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Enviado por vanssa • 5 de Septiembre de 2013 • 461 Palabras (2 Páginas) • 282 Visitas
PAN Y VINO:
-Yo soy el pan vivo bajado del cielo, el que come de este pan vivirá para siempre.
-damos gracias a Dios por el alimento que no perece que siempre nos alimenta y nos fortalece.
-Jesús quiso transformarlos en su cuerpo y en su sangre
-el pan y el vino alimento básico de la familia, estimula nuestra hambre y sed de Dios vivo, de Jesucristo el único que puede sostenernos para no recorrer como moribundos el camino cotidiano de la vida.
-Ese pan que es Cristo se parte y se reparte de corazón entre la familia y nos recuerda que debemos de aprender a repartir el pan terreno entre tantas familias que carecen de él.
LA LUZ:
-Cristo es la verdadera luz.
-la tarea que las familias han recibido en la vida es la de dejarse iluminar por la luz de Cristo y también la de ella misma, a su vez, luz para todas. Vosotros sois la luz del mundo.
LA PALABRA:
-la palabra de Dios es también eficaz: “tiene vida y poder, y penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta lo más intimo de la familia.
-así como la lluvia y la nieve bajan del cielo, empapan la tierra, la fecundan, la hacen germinar, y producen la semilla para sembrar y el pan para comer, así también la palabra que sale de dios no vuelve a mi sin producir efecto, si no que hacen lo que yo quiero y cumplen la orden que le doy
Pan y vino son fruto de nuestro trabajo personal y comunitario, y simbolizan las dimensiones más sencillas de nuestra vida diaria: nuestro trabajo, nuestro sustento y nuestra alegría. Con el pan y el vino va incluida la ofrenda de nuestra vida, de nuestro trabajo y de nuestro amor; nuestras penas, fatigas y alegrías van a ser recibidas por Dios de las manos del sacerdote y, como el pan y el vino, nuestro propio ser (cuerpo y alma) será también santificado y transformado con la presencia viva y real de Jesucristo Eucaristía
5.3. Damos gracias a Dios por el alimento que no perece. Que siempre nos alimenta y nos fortalece. Por el memorial que nos dejó de su pasión, muerte y resurrección.
.3. Finalmente, con el PAN Y EL VINO, traemos hasta el altar la MEDICINA que nos aporta fortaleza y seguridad en nuestra fe: LA EUCARISTIA. ¡Ayuda a nuestra fe, Señor!
5.3. Con el PAN Y EL VINO traemos las ofrendas más queridas a los ojos de Dios. Que nunca nos falte la Eucaristía para que, nuestra vista, sea curada por la fe, la Palabra y la Comunión del Cuerpo y Sangre de Cristo
Ofrecemos esta Luz :
Para que no olvidemos que cada cristiano, como Cristo debe ser sal y luz del mundo
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