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Ensayo De La Lucidez


Enviado por   •  23 de Octubre de 2013  •  1.475 Palabras (6 Páginas)  •  251 Visitas

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“ENSAYO SOBRE LA LUCIDEZ”

(José Saramago)

La novela se titula “Ensayo sobre la lucidez”, en mi opinión, porque narra las situaciones que se dan en una ciudad a partir del uso del voto en blanco, y que están influenciadas por la conciencia; por la lucidez de saber lo que significan sus actos. Nos muestra del fracaso del poder político al tratar de convertir la urbe en una utopía política y ésta, siempre tendiente a descalificar y destruir la pretensión de una ciudad politizada, hace sus intentos para convertirse en una heterotopía urbana. Al inicio, el narrador, un observador flotante dispuesto a captar los movimientos de la mesa número 14 en la escuela electoral: un día lluvioso se prestó para una jornada de votaciones fuera de lo común; el 63% de la población voto en blanco. Se repitieron las votaciones: el 83% voto en blanco.

El voto en blanco es uno de esos movimientos inesperados e inexplicables que se dan dentro de la urbanidad y que al ser masivo constituye un desafío al poder del gobierno. En la novela se hace latente el control político que quiere ejercer la polis sobre la urbe, por ejemplo al no solo al querer garantizar “la normalidad del acto electoral” sino, también de sus resultados. Vemos como en las segundas elecciones ya las filas cuentan con espías que graban las conversaciones y vigilan todo el movimiento de la zona.

A partir de este momento empiezan los detectives, los viandantes por entrenamiento, a moverse entre las estructuras de la urbanidad, entre las relaciones esporádicas que se gestan en los bares, calles o en el metro; todos preguntando cómo quien no quiere hacerlo, cómo quien se topa con la pregunta: ¿usted voto en blanco? Pero los transeúntes de dichos espacios a lo sumo responden: “el voto es secreto, y si lo he hecho que pasa”. Se encuentran una situación nada cotidiana; resulta más creíble y favorable para el gobierno plantear que todo fue orquestado por un grupo revolucionario anarquista. Sin embargo la información que obtienen los investigadores de su trabajo de campo o de los interrogatorios, no arrojan indicios de que esto sea cierto. Se instaura entonces el estado de peste descrito por Michael Foucault, donde el gobierno intenta “localizar y combatir los “focos de la enfermedad””.

El gobierno pretende dar un orden a los movimientos de la urbe que por si mismos no forman un razonamiento lógico, quiere entender a los blanqueros como actores de un grupo en particular y no como actuantes de la urbe. “El actor de la vida publica percibe y participa de series discontinuas de acontecimientos, secuencias informativas inconexas, materiales que no pueden ser encadenados para hacer de ellos un relato consistente sino, a lo sumo, sketches o viñetas aisladas dotadas de cierta congruencia interna”. Los movimientos que se dan en esa ciudad son muestra de, como diría Manuel Delgado, lo precario de la autoridad que cree ejercer la polis sobre la urbe. Los blanqueros son simplemente “individuos que en principio no formaron parte de ninguna de las relaciones significativas precedentes, pero a las que el azar hizo fundamentales en ese momento”.

La polis empieza a ejercer presión ante los ciudadanos para que estos sientan la necesidad de tener alguien que los cuide, vigile y rija. Como primera medida retira las ramas del poder, traslada la capital a otra ciudad, luego declara el estado de sitio, retira los policías de la ciudad y por ultimo hace que la empresa de limpieza urbana se declare en huelga. Pero a todo esto los individuos responden “con esas formas específicamente urbanas de convivencia que son el civismo y la civilidad”. Éste ejemplo, que para mi es casi mágico, da cuenta de lo anterior: “El editorial fue leído, la radio repitió los fragmentos principales, la televisión entrevistó al director, y en eso se estaba cuando, al mediodía exacto, de todas las casas de la ciudad salieron mujeres armadas con escobas, cubos y recogedores y, sin una palabra, comenzaron a barrer las portadas de los edificios donde vivían, desde la entrada hasta el medio de la calle, donde se encontraban con otras mujeres que, desde el otro lado, para el mismo fin y con las mismas armas, habían bajado”.

Las presiones no han servido, sus habitantes están en calma y el gobierno busca qué hacer para que los ciudadanos

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