovador, decidieron buscar cosas negativas en él. “Esta temprana noción (don Joaquín tenía apenas 20 años cuando publicó este artículo) de que la literatura y la política deben mezclarse, pero hasta cierto punto y en cierta forma…”, “Joaquín recurre a diversos elementos técnicos, tales como ´monólogo interior, contraposición, asociación de ideas, sonidos, colores, simultaneidad de ritmos y procesos en el desarrollo de la trama, la raíz de sus personajes.” (Cubillo 2004); esto muestra que, desde joven, Gutiérrez venía ya con gran innovación, desde joven mostraba grandes habilidades, era un talento increíble; pero aun así su creación fue criticada negativamente, pisoteando lo que en realidad logró. En síntesis, no importa lo bueno que sea un autor, siempre encontrarán la razón para eliminar su mérito.

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