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Jose Maria Arguedas


Enviado por   •  9 de Mayo de 2012  •  1.748 Palabras (7 Páginas)  •  670 Visitas

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JOSÉ MARÍA ARGUEDAS, FESTIVAL DE DANZAS “TODAS LAS SANGRES”

Las danzas y la memoria

La música y las danzas son parte esencial de la cultura. Su conservación y proyección en el tiempo dependen de muchos factores, pero es determinante, los corredores económicos que cambian continuamente, debido a que la economía dinamiza el desarrollo de los pueblos. Así, no cabe duda que Huancané es ahora otro pueblo, tiene las mismas como otras danzas, pero históricamente sigue siendo el mismo conglomerado humano hispano, quechua, aymara.

“Arguedas es el escritor de los encuentros y desencuentros de todas las razas, de todas las lenguas y de todas las patrias del Perú. Pero no es un testigo pasivo, no se limita a fotografiar y a describir, toma partido.”

Su vida y su creación se nutrieron de su tierra y del pueblo peruano, especialmente de campesinos, artesanos, músicas y artistas populares. “Recorrí los campos e hice las faenas de los campesinos bajo el infinito amparo de los comuneros quechuas”, contaba.

Hay cuatro danzas que he visto en mi niñez en Huancané, hacia los años 50 del siglo pasado y que han dejado en mi memoria personal, una huella muy profunda. El baile los villancicos en Navidad llamado Chulluchullus (1), Los Tucumanos (2), Los puli pulis (3) y Celebración de la Santísima Fiesta de la Cruz (4). Durante muchos años, no comprendí el significado de cada una de estas formas de celebrar la vida y la esperanza, de la agonía humana y la resurrección, de la muerte que otorga la viva para volver a vivir de otra manera, en un mundo que cada día cambia vertiginosamente.

Los guías de los chulluchullus, después adorar al niño Manuelito, se reunían para “desafiarse” a zurriagazos delante de los niños que bailábamos en parejas de treinta o más. Al guía del centro le daban “simbólicamente” muchos zurriagazos y empezaba a agonizar. En eso, de repente arrancaba la música de pinquillos y “cajas”. El guía se reincorporaba, “resucitaba” y todos los niños otra vez, volvíamos a bailar con más alegría y pasión que antes.

Ver a los tucumanos, bailarines que llegaban desde Salta y Tucumán (Argentina), era realmente admirable. El sol estallaba en sus espuelas de oro y plata. La música ejecutada con bandurrias, guitarras y panderetas era asombrosamente disfrutada por el pueblo. Pero los pasos de jinetes ataviados con pantalones, sacos y sombreros de cuero, con rearas y sonajas atraía mucho más a los transeúntes. Yo los he visto bailar en la plaza y calles de Huancané, Cojata y Rosaspata y quizá, hayan sido los últimos tucumanos del siglo pasado.

Los puli pulis llegaban del campo, después de la Misa del Gloria, tocaban y bailaban en honor a sus waq’as (5). Eran o son los ángeles que adoran a Jesucristo resucitado y también visitaban a las representaciones vivas de sus ancestros. Confieso que no entendía esa otra racionalidad religiosa y cultural. En la Fiesta de la Cruz, bailé, canté y lloré muchas veces a la bajada del cerro Calvario. Pero toda esa manifestación de la religiosidad andina y cristina, fue difícil procesar para entender esa realidad maravillosa con distintas dimensiones cósmicas y cosmogónicas. Hasta que finalmente obtuve las respuestas a cada una de estas interrogantes, leyendo a varios autores conocedores del tema, no obstante, no fue nada fácil. Hasta que sucedieron los siguientes hechos.

Cuando leí La agonía de Rasu-Ñiti (6) de José María Arguedas, recién entendí por qué los guías del chulluchullu agonizan y resucitan para revivir y de nuevo bailar magistralmente. Se trata de una renovación dialéctica andina de la vida. Es el comienzo de una nueva existencia y por tanto, es preciso también bailar hasta que amanezca el nuevo día. En síntesis, ese hecho, viene a ser una nueva forma de la esperanza humana. Después de leer a Gamaliel Churata entendí por fin, el significado de los puli pulis. Bailan los ángeles para ser aceptados, pero en el fondo mantienen una racionalidad andina de renovación de la vida a través de las waq’as , bailan para que la pachamama siga siendo pródiga.

El Tunupa.

Hay otras danzas que también han desaparecido, han dado paso a las llamadas modernas y se caracterizan por lo real maravilloso del vestuario, la música y el movimiento. La explicación parece estar en la nueva dinámica económica del altiplano peruano, tiene que ver con el sistema de transporte y los medios de comunicación. Los jóvenes migrantes no quieren bailar las danzas de sus ancestros, prefieren las que tienen mayor sensualidad, con más atracción mágica de los colores y sobre todo, porque les permite exhibirse con más facilidad.

Sin embargo, pese a los cambios sociales y danzas que desaparecen, permanecen y cambian, la tradición se conserva porque es parte de la memoria social, de lo que se llama ahora el imaginario. De modo que el gran desafío para las ciencias sociales, es ahora interpretar adecuada y oportunamente, los signos mayores de una cultura en permanente proceso de cambio.

Arguedas "hubiera querido abolir las injusticias sin privar al indio de esa cultura hecha de conservación de lo tradicional y transformación de lo foráneo, en la que veía la mejor prueba de su fuerza creativa y de su voluntad de resistencia. Era en suma el carácter 'arcaico', 'bárbaro' de la realidad india – lo tradicional y lo metabolizado de la cultura de Occidente – lo que Arguedas amaba y con lo que se sentía profundamente solidario..."

De niño quise ser un guía de los chuchullullus para dirigir la comparsa a la que pertenecía. Habían tres agrupaciones: Phaxcha, Centro y Taparaqe (9). Nunca pude llegar a ser un dirigente de los chulluchullus del Centro y ahora es demasiado tarde. Quizá ese deseo haya sido siempre, sin embargo, un estímulo para escribir

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