Erich Fromm
Enviado por ferosa94 • 14 de Enero de 2013 • Biografía • 4.652 Palabras (19 Páginas) • 324 Visitas
Erich Fromm fue uno de los primeros en darse cuenta del grave error que se estaba cometiendo hasta el momento, por parte de los psicoanalistas y de los historiadores, al estudiar por separado estas dos facetas del ser humano. Tradicionalmente se han considerado como dos campos de estudio diferentes, sin puntos de unión. Por una parte, los psicólogos o psicoanalistas, influenciados de manera excesiva por la obra de Freud, consideraban al hombre como un mero ser biológico. De esta manera, el comportamiento del ser humano viene regido únicamente por la necesidad de satisfacción de sus necesidades básicas, y su interrelación con la sociedad es puramente mecánica. Es decir, el hombre reacciona ante las influencias y presiones del ambiente que le rodea de forma automática, siempre igual, como si fuese un muelle, independientemente de la situación cultural, histórica, política...
Por otro lado, los historiadores han considerado tradicionalmente que la evolución y transformación de las sociedades se ha realizado casi de manera natural, siendo el hombre una pantalla sobre la que se proyecta, sin que éste pueda hacer nada al respecto, estos cambios y evoluciones.
Erich Fromm vino a decir que hombre y sociedad no son elementos separados. Fue uno de los primeros en ver que el comportamiento de los conjuntos de hombres individuales son los que dan el impulso que provoca los cambios en las sociedades, eliminando el papel pasivo que se les atribuía hasta entonces; y también fue de los primeros en admitir que las reacciones, motivaciones, ansias, etc., del individuo no son mecánicas, sino que dependen de las circunstancias en las que vive; superando así la categoría de mero ser biológico que se le otorgó Freud. Hombre individual y sociedad se afectan el uno al otro y viceversa, en una indiscutible forma de sinergia (concededme que introduzca aquí un término que no forma parte de la psicología, sino de la Física, mi especialidad).
Hoy en día nadie duda de esta interrelación. ¿Acaso las aspiraciones del hombre de la edad media eran las mismas que las del hombre del renacimiento? ¿Acaso la forma de ver el mundo es igual para un europeo occidental católico y para un musulmán de oriente?
De esta forma, en esta obra, MIEDO A LA LIBERTAD, Fromm hace un estudio de un problema psicológico importante, como es el concepto de libertad del individuo, tratándolo no sólo desde un punto de vista clínico sino también sociológico, económico e histórico. Quizás por este motivo, algunos capítulos del libro no tengan tanto sentido hoy en día como en el momento en que se escribieron (en el apogeo del nazismo alemán). Pero las ideas básicas se pueden extrapolar perfectamente al momento presente.
El comienzo del libro trata sobre el concepto de libertad. Y nos hace ver que, en cierta medida, la libertad va muy ligada al individualismo. Aunque nos muestra que hay muchas formas de entender la idea de libertad (el ser humano es el único animal que es libre para tomar decisiones que pueden, por ejemplo, modificar el medio, porque es el animal peor acondicionado biológicamente, pues carece de conocimientos adquiridos por herencia o por instinto; el niño va adquiriendo libertad para tomar sus propias decisiones a medida que amplia su conocimiento del mundo y descubre que, por ejemplo, su madre no es el único recurso para la supervivencia y puede prescindir de ella; las sociedades se hacen libres cuando pueden votar a sus dirigentes en elecciones y no se ven sometidas por una autoridad totalitaria...), vemos que hay una premisa básica en todas ellas: la libertad se alcanza en la medida en la que somos capaces de renunciar a factores que nos protegen. Como ser biológico, debemos pensar para poder encontrar alimento, cobijo, etc., mientras que los animales no necesitan pensar, pues les protege su instinto. El adulto debe pensar para encauzar su vida, pues ya no le protegen sus padres como cuando era un niño. La sociedad debe pensar para decidir su modo de vida, pues ya no hay un líder autoritario político o religioso que guía la historia. Libertad significa ser vulnerable ante la posibilidad de equivocarse. Y significa ser individual, no someterse a la moda, la corriente cultural, ideológica, económica, religiosa,etc. del momento.
Para muchas personas, como nos muestra este libro, ese proceso de individualización, de proteger su verdadera personalidad, a costa de desligarse un poco de la sociedad, da miedo. El aislamiento moral que conlleva es muy duro. Y para protegerse, reaccionamos de diversas maneras (mecanismos de evasión), algunas de las cuales se estudian detalladamente en este tratado: el autoritarismo (entendido de muchas maneras, como el masoquismo, el sadismo, etc. básicamente es el sometimiento a un líder, o cualquier figura, ya sea persona o no, a la que se atribuyen poderes casi mágicos, y a la que concedemos que marque nuestra vida), la destructividad (reaccionando de manera violenta contra aquello que creemos que nos impide realizarnos), la conformidad automática (integración en la sociedad, o en un grupo pequeño de ésta, perdiendo por completo la individualidad, y dejando que el conjunto decida por nosotros, dejándonos llevar), etc.
Y en este punto, al referirse al miedo a la libertad y las formas de evitarla, Erich Fromm se destaca de los demás al dedicar un par de capítulos de este tratado al estudiar este tema desde un punto de vista histórico. Analiza la evolución de la sociedad, y por tanto del hombre, desde la Reforma hasta el nazismo. Y descubre que el nazismo tuvo su fortaleza en el sometimiento voluntario de las personas, a diferencia de lo que se puede creer. Como se ha apuntado en el párrafo anterior, la forma más común de evitar la libertad es la búsqueda de un líder al que someterse.
El libro termina finalmente haciendo una seria advertencia. La democracia no nos salva del peligro de los totalitarismos. Cuanto más libertad tienen las personas, más individuales y solas se sienten, más miedo acumulan, y más fácil que surja en ellas el deseo de que alguien les conduzca: un líder religioso, cultural, político...
Aporto yo aquí mi contribución particular al tema. Creo que uno de esos <líderes> a los que nos sometemos voluntariamente es el desarrollo tecnológico. Y resulta irónico que diga yo esto, siendo como soy ingeniero electrónico.
Si te animas a leer el libro te advierto que es bastante denso, como todos los de psicología y/o filosofía. Y puede poner todas tus creencias al revés. La verdad asusta. Pero si lo lees con un poco de escepticismo
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