Historia De Maria
Enviado por dlrodriguezc • 15 de Julio de 2014 • 5.518 Palabras (23 Páginas) • 162 Visitas
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LA HISTORIA DE MARIA
INTRODUCCION
El autor de esta obra “La Historia de María”, es empresario, administrador, consultor y
autor de temas de empresarialidad, ocupando diversos cargos y roles en organizaciones
dedicadas a promover el desarrollo empresarial.
Es consultor en temas de gestión del cambio, atención al cliente, trabajo en equipo,
liderazgo, emprendedorismo y planeamiento estratégico a nivel nacional e internacional.
En la obra, Nano Guerra García nos describe la creación de su propia empresa de
consultoría y capacitación de empresarios, destacando el aporte de María, una
emprendedora que llegó a su escuela para inspirar a él y a sus socios con sus reflexiones
sobreemprendedores e intraemprendedores, dejando en él y sus socios una huella
indeleble que los marcaría y los motivaría para sus futuros proyectos.
CAPITULO I
La historia comienza un 13 de mayo del año 2007, cuando el autor y sus socios inician un
segundo curso para hacer empresa (luego de que el primero fuera un fracaso), producto
del programa de televisión Somos Empresa iniciado meses atrás para difundir el espíritu
empresarial y contribuir con el desarrollo del Perú a través de la mejora de las empresas y
las personas que la conforman.
A raíz del éxito increíble del programa, Nano Guerra García y su equipo se vieron
abrumados por el interés despertado en gente de todas las regiones, razas o barrios
originando el inicio de un nuevo proyecto : La Escuela para
Empresarios, algo que no
existía en el país , un centro de entrenamiento en temas empresariales, directo y práctico,
con un enfoque de negocios y no académico, sin ofrecer títulos “A Nombre de la Nación”
que ya no interesan a nadie en un mundo que ya no es para los empleados.
Así crearon el “Centro de Entrenamiento Empresarial” (CEEM).
Para el primer curso que organizaron, se inscribieron 15 alumnos, asistiendo para el inicio
solo 13.
CAPITULO II
EL PARADIGMA E
Del grupo inicial de 13 alumnos, solo había una mujer, joven, mestiza, delgada y de rostro
suave y agradable y de actitud tímida: era María.
Se presentó y expuso su motivo de asistencia al curso: se había quedado sin trabajo y
quería capacitarse para tener su propio negocio y “no trabajar para otro, tal como decía
el Sr. Nano en su programa televisivo”.
La primera sesión se inicia con el análisis de “los paradigmas”, que son ideas, formas de
ver el mundo, una costumbre o creencia que permite ver la realidad e interpretarla.
Sin embargo el problema ocurre cuando el mundo cambia y seguimos viéndolo a través
de los paradigmas antiguos , uno de los cuales nos dice que debemos crecer, estudiar y
formarse con la esperanza de trabajar para alguien. Esto es, graduarse primero en el
Colegio, luego en la Universidad para así obtener un empleo en una empresa o mejor aún
en el Estado y trabajar allí toda la vida, sin preocuparse por el salario que llegaría a fin de
mes de todas maneras;
entregándose al empleador, para que este sea quien maneje
nuestra carrera y ascensos hasta el día de la esperada jubilación.
Bajo este esquema E (que viene de simplemente empleado), tranquilo, previsible y
protector, la responsabilidad era de la Empresa o del Estado y no de uno. Un esquema
cómodo y también adormecedor.
Pero los paradigmas por su misma naturaleza tienden a volverse inútiles y necesitan ser
reemplazados por otros y eso es lo que sucedió con este. Poco a poco comenzaron a
producirse las ventas y los cierres de las grandes empresas y la reducción del aparato
estatal, “dejando en la calle” a decenas de miles de personas que solo sabían hacer una
función en algún departamento de una organización, encontrándose de pronto
enfrentados y completamente desarmados a las exigencias de la calle que les pedía
comportarse de cualquier manera menos como empleados, porque la calle no paga
salarios fijos a fin de mes.
Ante esta situación apareció un nuevo concepto importante y mejor que el de pensar y
vivir como empleado de alguien, era lo que se llama el paradigma E . Este nuevo esquema
propone que uno debe ser el administrador de su propia carrera sin esperar que sea otro
(menos aún tu empleador) el que maneje tu vida laboral. Desde el punto de vista de la
empleabilidad como se ha denominado a este modelo, uno mismo es responsable de su
carrera laboral en un mundo de cambios permanentes.
Ser empleable entonces implica ser responsable de uno mismo (y
de los que uno
mantiene), a través de una actitud que implica preocuparse por su propia formación,
mantenerse en desarrollo constante estando o no empleado, trabajar para demostrar
logros en la carrera y preocuparse activamente por manejar la imagen personal y la
reputación laboral a fin de ser atractivo para el mercado laboral. Un esquema
definitivamente superior a comportarse como empleado.
El esquema de la empleabilidad empezaba a trasladar la responsabilidad a uno mismo,
pero aún faltaba algo.
Y ese algo ocurrió de pronto. La universidades empezaron a “darse cuenta” de que no nos
habían preparado para el mundo de los empleables y de que más bien solo formaban
empleados. Entonces llegó la oferta de la actualización a través de las maestrías,
diplomados, MBA, cursos de extensión universitaria, muchas veces terriblemente caros
que pretendían “reengancharte” para el nuevo mundo del empleo.
Bajo este esquema, muchos ejecutivos y trabajadores se recolocaron y otros vieron un
nuevo impulso en sus carreras dentro de la empresa o el estado. Pero luego vinieron de
nuevo los recortes y los downsizing o reducción de las empresas por los incrementos de la
competencia global con la consiguiente purga de las planillas, saliendo en primer lugar los
que tenían maestrías, doctorados etc., por ser “los más caros” , una situación ilógica pero
crudamente real. ¿Qué hacer entonces? ¿No formarse? ,¿No hacer maestrías o
doctorados? ¿Abandonar el intento de ser
empleables?.
Ante esta realidad, el paradigma de hoy (decimos hoy porque los paradigmas siempre
cambian y hay que estar atentos a todo lo que pasa), es definitivamente no comportarse
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