Felices Dias Tio Sergio
Enviado por hannabannana • 11 de Septiembre de 2012 • 473 Palabras (2 Páginas) • 663 Visitas
primeros seis meses, pese a sus algo desarrolladas capacidades visuales. En esta etapa pre-espejística se encuentra, además, la fantasía o sueño fragmentarios que va creando el infante a raíz de las caricias, la voz y la manutención que ofrece la madre. La búsqueda de una felicidad más amplia y total aparece en la etapa ya propiamente espejística subsiguiente (de seis a dieciocho meses). Se alcanza así la etapa del espejo en la cual se establece el deseo por la unidad, encontrándose ésta en la imagen que el infante crea de sí mismo al "observar" mentalmente su propia imagen. Mas entiéndase que antes de este estadio (más bien proceso) la niña (o niño) se ha instalado como parte o extensión del cuerpo de la madre (el Orden Real, lo que queda fuera del Imaginario y del Simbólico y no se ha nombrado). Será más adelante que comience a ingresar plenamente en el Orden Imaginario que lo o la relaciona con el campo de la fantasía y las imágenes, a pesar de que su organismo desea permanecer apegado a la madre. Pero el emerger de su imago surge precisamente en el instante en que la madre se va distanciando del infante, razón por la cual éste se ve paulatinamente obligado a independizarse y a cobrar consciencia del no-yo y, por consecuencia, a construir una imagen del yo (recuérdese la metáfora del fort-da empleada por Freud). El arquetipo de esta fase es la del niño frente al espejo fascinado con su propia imagen como se plantea en el mito clásico de Narciso. De ahí que el Orden Imaginario se relacione con la fascinación visual, la conducta pre-verbal y el deseo de permanecer apegado al seno de la madre y la fantasía. El niño o niña, que ha sentido su cuerpo como parte de la felicidad materna, al reconocerse, comienza a ingresar en el orden del lenguaje y del símbolo. De ese estadio inicial pasará a acomodarse al lenguaje del Otro, obligado a reprimir el archivo de las significaciones placenteras adquiridas de su relación inicial con la madre. Esta última queda primordialmente vinculada, en ese sentido, al imaginario; el padre se relaciona más con el simbólico. Véase de Jacques Lacan, Escritos I y II, Siglo XXI Editores: México, 1971. Y también del mismo autor: Los escritos técnicos de Freud (Lacan: El Seminario), Ediciones Paidós, Buenos Aires, 1981. Para una exégesis del sicoanálisis lacaniano y sus ramificaciones véase el trabajo de Madan Sarup, Jacques Lacan, University of Toronto Press, 1992. También véanse los siguientes trabajos: Anika Lemaire, Jacques Lacan, Routledge and Kegan Paul, 1977; Carlos Guevara, El Edipo o la constitución de la subjetividad a través del lenguaje y la comunicación. Desde Lacan hasta Vygotsky, Río Piedras: Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 1989; Jonathan Scott Lee, Jacques Lacan, Amherst: The University of Massachusetts Press, 1990.
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