“La Franja Amarilla”

En primera instancia quiero comentar que “La Franja Amarilla” es una síntesis históricosociologicopolítica, extraordinaria de nuestro país, pues sin ambages ni eufemismos ni demagogia señala de una manera objetiva hechos fundamentales que se constituyen en la causa de las condiciones actuales de nuestro país, condiciones que nos afectan a todos, pero que la indiferencia, la indolencia y la inconsciencia no nos dejan asumir el papel que como individuos y como colectividad nos corresponde para poner en marcha el proceso que traerá el cambio de nuestras condiciones de vida.

Estoy de acuerdo con la posición del autor con respecto a la opinión de algunos en el sentido de que los factores presentes en la génesis de nuestra realidad son inmodificables pues, como el mismo lo menciona, hay grandes demostraciones en diferentes países del mundo que eran víctimas de penosas condiciones sociales, políticas y económicas, pero que tomaron acción conjunta y decididamente y lograron cambiar condiciones que presentaban un enorme desafío y que de esa manera cambiaron para siempre su destino y dejaron un legado de justicia, equidad y prosperidad para otras naciones, como es el caso de Francia que logró con su famosa Revolución erradicar para siempre la exclusión y marginalidad de que era víctima la mayoría de sus habitantes.

De acuerdo con los acertados conceptos de William Ospina sobre la historia política de nuestro país, el bipartidismo presente desde la misma “Emancipación”, ha hecho un manejo inicuo y arbitrario de los destinos de nuestro pueblo, desconociendo la enorme responsabilidad que desde el ejercicio del poder tiene con respecto a las condiciones de vida de la gente, la administración de los bienes y recursos de nuestra nación que deben ser utilizados para el progreso y bienestar a los que todos tenemos derecho como hijos y ciudadanos de esta querida patria. Siempre ha sido evidente la arbitrariedad y la tiranía disfrazada como democracia lo mismo que la codicia y la crueldad de su egoísmo que gestaron condiciones de marginamiento y desigualdades sociales lo que genera ira, resentimiento y rebeldía y la búsqueda de una salida que en diversas ocasiones ha sido vislumbrada pero que la mano asesina del corrupto sistema ha silenciado para evitar ser movidos del poder que detentan.

Es el caso del caudillo Jorge Eliecer Gaitán cuyo asesinato ensombreció más la realidad de nuestro país pues los deseos de venganza, el odio y el resentimiento se han prolongado hasta nuestros días, lo mismo que la desconfianza hacia la clase política; hechos estos que se manifiestan en los grupos alzados en armas, en hechos continuos de violencia como matanzas, atentados terroristas, desplazamientos forzados y miles de sufrimientos que unos en mayor y otros en menor grado hemos padecido y luego salen los dirigentes y los dueños de los medios a rasgarsen las vestiduras por los “causantes” de tales hechos

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