Ensayo “Oksa Pollock y el descubrimiento de Edefia”
Enviado por fersita • 6 de Febrero de 2012 • 1.013 Palabras (5 Páginas) • 623 Visitas
Ensayo “Oksa Pollock y el descubrimiento de Edefia”.
La falta de comunicación entre padres e hijos, se convierte en un problema cada vez más común y complejo, que en ocasiones se intentan llenar los vacíos a través de una amistad sincera.
Este problema aumenta al paso de los años y sobre todo durante la adolescencia, que se vuelve más notorio, ya que, es cuando se va conformando nuestra identidad y no sentimos necesidad de contarle todo a los padres, ya sea por miedo a las reacciones de éstos o quizás porque no tienen el tiempo, la paciencia o el interés para escuchar y conocer las inquietudes de sus hijos. Muchas veces los adolescentes tienen más confianza a sus amigos, o a otros familiares cercanos, como pueden ser hermanos, abuelos o primos. Como es el caso de la protagonista de esta novela, que desde que era muy pequeña, Oksa tenía la costumbre de ir a conversar con su abuela por la tarde después de clase. ¡Sus padres estaban tan ocupados con su trabajo y Dragomira estaba tan disponible! Oksa siempre podía contar con ella. Ambas conversaban entonces de esto y aquello, de lo que había pasado durante el día. Algunas veces también de cosas más serias, de las preocupaciones de Oksa, de sus penas o de sus alegrías.
Muchas veces, la falta de comunicación trae como consecuencia la tristeza o depresión en jóvenes y adolescentes, al no tener a alguien para platicarles e informarse sobre sus inquietudes y problemas, piensan que las únicas personas en las que siempre pueden confiar sin ser regañados o sin miedo a un posible castigo, son sus amigos y por consecuencia, a ellos les platican todo y muchas veces les alegra y les es más alentador hablar con ellos que con sus propios padres, como le sucedía a menudo a Oksa, por ejemplo que en su primer día de clases que se desmayó, Gus había llamado por la tarde para preguntar por ella. Habían aprovechado el tiempo para alegrarse de nuevo por estar en la misma clase. ¡Qué alivio! Esa llamada telefónica le había caído bien, se sentía muy feliz de tener un amigo como Gus.
El primer sábado que pasó en Londres no aguantaba las ganas de hablar con su amigo Gus; en la casita de Bigtoe Square, Oksa pataleaba al lado del teléfono mordiéndose las uñas. Cada treinta segundos, marcaba el número de Gus, que se sabía ya de memoria y se interrumpía antes de digitar el último número. Porque si bien se moría de ganas de hablarle de su prodigioso descubrimiento, algo se lo impedía. No dudaba de él, pero lo que ardía en deseos de revelarle ya era bastante angustioso para ella…Entonces, clavada cerca del teléfono, temblorosa ante sus contradictorias emociones, intentó rendirse a la evidencia: era demasiado pronto para hablar de…eso. No estaba lista.
De lo que ella le quería hablar era de aquellas cosas extrañas que habían sucedido en los últimos días y que aún no sabía ni porque pasaban, ni que
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