La Condición Humana Como Esencia Del Hombre

La Condición Humana Como Esencia Del Hombre.

“Hay en nosotros una cosa que no tiene

nombre, esa cosa es lo que somos”

(Saramago, 1995)

Como seres humanos la condición humana está inherente a nosotros y la manera en que se nos presenta depende específicamente de la situación en que nos encontremos. Es imposible querer apartar ésta de nosotros cuando lo que hace es reflejar nuestra esencia como hombres, es decir, lo que somos o en ocasiones lo que queremos ser. Proclamamos la razón como el instinto que debe guiar los actos que realizamos pero olvidamos que ésta no es la única que hace parte de nosotros, también lo es esa naturaleza desenfrenada de actuar cuando algo no conviene a nuestra necesidad. El criticismo de Saramago frente a la realidad que la sociedad no muestra por el anhelo de mostrarse equitativa, es bastante fuerte pues nos muestra al hombre como un individuo que simplemente busca la satisfacción de sus deseos.

La ceguera de Saramago es una representación del individualismo de los hombres, el cuál no les permite ver más allá de ellos, es decir, de sus intereses. También tiene lugar en ésta ceguera el egoísmo, el cual se puede apreciar como una característica del ser humano que alude al hecho de sólo pensar lo que necesita o desea y darle un completo aislamiento a las necesidades de los demás. “El individualismo debe ser, mañana, la realización completa de las capacidades de todo un individuo en beneficio absoluto de una colectividad” (Che Guevara), si usáramos todas las capacidades que tenemos a favor de la sociedad en la que nos encontramos, dejaríamos de lado la prioridad que nos damos como individuos, para dar paso una realización colectiva. Frente a la importancia que los hombres le dan a su ego, la vida se convierte en una constante lucha por sobrevivir de la mejor manera, donde se aprovechan las debilidades del otro para conseguir lo que se anhela.

El hombre tiene la capacidad de poseer distintos aspectos en su personalidad, los cuales se ven reflejados por dos limitaciones de la condición humana las cuales son la especialidad y la temporalidad. Siempre queremos mostrar lo mejor de nosotros tratando de llegar a los estándares de la sociedad, olvidando que estos mismos pueden tener la misma cantidad de aspectos negativos como nosotros.

“Despacio, la mujer del médico se aproximó, dio la vuelta a la cama y se colocó detrás de él. La ciega continuaba su trabajo. La mano levantó lentamente las tijeras, las hojas un poco separadas para penetrar como dos puñales… Las tijeras se enterraron con toda fuerza en la garganta del ciego…” (Saramago, 1995).

Hay personas muy correctas, solidarias y razonables pero llega un punto en que estas cualidades pasan a segundo lugar apoderándose del alma la desesperación, el odio, el miedo frente a la crueldad de algunos, lo que nos permite afirmar que las personas

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