Interpretacion del Cuento El Medico de los Muertos de Julio Garmendia
Enviado por BELKISCPG • 20 de Octubre de 2020 • Resumen • 348 Palabras (2 Páginas) • 5.113 Visitas
El cuento del escritor Julio Garmendia comienza con una reunión de los muertos del cementerio donde buscan solucionar el problema que para ellos representa el hecho de que el antiguo campo santo haya ido desapareciendo con el pasar de los años. Esto se debía a que las ciudades crecían y los espacios de los cementerios fueron ocupados por centros urbanos, las ciudades crecieron y con ellas el bullicio que no dejaba descansar a los muertos, fue eso lo que los hizo salir de sus tumbas después de muchos años.
Acuerdan buscar al celador del Cementerio para exponerle sus quejas y es cuando caen en cuenta de que el Campo Santo no es ya aquel lugar donde fueron enterrados para su descanso eterno, era un lugar abandonado, clausurado desde que el celador falleciera.
Es el celador, quien ya era uno de los muertos quien les hace saber que hay un doctor allí enterrado y deciden llamarlo, —Nos dará algo para dormir, tal vez —insinuó uno de ellos.
Cuando llega el Doctor a examinar a uno que se fingió enfermo como pretexto para llamarlo a esas horas, el Doctor hace el curioso diagnostico
—¿No siente nada? ¡Pudiera ser! —dijo el doctor—. Pero usted presenta síntomas… síntomas alarmantes… síntomas inequívocos… en una palabra, ¡síntomas de vida!.
Con estas palabras, el Doctor de los Muertos comienza a hacer una reflexión de la vida y la muerte.
-Cuando estaba vivo luchaba contra la muerte, y el desaliento lo llevo a aspirar morir cuando no encontraba sentido a su existencia, sin embargo estando allí percibe que la vida comienza cada día y sigue creciendo invencible fuera y dentro de nosotros, y es esa vida lo que para los muertos se convierte en un mal incurable que los acosa.
-Era ya muy tarde, y los mil ruidos que venían de la ciudad habían cesado por completo. De modo que los muertos se olvidaron del motivo mismo de su salida, y todos se fueron a resguardar en sus tumbas.
Cierra diciendo el autor: - Para los muertos no hay un descanso eterno, - ¡Momentánea pausa apenas! ¡Efímero intermedio
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