Historia De Viajes

CUENTO LITERATURA DE VIAJES

A causa de una discusión con mis padres salí de casa sin rumbo fijo un lunes a las 4 PM, sin saber para qué lado coger, después de analizar me fui para la iglesia, el padre gracias a que me conocía me dejo dormir en una esquina de la casa cural, me quede ahí 3 noches, después me dio pena y le dije al padre que iba a volver a la casa, pero no fue así, pensé que mis papas no me querían ver ni en pintura entonces salí en busca de algún destino a donde llegar, el jueves por la tarde me metí la mano al bolsillo y encontré 10 mil pesos, motivo por el cual me sentía el hombre más rico del mundo, siendo así enceguecido por la rabia con mis padres cogí un bus que iba directo a Manizales, el pasaje me valió 8 mil pesos, me quedaban dos mil para comer, pero me aguante el hambre. Eran ya las 6PM mientras el bus iba por caldas ya saliendo de Medellín me arrepentí y me baje, no sabía dónde estaba parado, solo pensaba en que había “votado 8mil pesos” que me podían servir, también pensaba en mi familia, y me hacía varias preguntas, ¿Cómo estarán? ¿Les estaré haciendo falta?, infinidad de preguntas que me llevaron a reaccionar y me dieron ganas de volver a casa a hablar con ellos, pero había principalmente dos problemas, primero ya eran las 8:30PM y segundo ni tenia plata para la flota y a esa hora ya no pasaba bus para Medellín.

Siendo así busque un lugar donde dormir, caminando por este pueblo encontré una cafetería con un techo y con una baldosa muy cómoda, allí me acosté y poco a poco me fui quedando dormido, pero no fue sino dormirme para que empezara la real pesadilla, al cabo de 30minutos de haberme dormido empecé a escuchar voces a mi alrededor, de varios hombres, alarmado por esto empecé a orar en silencio, lastimosamente mis oraciones no fueron lo suficientemente poderosas para que no me pasara nada, de un momento a otro sentí una patada en mi estómago, de repente me pare dispuesto a pegarle a los que fueron, pero estos instintos de héroe solo me duraron segundos que no servían.

Eran siete habitantes de la calle (Gamines) con navajas y con pegante en la mano, estos buscaban que yo les respetara “su casa” o de otra manera su techo, eran los siete gamines que siempre habían dormido en esa cafetería, ya eran las 10:30PM, y no había tenido ni un solo segundo de paz en todo ese día, después de darles un montón de explicaciones y de pedirles “permiso” para que me dejaran dormir allí, pero estos malgeniados me pegaron hasta estar casi que inconsciente y no contentos con esto me hirieron con una de esas navajas oxidadas.

Herido y golpeado hasta mas no poder me fui caminando buscando otro refugio, pero una señora ya de edad vio cuando me estaban pegando y me llamo, esta me ofreció quedarme por esa noche en su casa, sin pensarlo dos veces le dije entusiasmado que sí, era la mejor mansión a ladrillo sin fachada que había visto

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