Juan Casalo
peligrini25 de Noviembre de 2014
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Presentación
El humanismo se define como “... un movimiento que intentó liberar al hombre, mediante el descubrimiento de los valores morales e intelectuales encerrados en la literatura grecolatina y su adaptación a las nuevas necesidades del tiempo...” se desarrolla básicamente en Italia y luego se difunde por el resto de Europa, causando una transformación del paradigma contemporáneo a la época.
El presente informe, tiene por objetivo general, realizar una investigación de la región en donde se inicio este movimiento, considerando los aspectos fundamentales que permitieron la difusión del humanismo, que entre otros fueron: su influencia en filósofos, escritores, escultores y pintores; su difusión a través de universidades y la imprenta; además de haberse desarrollado en las principales ciudades comerciales e industriales, lo que permitió una mayor cobertura de difusión.
Los objetivos específicos de este informe que nos permitirán dar cuenta del objetivo general son a considerar: principales representantes del humanismo, la relación que se hace con el Renacimiento, y los principales centros de difusión humanista.
En necesario aclarar si, que al hablar de Renacimiento, este adquiere una manifestación cultural, una concepción de la vida y de la realidad, que impregna el arte, las letras, las ciencias y las costumbres, por tanto tiene limitaciones sociales y geográficas; en cambio el término Humanismo se aplica al movimiento cultural estrictamente hablado, al núcleo de ideas, sentimientos y valores estéticos que se manifiesta primeramente en Italia, que es donde se centra nuestro informe, en el siglo XV y alcanza su punto de madurez en la primera mitad del XVI.
Lo que conservan en común es la apelación a la autenticidad filológica de las fuentes clásicas, como base para sus construcciones culturales.
1. - Una Concepción del Renacimiento y su relación con el Humanismo.
La acepción Renacimiento no se acota solo a muestras eruditas, literarias y artísticas, sino que abraza como cualquier otro periodo histórico, los múltiples aspectos de la vida, no todos ellos coherentes ni igualmente brillantes.
Entre 1350 y 1550 en la sociedad europea occidental se conoció y vivió una auténtica revolución espiritual, una crisis de perfiles muy inteligibles y nítidos en todos los órdenes de la vida; una profunda transformación del conjunto de los valores económicos, políticos, sociales, filosóficos, religiosos y estéticos que habían constituido la vieja civilización medieval, aquella que había sido caracterizada y definida con un cierto desdén, como la edad de las tinieblas.
El Renacimiento es una época de ruptura con el oscurantismo medieval, un período de renovación del arte y de las letras, de recuperación y de acercamiento a los clásicos, de restauración de la Antigüedad, de un uso novedoso de la razón en todos los campos del saber. Asimismo, el período se caracteriza por la aparición de un fuerte proceso de secularización de la vida política y por la presencia de una nueva escuela de pensamiento, el Humanismo, que surgió como el principal difusor de este movimiento de revalorización y depuración de las obras clásicas.
El italiano Eugenio Garin señala que el termino Renacimiento solo adquiere una significación adecuada en el terreno de la cultura: Es antetodo una manifestación cultural, una concepción de la vida y de la realidad, que impregna las artes, las letras las ciencias y las costumbres.
La acepción Renacimiento para la época de los siglos XIV a XVI protagonizada por los grandes humanistas, no existía en si, aunque encontramos el vocablo renacer en los escritos de Vasari. En su obra "Vida de grandes pintores, escultores y arquitectos" (1550), habla ya de progresos del Renacimiento de las artes desde el siglo XIII, cuando los artistas toscanos comenzaron a imitar obras de la Antigüedad clásica grecorromana. Por los mismos años, el humanista Giovio indicaba que, en tiempos de Bocaccio las letras podían considerarse renacidas. Todos los autores citados utilizan el término renacer, pero ¿qué entendían realmente por renacimiento, renovación o resurrección?.
