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LENGUAJE, LENGUA Y HABLA: SIGNOS Y SU IMPORTANCIA EN LA COTIDIANIDAD


Enviado por   •  15 de Noviembre de 2015  •  Resumen  •  2.810 Palabras (12 Páginas)  •  3.599 Visitas

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  1. LENGUAJE, LENGUA Y HABLA

  1. SIGNOS Y SU IMPORTANCIA EN LA COTIDIANIDAD

Los signos, pies, son indispensables para toda persona. Es por esta trascendencia que la presente unidad, que se ocupa del lenguaje, la lengua y el habla, comienza haciendo énfasis en el uso incesante de los signos, tan arraigados a la cotidianidad de los individuos que resulta inimaginable la realidad sin ellos. Sin embargo, es poco común que las personas se detengan a pensar en todo lo que los signos aportan a su vida, así como el enorme trabajo que implica aprenderlos y dominarlos.

  1. SIGNOS Y SU IMPORTANCIA EN LA COTIDIANIDA

Para el teórico Louis Hjemslev, lingüista danés, el signo se caracteriza por “ser signo de alguna otra cosa” (de ahí que cada signo tenga sus propias funciones) “funciona, designa, denota”; es, pues “portador de una significación”.        

Hjemslev aborda con agudeza y exactitud: el signo no es la cosa, no es la persona, no es lo que representa; funciona, justamente, representando a ese objeto, ese ser, al grupo de emociones que se intenta manifestar; sirve para dar forma y sustancia a las ideas.

Se conoce como arbitrariedad del signo lingüístico: entre el significante, por ejemplo el vocablo “grieta”, y el significado, aquello que el usuario de la lengua ubica como una fisura en el suelo, no existe una conexión natural.

¿Por qué se hace la distinción entre signo lingüístico y palabra, si dadas las explicaciones previas parecería que ambos conceptos son similares o idénticos? La solución de este planteamiento puede ser encontrada si se consulta a Helena Beristáin. Su perspectiva de análisis permite apreciar y entender las estructuras gramaticales con sencillez y coherencia, lo mismo en sus partes más amplias que en los elementos más pequeños. Esta investigadora emérita de la UNAM define la palabra como “la mínima unidad lingüística separada”.

Las palabras ocuparían un lugar intermedio en una estructura en la que se identifican las siguientes partes:

  1. El discurso. Es resultado del habla y “está conformado por la sucesión de sintagmas cuya relación produce la coherencia lógica del mensaje”.
  2. El sintagma. En palabras de Beristáin, se trata de la “cadena lineal, horizontal de palabras articuladas”.
  3. La palabra. Beristáin la define como “mínima unidad lingüística separada”6 de otras unidades. Dentro de la cadena que señala la investigadora es fácil de distinguir, pues la limitan los espacios en blanco en un escrito.
  4. Morfemas. Aunque se ha señalado, tomando como eje a Beristáin, quien explica que las palabras constituyen el mínimo elemento que conforma la cadena sintagmática, es importante subrayar que éstas también tienen sus elementos constituyentes o unidades mínimas significativas: los morfemas. Éstos dan forma a cada palabra y también determinan el significado. Por ejemplo, en la palabra: “ancianos” se identifican tres morfemas; el primero, que abarca el segmento ancian- permite identificar la idea principal y se denomina morfema lexical o lexema. El segundo, evidente en la vocal “o”. indica género: masculino, y se le conoce como lexema gramatical o gramema, y el tercero, es un gramema que indica número y se representa con la letra “s”.[pic 1]

        

[pic 2]

Las palabras pueden analizarse en partes, las cuales, como aquéllas, son a su vez portadoras de significados, raíces, elementos derivacionales, elementos flexionales.

  1. LENGUAJE, LENGUA Y HABLA

Helena Beristáin propone que el lenguaje es la “capacidad humana para comunicarse simbólicamente”. Esta cualidad propia de los seres humanos implica que en la adquisición de las habilidades y los modos correctos para seleccionar, articular y combinar los distintos signos lingüísticos que conforman la lengua, es necesario que el hombre socialice, aprenda, rectifique y practique las veces necesarias hasta que las estructuras gramaticales sean precisas y obedezcan a las reglas establecidas.

A su vez con este concepto surge una lengua, es decir, signos con los que la comunicación humana se hace posible en un acto concreto e individual conocido como “habla”.

Charles Bally, quien establece que: “las operaciones del lenguaje suponen una inteligencia colectiva; ese consenso es un sello propio de una comunidad lingüística”, ya que los usos de signos lingüísticos requieren un conocimiento que sólo se obtiene mediante la socialización.

Retomando a Helena Beristáin, ésta es un “sistema”, es decir, “un conjunto ordenadamente interrelacionado de signos lingüísticos”. En tanto que sistema, los usuarios eligen y articulan los signos (en dos operaciones cuasi simultáneas que se denominan “paradigma” y “sintagma”) conforme a una serie de reglas.

  1. PARADIGMA Y SINTAGMA

Para la investigadora Helena Beristáin, el paradigma es una “clase de signos que se constituye por su relación de analogía o de oposición morfológica”. Para trasladar la anterior definición a un caso práctico, la persona no grita “niño”, ni “niñito”, ni “niñita”. Para estructurar la palabra correcta, el hablante, en una operación mental, escoge de entre todas las posibilidades el signo lingüístico que, articulado con exactitud, es congruente con aquello a lo que representa: “niñ-a”.

Por otro lado, el sintagma lo describe como “la combinación, en la cadena del habla, de unidades lingüísticas“; estas unidades, son “palabras hechas de morfemas, frases, hechas de palabras y oraciones, hechas de frases”.

  1. ORACIÓN Y ENUNCIADO

Un enunciado puede ser una palabra o una frase. Beristáin advierte que hay diversos enfoques que apuntan hacia enunciados bimembres, sin embargo, para fines de un análisis primario, se tomará partido por lo que lo que la propia investigadora señala: un enunciado no necesariamente equivale a una oración.

  1. FUNCIONES DEL LENGUAJE

  1.          Función referencial o informativa

Deacuerdo con Roman Jakobson, investigador de la lengua perteneciente al llamado Círculo de Praga, el hablante transmite contenidos emotivos al producir signos indicadores de primera persona. Pero los hablantes no son los únicos que apelan a palabras que reflejan emociones propias y que, a su vez, son elegidas para producir un efecto en el destinatario.

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