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La Dominación en el segundo ensayo sobre el gobierno civil de John Locke


Enviado por   •  7 de Junio de 2013  •  Monografía  •  6.817 Palabras (28 Páginas)  •  724 Visitas

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LA DOMINACIÓN EN EL SEGUNDO ENSAYO SOBRE EL GOBIERNO CIVIL DE JOHN LOCKE

Por Ricardo Etchegaray

Introducción

Nacido en el año 1632, este filósofo inglés se constituyó en uno de los ideólogos más importantes del proyecto burgués. En el plano gnoseológico, es relevante su Ensayo sobre el entendimiento humano, publicado en el año 1690, donde investiga “el origen, certeza y extensión del conocimiento humano”.

En el mismo, sostiene una posición empirista que intenta refutar la concepción cartesiana de las ideas innatas. Según Locke, la mente posee ideas, pero éstas provienen de la experiencia, o bien por nuestra percepción de objetos, o bien por la percepción de las operaciones de nuestra misma mente, cuando ella actúa sobre las ideas recibidas desde afuera. La mente es, pues, desde el principio, una tabula rasa, un papel en blanco. Todo conocimiento procede ya de la sensa¬ción, ya de la percepción. No hay ideas innatas.

Su primera obra política es el Ensayo sobre la tolerancia (1667), donde defiende la idea de libre expresión. Posteriormente, escribe las Cartas sobre la tolerancia religiosa, en la que combate la intransigencia y el fanatismo que desangra a su país.

Unos años más tarde, escribe el Primer tratado sobre el gobierno civil, donde refuta a sir Robert Filmer, quien en su obra El patriarca, intentaba fundamentar el absolutismo en ideas poco sólidas, tales como su pretensión de que el rey derivaba su autoridad suprema de Adán, quien, a su vez, la habría recibido de Dios para ejercerla sobre su mujer y su prole. Como la argumentación de Filmer identifica las relaciones que hay entre el marido y la esposa, entre los padres y los hijos, entre los señores y los siervos y entre los gobernantes y los gobernados, Locke se propone en su obra política más importante -el Segundo ensayo sobre el gobier¬no civil-, “mostrar la diferencia que hay entre quien gobierna un Estado, un padre de familia y un capitán de galeras” para así comprender adecuadamente el poder político. El subtítulo de la obra hace manifiesto su objetivo: investigar “el verdadero origen, alcance y finalidad del gobierno civil”. Unido a este objetivo teórico hay en Locke un propósito práctico, cual es justificar la Revolución Gloriosa de 1688, que restaura el gobierno parlamentario en Inglaterra. Justamente, la obra está dedicada a Guillermo de Orange, conductor de dicha revolución.

El estado de naturaleza

Para poder alcanzar a comprender el origen, los fines y los límites del gobierno, Locke, como antes Hobbes, se propone “considerar en qué estado se hallan naturalmente todos los hombres” . El estudio de la naturaleza humana, de sus capacidades y poderes, debe preceder al conocimiento de la sociedad y de sus formas de gobierno.

El estado de naturaleza es “un estado de libertad perfecta por el que pueden los hombres ordenar sus acciones y disponer de sus posesiones y personas como quieran, dentro de los límites de la ley de la naturaleza, sin pedir permiso ni depender de la voluntad de otro hombre”. Para Locke, como antes para Hobbes, en el estado de naturaleza los hombres son libres. Ambos entienden la libertad en relación con la acción y no como mera capacidad de elección o decisión. Sin embargo, para Hobbes, la libertad es la acción que no está impedida por obstáculo alguno y, por lo tanto, es ilimitada, mientras que Locke identifica la libertad con la ley natural. Los hombres son libres sólo en la medida en que reconocen, por medio de su razón, la ley natural . De allí que se lea en el párrafo 6: “Mas aunque sea éste un estado de libertad, no es, sin embar¬go, un estado de licencia; pues aunque el hombre en tal estado tenga una libertad incontrolable (uncontroulable liberty) para disponer de su persona o de sus pose¬siones, no tiene, sin embargo, libertad para destruirse a sí mismo ni a ninguna criatura de su posesión, excepto cuando algún fin más noble que su mera preservación se lo demande. El estado de natu¬raleza está gobernado por una ley de la naturaleza que obliga a todos; y la razón, que es esa ley, enseña a toda la humanidad que quiera consultarla, que siendo todos iguales e independientes, nadie debe dañar a otro en su vida, salud, libertad o posesiones” . La ley natural, que rige en el estado de naturaleza, es la que impide que la libertad se transforme en licencia. La libertad tiene límites, ya que la ley natural prescribe que “cada quien está obligado a conservar su propia vida, y cada quien está obligado a conservar a la humanidad entera” . Mientras que para Hobbes la libertad natural consiste en “usar su propio poder, como él quiera, para la preservación de su propia naturaleza, es decir, de su propia vida” , para Locke la libertad está limitada por la ley de la naturaleza. Una acción no sujeta a ley alguna no es producto de la libertad sino licencia. Las acciones que van más allá de lo permitido por la ley natural no son legítimas ni libres. También Hobbes reconoce la existencia de una ley natural pero, desde su punto de vista, ninguna ley puede contradecir el derecho ilimitado que todo hombre tiene a la autoconservación, ni se puede anteponer a él ningún fin más noble. En consecuencia, para Hobbes, las leyes morales y políticas surgen posteriormente y dependen del Estado y de la Soberanía. Para Locke, la ley civil es posterior y subordinada, pero no así la ley moral, que está contenida en la razón natural. “Así, en cierto modo –comenta Charles Taylor-, la libertad requiere que los hombres se reconozcan a sí mismos como parte de algún orden; sólo que ya no se trata [como en el caso de Hobbes] de un orden político. Se trata de un orden moral, y la libertad no puede ser separada de la moralidad” .

El estado de naturaleza –sigue diciendo Locke- “es también un estado de igualdad, en el que todo poder y juris¬dicción son recíprocos, pues nadie tiene más que otro. Nada hay más evidente que el hecho de que las criaturas de la misma especie y rango, que nacieron promiscuamente para disfrutar de las mis¬mas ventajas de la naturaleza y usar las mismas facultades, también deberían ser iguales entre sí, sin subordinación o sujeción...” . Los hombres son naturalmente iguales en poder, derecho y propiedad. De ello se deriva que la subordinación y la sujeción no son naturales ni legítimas. Locke no entiende que la libertad se oponga a la ley sino a la subordinación y la sujeción, es decir, a la esclavitud. Esto explica por qué define la libertad en el capítulo IV cuyo título es “De la esclavitud”.

Lo que hace que la caracterización del estado de naturaleza sea tan diferente en la concepción de Hobbes y en la de Locke no es solamente la diferente conceptualización de la libertad sino el supuesto de

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