En cuanto al termino “Humanismo”, este se aplica al movimiento cultural conformado por un núcleo de ideas sentimientos y valores estéticos que se manifiestan primeramente en Italia durante el siglo XV y alcanza su mayor apogeo al principio del siglo XVI. El término deviene del vocablo latín “humanitas”, palabra que engloba de mejor forma a este movimiento que exalta la grandeza del hombre y su capacidad racional. Aunque el término Humanismo ha sido, empleado para denominar toda doctrina que defienda como principio fundamental el respeto a la persona humana, la palabra tiene una significación histórica indudable. Humanismo fue uno de los conceptos creados por los historiadores del siglo XIX para referirse a la revalorización, la investigación y la interpretación que de los clásicos de la Antigüedad hicieron algunos escritores desde finales del siglo XIV hasta el primer tercio del siglo XVI. En realidad, fue la voz latina "humanista", empleada por primera vez en Italia a fines del siglo XV para designar a un profesor de lenguas clásicas, la que dio origen al nombre de un movimiento que no sólo fue pedagógico, literario, estético, filosófico y religioso, sino que se convirtió en un modo de pensar y de vivir vertebrado en torno a una idea principal: en el centro del Universo está el hombre, imagen de Dios, criatura privilegiada, digna sobre todas las cosas de la Tierra. El humanista comenzó siendo, en efecto, un profesor de humanidades, es decir, de aquellas disciplinas académicas que constituían el programa educativo formulado idealmente por Leonardo Bruni. Su propósito consistía en formar a los alumnos para una vida de servicio activo a la comunidad civil, proporcionándoles una base amplia y sólida de conocimientos, principios éticos y capacidad de expresión escrita y hablada. Su preocupación por los problemas morales y políticos le obligó a adoptar también posiciones humanistas, en el sentido de que nada de lo humano le sería ajeno. El Humanismo no apareció de una forma brusca, sus orígenes son complejos y la cronología de su nacimiento parece imprecisa. En el norte de Italia, durante la segunda mitad del siglo XIII ya se advierten señales anunciadoras, por ello su herencia es medieval ya que el interés de los abogados por el valor práctico de la retórica latina, el uso cada vez más apreciado del Derecho Romano, de la filosofía y de la ciencia aristotélica por teólogos y profesores, y el encuentro literario con los clásicos de la Antigüedad, son pruebas suficientes de los cambios que se estaban produciendo en los círculos intelectuales prehumanistas por aquellas fechas.
Las relaciones entre humanismo y Renacimiento se presentan bajo el aspecto de una polémica: mientras que el humanismo se caracterizará por el retorno a la sabiduría clásica, en el marco de una preocupación fundamentalmente de signo filológico y teológico, el Renacimiento lo hará como impulsor del desarrollo de la ciencia. Así, el Renacimiento, sin renunciar a los temas básicos del humanismo, le superará, al desligar tales temas de la perspectiva teológica y enlazarlos con el pensamiento científico.
2. - El Humanismo
Dentro del contexto anteriormente descrito surge el humanismo, el cual es un movimiento desarrollado en Europa desde el siglo XVI que rompió con las tradiciones escolásticas medievales y exaltó las cualidades humanas, por lo que comenzó a dar sentido racional a la vida. Es decir, se pone énfasis en la responsabilidad del propio hombre para darle sentido a su vida, sin recurrir a la existencia de un mundo trascendental o un dios y como consecuencia se considera al hombre como centro y medida de todas las cosas que vendría siendo un pensamiento antropocentrista.
Desde un punto de vista filosófico el humanismo es una actitud que hace hincapié en la dignidad y el valor de la persona ya que uno de sus principios básicos es que las personas son seres racionales que poseen en si mismas capacidad para hallar la verdad y practicar el bien.
El término humanismo se utiliza también con gran frecuencia para describir el movimiento literario y cultural, ya que una persona que se dedica al estudio de las letras y las artes es considerado un humanista. Este renacimiento de los estudios griegos y romanos subrayaba el valor que tiene lo clásico por sí mismo, mas que por su importancia en el marco del cristianismo.
La recopilación y traducción de manuscritos clásicos se generalizó, de modo muy significativo, entre el alto clero y la nobleza pues la invención de la imprenta, a mediados del siglo XV, otorgó un nuevo impulso al humanismo mediante la difusión de ediciones de los clásicos. Aunque en Italia el humanismo se desarrolló sobre todo en campos como la literatura y el arte, en Europa central, donde fue introducido por los estudiosos alemanes, el movimiento penetró en ámbitos como la teología y la educación.
Una característica muy notable del humanismo es que en vez de valorar el conocimiento en función de la realidad, lo hace, por su utilidad o educación. Humanistas y pragmatistas confunden la verdad con la utilidad, por esta razón, el conocimiento conserva para ellos un valor instrumental. Es innegable que no hay un momento de la vida intelectual que no obedezca a un fin, y que todo fin debe estar en relación con la naturaleza humana, pero los fines humanos forman series complejas subordínales a un sistema cultural, que es la plena realización del ideal humano.
Este movimiento va a traer aparejado un cambio de actitud que llevará a los europeos
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