Ensayo Sobre El Ensayo
Enviado por valeaaa • 19 de Noviembre de 2012 • 1.368 Palabras (6 Páginas) • 428 Visitas
“Ensayo sobre el ensayo” de Eduardo Nicol
El ensayo es un artificio literario que sirve para hablar de casi todo diciéndolo casi todo. Esta es la opinión autorizada de Aldous Huxley, un artífice del género. Pero, cuando él escribe un ensayo sobre el ensayo, su intención más aparente no es la de recalcar la bien conocida libertad de elección de que dispone el ensayista frente a la infinita variedad de temas posibles. Mucho menos es la de insinuar que el ensayista, por el hecho sólo de adoptar este artificio, quede desligado de todo compromiso con la verdad: que, por no decir lo último, pueda decir lo primero que le pase por la mente porque el artificio es literario, pero el producto no es artificial o ficticio, no es pura literatura, como la novela. El ensayista requiere inventiva, pero su ensayo no es pura invención. Feliz el novelista, que puede poner en las palabras y en los actos de sus personajes todas las arbitrariedades que se le antojen, seguro de que así no disminuye su realidad humana; pues la vida le ofrece más variedad y abundancia de situaciones extremosas, inverosímiles, de las que pueda fraguar su imaginación, y puede ésta desbordarse como quiera sin temor de faltar a la verdad. El compromiso con la verdad que tiene el ensayista no le obliga a desconfiar de esa fluencia de la imaginación, pero sí a canalizarla. Puede decir algo de lo cual no está muy seguro, pero no debe inventar algo de lo cual no pueda estar seguro nunca. Es conveniente estar casi seguro. Y creo que la intención principal de Huxley se acusa en la doble restricción del casi aparece en su definición; en forma de ensayo se puede tratar casi cualquier tema, pero no un tema cualquiera; y cabe decir sobre el tema elegido casi todo lo que él requiere, pero no todo.
El ensayo se encuentra, pues, a medio camino entre la pura literatura y la pura filosofía. El hecho de ser un género híbrido no empaña su nobleza, como una banda siniestra en el escudo. Su título es legítimo, pero no es título de soberanía. Quiero decir que el ensayo no puede ser demasiado literario sin dejar de ser ensayo, sin dejar fuera mucho más de lo que en él cabe. El ensayo es casi literatura y casi filosofía. Todos los intermedios son casi los extremos que ellos unen y separan a la vez.
Pero, como es un género y un artificio, tiene sus caracteres propios y debe cultivarse siguiendo las reglas del arte. Una de las primeras reglas tácitas es la que prohibe decir algo que no se entienda en seguida. Cada género delimita el campo de sus posibles oyentes o lectores. Siempre hay o debe haber una cierta consonancia entre la forma y el fondo de un género y el carácter de los lectores. El ensayo se dirige a “la generalidad de los cultos”. Sea cual sea la especialidad de cada uno, la lectura de un ensayo no requiere en ninguno la especialización. A la generalidad de los cultos corresponde “la generalidad de los temas” que pueden tratarse en estilo de ensayo, y la generalidad en el estilo mismo del tratamiento. El ensayista puede saber, sobre el tema elegido, mucho más de lo que es justo decir en el ensayo. La obligación de darse a entender no implica solamente un cuidado de la claridad formal, sino la eliminación de todos aquellos aspectos técnicos, si los hubiere, cuya comprensión implicaría en el lector una preparación especializada.
Esto significa que en el ensayo no se pueden analizar los grandes problemas. O mejor dicho: se puede discurrir sobre algunos grandes problemas, pero no sobre todos, y sin llegar a su fondo. Es por regla de método que el ensayista ha de soslayar las dificultades técnicas. Y tiene que hacerlo sin falsear el tema. Esta es la dificultad del arte o artificio. Pues la evasión ha de ser deliberada, artificial: no ha de ser inconsciente. La evasión involuntaria es indicio de incompetencia. El ensayo es un género ligero, pero no siempre es ligero el tema ni ha de dar muestra de ligereza quien adopte para tratarlo esta forma de expresión. […]
Naturalmente, la cuestión ética no insinúa
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