Ensayo lirico Mario Benedetti
Enviado por Silva Conchucos Bruce Brad Oskar • 19 de Octubre de 2023 • Ensayo • 1.846 Palabras (8 Páginas) • 68 Visitas
ELEMENTOS ESTRUCTURALES | |
Voz lírica | El yo lírico se expone en un momento de evocación de un pasado lejano en el que fue feliz. Se niega a olvidar y tiene episodios en que aparecen imágenes de esos momentos. |
gradación | El tránsito de la muerte, que da paso a una nueva vida. |
repetición | Repite en varias oportunidades durante la primera parte el tránsito de la muerte, generando vida… o alejándose, para darle paso. |
simetría | A manera de caleidoscopio, juega con la aparición repentina de definiciones, diálogos, evocaciones de lugares, generando con esto un mural que a manera de collage nos ilustra de su sentir. |
discriminación o recolección | Hay tres pistas bien definidas en la estrofa: su definición dicotómica muerte – vida, el recuerdo de un episodio específico de la niñez y la presencia de personajes con quienes interactuó (parte de ello son las frases en alemán) |
oposición | Es necesario para la vida, que el pasado se quede en el pasado… el poeta se niega a esta verdad y le parece cruel, ya que sabe que así tiene que ser. |
paralelismo | ---- |
COMPOSICIÓN | |
INTERNA | Dos apartados (ampliamente desarrollados en el plano del contenido) |
EXTERNA | Una estrofa de 18 versos asimétricos. |
ELEMENTOS FÓNICOS | |
Estrofa | Una sola estrofa. |
métrica | Irregular. |
rima | Librismo. |
ritmo | No precisa cuidado en generar mayor musicalidad. |
ESTILO | |
lenguaje | El autor ha tenido cuidado de seleccionar las palabras precisas para comunicar con exactitud sus pensamientos asaltándole y quitándole la tranquilidad. |
tono | Emplea un tono lleno de nostalgia y no se resigna; por el contrario, se aferra a los recuerdos y a manera de holograma logra proyectar en el mismo ambiente de sus cavilaciones, imágenes muy reales y reproduce diálogos aparentemente inconexos. |
cosmovisión | Es notoria la subjetividad, sin que ello signifique no aceptar que la muerte es invencible. |
El hablante lírico evoca a lo largo del fragmento un pasado lejano en el que fue feliz. Repite la dicotomía muerte – vida en diferentes momentos, porfiando en su ánimo de no renunciar al pasado “el invierno nos tuvo cobijados (…) alimentando una pequeña vida con tubérculos secos” o como cuando afirma “… y en invierno voy al sur”. A lo largo de su única estrofa, mueve el caleidoscopio de su interior, para develar tres caras muy bien definidas, diseminadas a lo largo del escrito: su definición de la vida y la muerte, imágenes de lugares en los que anduvo de niño y personas que compartieron esa niñez. Como en un prisma, se entremezclan estos mundos, que conviven en el escrito y solo para reafirmarle que el pasado debe quedar atrás. La presencia de frases en alemán son flashes de ese pasado, que se aferra a permanecer en él y lo sujetan.
Los versos asimétricos esgrimen la rebeldía del poeta, que renuncia a cadencias rítmicas y coincidencias en las terminaciones de los versos, en una apología a los vientos vanguardistas y puristas que se vivían ya a inicios del siglo XX.
El autor es selectivo en la propuesta léxica; no quiere que su sentir sea tergiversado y su tono nostálgico proyecta como en un holograma sus recuerdos y su imaginación, de los que trata de asirse, por lo que no duda en afirmar que “uno se siente bien en las montañas”.
LA CONCLUSIÓN | RECAPITULACIÓN | Hace una síntesis refiriéndonos a la impresión que el poema nos ha producido, tomando en cuenta el contenido y la forma, partiendo del tema medular del fragmento. |
CIERRE | Da una opinión personal, razonada y madura sobre el fragmento analizado, pudiendo cerrar con una valoración o una afirmación categórica. |
Para concluir, el hablante lírico se muestra abierto a la presencia de la muerte como generadora de vida, aunque es reticente al hecho de que el tiempo debe significar aceptar el presente y propone mejor atesorarlo, porque para él, el pasado no significa solamente “tierra muerta” o “lentas raíces” o “nieve olvidadiza” o “tubérculos secos”, sino porque sobre todo, el pasado es “lilas”, “memoria y deseo” y “una pequeña vida”. Se cobija en sus recuerdos y se niega a dejarlos escapar, se abraza al invierno y disfruta bebiendo café y leyendo, actividades sedentarias que se prestan para la evocación a la que promete regresar cuando dice “en invierno voy al sur”
Pienso que el poeta ha querido mostrar estos asaltos de melancolía, en que voces y lugares llegan a su mente. Me figuro que cada vez son menos frecuentes, y allí está su rebeldía ante la inexorabilidad del presente. Por eso su protesta… por eso para él, abril es el mes más cruel.
