Fénix Cartonera

“FENIX CARTONERA”

“Lo que pensaban inservible, muerto, vano, renace desde sus cenizas con palabras de fuego en sus alas de cartón, para dirigirse a un pueblo y contagiarlo de su vigorosidad, destruyendo el rígido camino que se debía seguir”. BRYAN PASTAZ

Cual si fuera una metáfora y Latinoamérica representada por el cartón que va a ser reciclado, resurge desde los desechos del “tercer mundo”, para convertirse en la fuerza que alimenta los espíritus como lo son los libros cartoneros, directores de un nuevo destino. El sentir latinoamericano es cada vez más fuerte y el espíritu de los antepasados, sus creencias, sus costumbres, sus principios de colectividad todavía se encuentran latentes en la sangre de sus habitantes esperando ser liberadas.

De esta manera surgen las editoriales cartoneras que fueron establecidas por escritores, artistas y estudiantes de letras descontentos por el acceso que tenían al mercado editorial, “Dentro del sistema capitalista de libre mercado, que abre la posibilidad de colectivización de las metas y los propósitos de los que comparten el pensamiento colectivo, las editoriales cartoneras plantean la solidaridad” por consiguiente, no buscan fines de lucro, su principal objetivo es ayudar a la gente que trabaja haciendo estos textos, que en muchas ocasiones son reos o niños de la calle, no existe un líder de este movimiento, ni derechos autoría.

El derecho de autor aparece como uno de los derechos básicos de la persona en la Declaración Universal de los Derechos Humanos adoptada en 1948 por la Asamblea General de las Naciones Unidas. Se trata de la protección que el Estado ofrece a la actividad creadora de los artistas.

En estos tiempos el arte se ha convertido en algo materialista, es decir, simplemente son objetos comerciales que se exponen en una vitrina para ser comprados en algunos casos a artistas que solo lo hacen por dinero, como a sus representantes que no les importa el sentir del artista, sino que genere ganancias, tal es el caso de la música, y la pintura que ha sido un medio para publicitar al capitalismo.

«El valor del arte reside en su misma inutilidad», declaró el escritor estadounidense Paul Auster al recibir el premio Príncipe de Asturias en 2006, evento en el cual hizo un llamado de atención sobre el problema del valor en el mercado capitalista << ¿Acaso la falta de sentido práctico supone que los libros, los cuadros y los cuartetos de cuerda son una pura y simple pérdida de tiempo?». Para finalizar agrego «la creación de una obra de arte es lo que nos distingue de las demás criaturas que pueblan este planeta, y lo que nos define, en lo esencial, como seres humanos>> entonces como podremos dar valor a algo que da esencia a nuestra humanidad. Por consiguiente el arte no debería tener un valor, sino que debería ser simplemente algo que

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