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Juventud En Extasis


Enviado por   •  14 de Febrero de 2014  •  13.500 Palabras (54 Páginas)  •  294 Visitas

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JUVENTUD EN EXTASIS II

Era un tarde como otra cualquiera. El coche de mi hija Citlalli estaba descompuesto, así que me retire de mi negocio temprano para pasar a recogerla a la universidad. Estacioné el auto cerca y, mientras esperaba, observe la salida de los alumnos.

Citlalli apareció. Toque el claxon y la salude con la mano. Cruzo la calle con un paso elegante y seguro. Se parecía mucho a Dhamar cuando tenia su edad.

Arranque y comencé a conducir muy despacio camino a casa.

Repentinamente una motocicleta nos rebaso a toda velocidad. Sobre ella, apretujados, el galán y las dos jovencitas.

-¡son compañeras de mi salón! – comento asombrada Citlalli.

-¿y el muchacho?

-nunca lo había visto.

-así son algunas chicas de la facultad…-murmuro apenada- .es posible, que incluso, ellas llevaran la iniciativa. Me entristeció darme cuenta de mi ingenuidad al querer que mi hija se mantuviera lejos de ese medio. No me asustaba, pero tal parecía que nada sirvió haberme esforzado procurarle los mejores ambientes y colegios.

-papá ayúdame a estudiar tu libro. Me lo diste cuando tenía quince años y tal vez he pasado por alto muchas cosas –bajo la voz con angustia- ¿como te explicare? Yo…te quiero mucho…-me siento muy honrada de que hayas escrito todo eso para mí, pero…tengo miedo de decepcionarte.

Los ojos de mi hija se llenaron de lágrimas. Permaneció callada. Tome su mano.

Ella había terminado un largo noviazgo pocos días atrás.

-¿tu crees…Que una mujer ya no vale nada cuando pierde la virginidad?

-¿Por qué la pregunta?

-no…por nada…simple curiosidad.

-¿Por qué terminaste con tu novio?

-bueno…en realidad deje de interesarle…creo que yo tuve la culpa.

-En nuestro libro hay elementos suficientes para que los jóvenes decidan bien- le dije -. Solo necesitan estudiarlo y enriquecerlo un poco por si mismo.

-Es verdad, pero pocos lo hacen. Y quienes lo hacemos necesitamos profundizar en los temas. Yo en lo personal lo necesito. También mis compañeros. ¡Somos estudiantes de segundo año de medicina!, pero, ¿sabias que Sonia, una de las chicas que vimos en la motocicleta, ya estuvo embarazada una vez y abortó…?.

-A ver, aclárame las cosas. ¿Por qué dices que tú en lo personal necesitas un seminario sobre el libro? ¿Por qué preguntaste si una mujer no vale cuando pierde la virginidad? ¿Por qué supones que dejaste de interesarle a Juan Carlos y que la culpa fue tuya?

Dhamar salio a recibirnos. Nos saludo cariñosamente y noto de inmediato que algo andaba mal con nuestra hija. Citlalli se dirigió a grandes pasos a su habitación.

Dhamar se encerró con su hija a conversar. Yo estaba preocupado. Era obvio que Citlalli enfrentaba algún problema relacionado con su sexualidad y que no tenía la confianza para compartírmelo. Después de esperar más de una hora sentí coraje conmigo mismo. Había dedicado muchos años al estudio de la conducta humana y a la capacitación, pero ahora me faltaba lo más elemental: comunicación con mi propia hija… siempre me había costado trabajo acercarme a ella. Desde que era una bebe, los cánones establecidos me obligaron hacerme a un lado.

Fui a mi archivo busque una hoja que redacté para Citlalli a los pocos días de su nacimiento. Escribí al final una sola frase. Después toque la puerta de su habitación. Dhamar abrió.

-Ya conocen esta carta – le dije -. léanla de nuevo. Estoy aquí fuera esperando.

La frase que garabatee en la hoja decía:

“por favor, déjenme participar.”

Hija:

Eres un bebe, un bebe muy pequeño tienes apenas diez días de nacido fuiste prematuro, así que eres mas pequeña que los bebes normales, pero yo se que crecerás y serás el mayor orgullo de mi vida.

Estoy a solas contigo en mi habitación. No lo sabes como pero estoy aquí, atento a cada movimiento tuyo.

Quiero escribirte porque de algún modo tengo que desahogarme de esta emoción tan fuerte que últimamente e sentido que me daña.

A veces te hablo, te digo con reservas todo lo que te amo. La euforia me inunda y entonces bajo la cabeza para besar tus piecitos y mirarte largamente.

Apenas me encierro para disfrutarte, entra mi esposa o mi suegra y comienza a hablarte como si fueras tonta y hacerte ruiditos nasales o cantos absurdos. No se porque me molesta tanto que te traten así. Siento tantos celos de la gente que viene a verte, que te habla boberías, que te da de comer y que me aparta como si fuera el hombre inútil que no sabe como tratar a un bebe.

Citlalli, cuando te vi por primera vez sentí miedo, sentí la obligación de trabajar más fuerte, de esforzarme para darte lo mejor. Ahora, todo lo que pienso hago o digo las veinte cuatro horas del día, bien o mal, es para ti. Quiero decirte que has cambiado mi vida, que te esperé siempre, que soy el hombre mas feliz de la tierra por que estas aquí, conmigo, en esta habitación. Mi vida, que no me importa que sea las dos de la madrugada, que disfruto y te gozo aun dormida.

Por primera vez siento la extraordinaria bendición de ser padre…

A los pocos minutos salio Dhamar. Me encontró sentado en la cocina.

-Citlalli quiere hablar contigo.

-¿Esta bien?

Entre a la habitación de mi hija y, apenas me vio, se echo en mis brazos llorando.

-Papá, perdóname…

-¿Qué pasa?

-Por las noches miro el libro que escribiste y siento que se burlan de mi. Tu sabes que Juan Carlos y yo teníamos planes de casarnos…el era detallista y romántico…hasta que…- se detuvo.

-¿Tuviste relaciones sexuales con el?

-Si…

Mi sistema nervioso se desconecto por unos segundos y sentí que el tiempo se detenía.

La tome de los hombros. Por algunos segundos no hablamos.

-Te amo, hija

-¿todavía?

-por supuesto…

Nos abrazamos muy fuerte.

Al día siguiente, mientras intentaba concentrarme en el trabajo de la oficina, llego la siguiente envestida del tifón.

Mi secretaria llamo por el intercomunicador con voz tensa:

-Señor Alvear, le llama su hija por teléfono.

-¿Es urgente?

-Si, eso parece.

Apreté el botón de la línea.

-¿Citlalli?

-que bueno que te encontré. Papá necesito que vengas a la escuela.

Maneje con rapidez. Al llegar a la universidad me di cuenta de que mis sospechas eran reales. Y dos pipas de bomberos estaban frente al edificio. Varios policías que desviaban el tráfico. Citlalli, de pie en el rincón, le hablaba a una chica que se encontraba sentada con la cabeza hundida.

-Hija – me abrazo – ¿Qué pasa?

-Alguien arrojo una bomba

...

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