Intocable

Críticas: Intocable

BORJA JIMÉNEZ 17 MARZO, 2012 4

Hay películas densas, con muchos matices y que tocan muchos puntos susceptibles de ser discutidos; otras películas desprenden tanto talento artístico y de recursos técnicos y humanos que merecen un verdadero estudio, diseccionando cada detalle. Luego, hay películas como ‘Intocable‘, con las que, simplemente, te apetece hablar de ellas, sin hablar de nada en concreto, intentando que no se rompa la magia surgida en la sala del cine, un lugar extraordinario donde, a veces, ocurren cosas maravillosas.

Hacía mucho tiempo que no escuchaba tantas carcajadas en una sala de cine, y sobre todo, risas tan sinceras, ante una película que no busca el humor absurdo, ni obsceno. Una comedia inteligente, con multitud de referencias culturales -principalmente musicales, pero también pictóricas, históricas, etc- algunas universales y fáciles de captar para el gran público, como por ejemplo la referencia a Hitler, en una secuencia tan sencilla como maravillosa; y otras que requieren cierta cultura general.

‘Intocable‘ no inventa nada nuevo, ni siquiera la historia, basada en la vida de Philippe Pozzo di Borgo, tetrapléjico, y su cuidador Abdel Yasmin Sellou. Sobre esta historia ya existe un documental (À la vie, à la mort) y un libro, escrito por el propio Philippe (Le second souffle). Además, su excelente relación con los directores de la película, Olivier Nakache y Eric Toledano, ha servido para enriquecer aún más el guión, con anécdotas y situaciones realmente cómicas, haciendo valer el dicho de que “la realidad siempre supera a la ficción”. La historia es lineal y previsible, pero no importa lo más mínimo, porque disfrutas cada momento, cada escena, y cada “trampa” del guión.

Es demasiado sencillo quedarse con lo obvio, la discapacidad o la integración social. La película toca temas como la importancia de la cultura, las expectativas ante la vida o, de lo que se trata realmente en el film, la relación de amistad que se establece entre dos personas, que son lo que necesitaban cada uno del otro, en ese momento de sus vidas.

Un film que no se entiende sin sus protagonistas, François Cluzet y, sobre todo, Omar Sy. Impresionante la actuación de este actor, que desprende verdadero carisma. Un actor muy expresivo, y con una sonrisa clara y limpia, contagiosa. No se queda atrás Cluzet, en un papel muy complicado, que requiere muchísima preparación, pero menos vistoso que el de Sy.

Sorprende el humor negro y ácido que tiene la película, el mayor acierto de todos. Sin banalizar en ningún momento la importancia de lo que se está tratando, aunque solventando algunas cuestiones demasiado a la ligera (la subtrama del adolescente que se está empezando a involucrar con el mundo de las drogas), se

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