Flores En El Atico

Menuda sinopsis, ¿eh? Intentaré arrojar algo de luz sobre este asunto. Qué tal... qué tal si os digo que érase una vez una familia feliz, compuesta por un padre, una madre y cuatro hijos: Chris, Cathy, Carrie y Cory. Sin embargo, la vida de esta familia cambia radicalmente y los niños se verán obligados a sufrir, bueno, eso que leéis en la sinopsis. ¿Mejor ahora? ¿Que no? ¿Y qué tal si os digo que podéis prepararos para soportar uno de los libros más terribles y angustiosos que he tenido el gusto de leer en mi corta vida? ¿Ahora sí, no? Pues empecemos.

Flores en el ático lleva volviendo loca a la gente de mi Twitter desde que les sigo. Un par de veces al año lo releen, o se hacen con algún libro de la autora, y yo vuelvo a leer, curiosa, que dios mío qué turbio qué maravilla quiero morirme, todo ello oscurecido por la Gran Palabra que todos utilizan para referirse a esta novela. Una Gran Palabra que no mencionaré en la reseña. Por ello, podéis imaginar que tenía unas ganas terribles de hacerme con el libro y leerlo, aunque sin demasiadas esperanzas -no me fío de mí misma-. Y cuál fue mi sorpresa al ver que no solo me gustaba, sino que tenían toda la razón de este mundo calificándolo como lo calificaban. Y es que en este libro nos vamos a encontrar una historia que sobre todo destaca por su dureza y crueldad, y no solo esto, sino que me ha dejado, personalmente, hecha polvo. Cada una de las cosas que cuenta son terribles -se comprende que la gente estuviese escandalizada cuando salió, la verdad-, más aún teniendo en cuenta que estamos hablando de unos niños. Básicamente la trama es unos niños que se pasan un tiempo encerrados en una habitación sin posibilidad de salir, las razones, lo que hacen mientras tanto y sus sentimientos. Y está muy bien retratado y narrado, tanto que puedes sentir la desesperación, el miedo, el aburrimiento, la tensión, el odio y el amor que los cuatro personajes principales van a sentir, narrado todo esto por Cathy, la niña mayor y segunda en edad. Había leído reseñas que tachaban de cutre (sí, tal cual) la escritura de Andrews, pero será porque me ha ganado en cuanto a trama o por cualquier otra cosa que a mí me ha parecido perfecta para la ocasión. Las descripciones, los diálogos, las situaciones... son muy ajustados a la historia en sí, e incluso la calificaría de ligeramente poética.

¿Qué se hace con el tiempo cuando se tiene en superabundancia? ¿Dónde se ponen los ojos cuando ya se ha visto todo? ¿En qué dirección deben ir los pensamientos cuando el soñar despierto sólo sirve para crear problemas? (…) ¿Dónde estaba la felicidad? ¿Y los ayeres? ¿En los mañanas?

Los personajes son tan sumamente cercanos y realistas que enseguida les coges aprecio o lo que toque. Los niños pequeños son cargantes, claro está, pero imaginando la situación se les perdona. Y en cuanto a la relación que se va a dar

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