COMENTARIO LITERARIO LÍRICO DE UN FRAGMENTO DE LA TIERRA BALDÍA
Después de una larga y terrible guerra, el hambre y la crisis eran los brazos que aprisionaban el mundo; sin embargo, la industrialización no se detuvo, en busca de una rápida recuperación de lo que se había conseguido hasta el año en que se inició la guerra. Paralelamente, el sentimiento de revaloración de la vida significó la aparición de nuevas corrientes ideológicas, artísticas y literarias. Thomas Stearn Eliot (1888 - 1965), un ensayista, dramaturgo y poeta de origen norteamericano y nacionalizado inglés, testigo y sobreviviente de esta gran tragedia, siguiendo las líneas de los estertores del modernismo, escribió un pequeño poemario de solo cuatrocientas treintaicuatro versos, titulado The wasteland, La tierra baldía. En él, presenta de manera muy particular un cuestionamiento de la vida y la condición humana desde una perspectiva de dolor y constante interrogante. En el fragmento que se nos presenta, el autor hace evidente su lucha interior entre vivir y recordar (la vida y la muerte), mostrándonos que no está dispuesto a dejar ir de su mente el recuerdo de momentos que para él significan el alimento de lo que literalmente reconoce como “una pequeña vida” |
El autor se muestra convencido de la existencia simbiótica de dos condiciones inherentes en el ser humano: la vida y la muerte. Por ello, hace alusión del mes de abril, como el depositario de la fatalidad, cuando dice “Abril es el mes más cruel, hace brotar lilas en tierra muerta”. Aquí muestra con claridad esta doble visión de la existencia, marcada por la contradicción, ya que es justamente abril el mes en que en Europa la primavera transforma la naturaleza invernal, permitiendo el brote de vida silvestre, donde muy poco solo existía aridez. El ciclo muerte – vida se manifiesta una y otra vez a lo largo del primer apartado y de manera sutil en el segundo apartado, cuando haciendo alusión al juego de cuando eran niños, van enfrentando el miedo en un trineo, cuesta abajo. El yo lírico muestra en esta dicotomía, su apuesta por la vida, en cuanto a pesar de su imposible existencia, la muerte es precursora de un brote de existencia, como cuando dice “mezcla memoria y deseo, remueve lentas raíces con lluvia primaveral”. De este modo, hace notar que el recuerdo de momentos mejores (como los expuestos en la segunda estrofa) nos permite “remover” el dolor y con ello brindarnos la oportunidad de un restablecimiento emocional. Elliot trabaja con gran maestría este contraste aparentemente irreconciliable entre la vida y la muerte, permitiéndose mostrarnos su parecer y a la vez detenerse en la evocación onírica de un recuerdo que aquieta su dolor (segunda estrofa). La voz lírica del autor viene a presentar el misterio de la dualidad entre la vida y la muerte, desde su propia percepción, cuando dice “El invierno nos tuvo cobijados, cubriendo de nieve olvidadiza la tierra”. Al presentarnos al invierno como una fuerza protectora, alude a la capacidad de curar que tienen los sentimientos como la tristeza y la desolación ante una pérdida irreparable. El autor, aunque aparentemente es gris, hace manifiesta su intención reparadora, ya que cobijados, quiere decir protegidos. Y la nieve olvidadiza no es más que el tiempo, que cubre y cicatriza el alma. El segundo apartado nos presenta a manera de evocación, la experiencia compartida con alguien que quiso y que aparentemente ya no está. El recuerdo de esta experiencia significa para él no solo un episodio indeleble, sino sobre todo un espacio en la memoria al que recurre para volver a sentir ese sentimiento que le hace feliz, tal como escribe en los últimos versos de la primera estrofa, en que dice “alimentando una pequeña vida con tubérculos secos”. |
...