Ensayo la franja amarilla William Ospina

Colombia siendo un país enmarcado dentro de un contexto biodiverso, cultural, de interés social y económico, acogedor e imponente en la belleza de sus paisajes y su gente, ha sido simultáneamente foco de pobreza, violencia, delincuencia, narcotráfico y demás, todo ello aludiendo a un vacío gubernamental, a razón de largos periodos liderados políticamente por un bipartidismo aristocrático, sobre el cual yace el periodo más violento y sanguinario de los últimos 50 años, principal causa que liga la tragedia a el trayecto histórico colombiano.

Sin embargo, la permisividad y de algún modo la legitimación que el pueblo colombiano ha acogido frente a tantas injurias del sistema político, sustenta el aparente arraigo genético que recibe Colombia al estar destinada a un bucle de violencia, injusticia, inequidad e impunidad. Entre las voces que se han alzado en nombre de la patria, la historia guarda el nombre de Jorge Eliecer Gaitán quien prometía al pueblo un nuevo inicio de acuerdo a la necesidad urgente de reformas sociales y un proyecto nacional incluyente. Tras su muerte, se enmarca un destino trágico para Colombia, de desasosiego e inquietud, de infamias políticas como el Frente Nacional, actos corruptos que han pauperizado hasta hoy al pueblo colombiano.

Para los nuevos tiempos, la sociedad colombiana entre tanto dolor ha aprendido a reaccionar, a reconocer lo absurdo de sus límites al soportar durante tantos años la infamia de un estado cómodo e individual, ahora el pueblo colombiano se levanta para estar en la capacidad de provocar los cambios que ha postergado desde sus inicios, poco a poco se inmiscuye en un proceso de reconocimiento y empoderamiento de su identidad, en términos de su singularidad y grandeza étnica y cultural.

Un gran primer paso fue la constitución de 1991, que da lugar a una sociedad participativa, un estado de espíritu democrático, moderno e incluyente. Lo más importante impulsado por la voz de los jóvenes colombianos reacios a aceptar los lineamientos de subordinación política. Esta nueva constitución ha traído consigo para los colombianos el sustento legítimo para asegurar, reclamar y velar por que sus derechos sean respetados  y sea el estado mismo quien responda a sus necesidades, necesidades tales como seguridad social, igualdad de derechos, salarios decentes, oportunidades de empleo y consumo, en sí las condiciones que aseguren una vida digna y proactiva para la ciudadanía colombiana, y sea esta misma quien posicione a Colombia como un país productor competitivo ante la economía mundial.

De igual manera la lista de iniciativas ciudadanas en diferentes escenarios se hace larga, ya que a las nuevas generaciones a las cuales se enfrentan los dirigentes no es la misma que hace unos años vivía en guerra por colores políticos, en medio de la podredumbre de los que meramente se enriquecían del pueblo a costa de su miseria.

Ante la nefasta mole de corrupción, actualmente se alza la primer consulta popular anticorrupción con un respaldo de más de 4 millones de firmas, que evidencia el deseo y sueño de una Colombia entera por un país mejor, un país de oportunidades, sobre el cual los ciudadanos adquieran la responsabilidad y la consciencia de trabajar por él, de tomar una cultura de propiedad y hacer de este, un país educado, empoderado y muestra de que la sociedad es la que hace su grandeza, sus dirigentes son al cabo los representantes de su voluntad.

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