La Aventura De Ser Joven En Mi Estado

LA AVENTURA DE SER JOVEN EN MI ESTADO

La aventura de un joven puede ser representada como un conglomerado de fuertes vivencias, miedos, expectativas, proyectos, posibilidades de crecimiento o de estancamiento y elecciones personales, como el pasar de un niño entre el bosque, que al llegar a la oscuridad regresa temeroso en busca de la luz. Pero en ocasiones es necesario hacer a un lado el miedo y adentrarse en un reto más, cuyo manejo y resolución son tan importantes que terminamos condicionando el lugar que, probablemente, luego ocuparemos en nuestra vida adulta.

La juventud no es un período de la vida, es el producto de una voluntad, una cualidad de la imaginación y una intensidad emotiva. Es la victoria del coraje sobre la timidez, de la aventura sobre el confort, las preocupaciones, las dudas, los miedos y la falta de esperanza, son los enemigos que lentamente nos hacen inclinarnos hacia la tierra, y convertirnos en polvo antes de la muerte, es un hermoso pasar de inquietudes que nos hacen disfrutar, descubriendo verdaderamente a que nos lleva. Al mismo tiempo, la compleja tarea de a la vez transmitir y producir conocimiento es todavía más difícil cuando los destinatarios son los jóvenes. Por ese motivo, resulta imprescindible que la Universidad esté comprometida, más allá de su tarea de formación académica, para poder aportar herramientas estadísticas capaces de producir una fotografía que refleje, lo más fielmente posible, el cuadro de situación de los jóvenes guerrerenses en la actualidad. Mientras tanto los jóvenes vamos en busca de lo que nuestra convicción nos diga y así construyendo metas que deseamos alcanzar, pero que por alguna razón que no tenemos prevista, el propósito se derrumba, y por ello retomo un dicho que es muy importante para conservar los anhelos “No se envejece por haber vivido una cantidad de años. Se envejece por haber desertado de un ideal”, o bien otro “Los años arrugan la piel, pero desertar a un sueño arruga el alma”.

Los jóvenes de todo el mundo se parecen entre sí más que nunca, y no me estoy refiriendo a sus aficiones, vestidos o música, sino a su distinta forma de percibir y valorar la realidad. Todo -personas, lugares, objetos, costumbres, instituciones o ideas, pasa ante algunos jóvenes con una rapidez de vértigo sin dar tiempo a depositar valoraciones afectivas que comprometan a la persona.

Somos jóvenes, somos un pueblo nuevo, muy diferente al pueblo antiguo: se nos ha enseñado el bien totalmente nuevo. Toda nuestra vida es primavera, porque tenemos en nosotros la verdad que no envejece; y porque esa verdad anima nuestra vida. La juventud es un mundo lleno de cosas por descubrir, es una aventura que te adentra en otra dimensión en la que se piensa de una manera en la que todo se ve deseable, pero que en ocasiones las cosas mienten, aunado a eso, en la época en la que nos encontramos, con las tecnologías que contamos

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