La Democracia
Enviado por papa07 • 6 de Diciembre de 2012 • 381 Palabras (2 Páginas) • 397 Visitas
Esa visión del asunto huele a una ausencia de esperanza o a la hipérbole que dramatiza hasta topar con el horizonte, frontera insalvable. En Democracia la estructura juega con relacionar lo máximo y lo mínimo mediante un montaje paralelo que pasa de la caída de Lehman Brothers al dibujante Marco. Las vías se cruzan, el ritmo gana peso y avanzamos hacia un cuadro donde George Soros trabaja en un taller de marionetas que somos todos nosotros. Marco es el peón inconsciente que sirve para dibujar un retrato de la descomposición, que acaece en nuestra época y tiene orígenes que se remontan a la infancia. De este modo Gutiérrez teje su sutil hilo de críticas. El frustrado y aséptico individuo de la calle tuvo una madre paranoica que se volcó en las cualidades artísticas de su hijo. La familia desestructurada y su vínculo de unión va desvaneciéndose hasta saltar a la segunda casa de la edad adulta, una relación de pareja convencional, el fracaso de la progenitora en sus planes y un puesto de delineante en una empresa que fluye boyante por el boom hasta la explosión y la llegada de los despidos la misma jornada en que quiebra Lehman Brothers.
Marco será el primer damnificado del jefe simpático y con presencia mediática. El barco se hunde y ha llegado el turno de cobrar el paro y seguir viviendo en ese techo con hipoteca de los que te pagaban. La descripción de la debacle traza un mapa de atonía en el silencio hacia el abandono individual y colectivo de la víctima, que en su aburrimiento, perdida la brújula del hábito, sucumbirá a tentaciones televisivas con trasfondo erótico-capitalista-psiquiátrico, profundizará en la incomunicación con su chica y vagará por la cuadrícula urbana hasta que una epifanía resucite su mente y lo transforme en el creador de la nueva ciudad de poesía en las paredes. El mensaje queda grabado, sufre persecución y desde el anonimato se transmite a los demás anónimos.
Pero el sueño es imposible, y la nocturnidad exhibe la condición de amenaza, ridículo y quimera de la transgresión, que se queda en el interminable lirismo insertado en un muro, símbolo obvio, muralla que con las letras y la difusión informativa del acto propicia el encuentro del misterioso genio con una panda de antisistema al uso
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