La Iliada
Enviado por yyncespedes • 2 de Mayo de 2013 • 3.325 Palabras (14 Páginas) • 331 Visitas
Introducción
Grecia es madre de todas las culturas occidentales, de ella derivan la Romana y todas las que le suceden. Grecia fue muy rica en cultura, recordemos que fue cuna de muchos de los más grandes filósofos, poetas, matemáticos, artistas de la humanidad. Esto se debe a la incesante búsqueda del ideal humano, de la perfección; una perfección que tiene mucho que ver con la estética y con los cánones de belleza de la cultura; esta perfección la buscan dentro de sí a través de la poesía, la filosofía y el arte, por lo que estas cobran mucha fuerza.
Hacia el siglo XI a.C. la ciudad de Troya, capital de Asia menor, fue asediada y hubo una guerra en torno a ella que culminó con su saqueo. Las tradiciones griegas cuentan de esta guerra y de sus proporciones, estas tradiciones llegaron a manos de un poeta (Homero) de incierta existencia que le dio forma definitiva a un poema que cuenta de sus innumerables héroes sus hazañas y sus disensiones. Esta es la obra que habría de convertirse en uno de los más grandes clásicos, ya que ha perdurado ya más de tres mil años.
Tesis
“Aquiles representa en el poema los valores, cánones estéticos e ideales griegos.”
Argumento de la Obra
Según el poema la guerra de Troya se origina por la afrenta hecha por Paris a Menelao cuando le roba a Helena, su esposa; y los aqueos van a Troya, para vengar a este último. Defendía a Troya el bravo Priamida Héctor, hijo de Príamo, rey de los troyanos.
El poema comienza cuando Crises, sacerdote grato a Apolo, va a reclamar a su hija con el infinito precio de su rescate a quien retenía el Atreida Agamenón; pero este no accede y le insulta, así pide Crises a Apolo que asole con males a sus enemigos y éste infunde una mortífera peste en el ejército aqueo. Luego de unos días el Peleida Aquiles junto a al adivinador Calcas aconsejan a Agamenón que devuelva al anciano su hija sin rescate alguno para calmar al dios Apolo, este accede de mala gana quitándole a Aquiles la virgen Briseida; así se origina la disensión entre Agamenón y Aquiles que habría de colmar de males a los aqueos todos. El divino Aquiles se niega a combatir contra Troya y ruega a su madre, la inmortal Tetis, otrora mujer de Zeus, que obre para desfavorecer en el combate a los aqueos y se disculpe el Atreida ante él para convencerlo a que luche. Ruega Tetis al Crónida Zeus que acceda a sus deseos y este accede.
Así Zeus comienza a obrar en contra de los aqueos, engañando a Agamenón a través de un sueño en el que le asegura la victoria, entonces Agamenón se apresta a atacar con todas sus fuerzas.
Una vez enfrentados los ejércitos, reta Paris a muerte a quien se considere el más bravo de los aqueos, de entre todos ellos se ofrece Menelao, se acuerdan promesas inviolables de que si triunfaba Paris este se quedaba con Helena y con sus riquezas, de lo contrario los troyanos devolvían a Helena y pagaban altas indemnizaciones de guerra. Pero una vez que Paris estaba a punto de perder la contienda, es secuestrado por Afrodita. Luego con debido derecho exigen los aqueos el premio de la batalla que había sido de Menelao, pero no hubo acuerdo. Pero seducido Zeus por su envidiosa esposa Hera manda a Atenea a socorrer a los aqueos. Luego los pactos se rompen provocando un desconcierto entre los aqueos, que los troyanos aprovechan para avanzar. Pero Agamenón se apresta para rechazar el avance y lo logra con ayuda de Diomedes protegido por Atenea que no solo hiere a los troyanos sino que incluso hiere a Afrodita y a Ares, quienes ayudaban a los troyanos. Luego de haber alejado a Ares del combate, vuelve Atenea también.
Así quedaron sin el amparo de los dioses aqueos y troyanos pero no menos encarnizada se volvió la batalla. Luego de mucho batallar se siembra el campo de cadáveres y ofrece Paris devolver las riquezas de Helena pero no a la princesa, una vez más no hay acuerdo.
Luego prohíbe Zeus que los dioses se pongan de uno u otro lado en la batalla y se apresta en el monte Ida a ayudar al avance troyano, pero al ver Hera y Atenea que aqueos perecen en la lucha tratan de ayudarlos pero no lo consiguen ya que Zeus las aplaca.
Luego llegó la noche y se suspendió la batalla hasta el otro día. En vista del avance troyano el Atreida envía una embajada compuesta por el héroe Ulises y otros más para tratar de aplacar a al divino Aquiles y de que se una a la lucha contra troyanos, les atienden amistosamente, pero nada obtienen del orgulloso héroe.
Antes del alba Agamenón despierta inquieto y convoca a un consejo en el cual deciden mandar espías al campo enemigo; se ofrecen Diomedes y Ulises y en su camino encuentran a Dolón espía enemigo, a quien le arrancan valiosa información de refuerzos enemigos, luego se infiltran entre los tracios de los cuales degüellan a trece incluyendo al rey y roban sus caballos, con los cuales vuelven llenos de gloria entre los aqueos.
Al amanecer Agamenón se lanza con sus hombres nuevamente a la lucha, pero Héctor es advertido por Zeus para que no se le oponga al Atreida y espere a que éste salga herido del campo de batalla. Ulises está a punto de sucumbir, pero le socorren Ayax y Menelao; pero los principales héroes aqueos son heridos por los troyanos ayudados por Zeus, entre ellos Agamenón, Ulises, Eurípilo, Diomedes, Macaón. El orgulloso Aquiles contemplaba desde su alta nave sin entrar en combate a pesar de los consejos de Patroclo, su más preciado amigo.
Luego de mucho luchar logran los troyanos avanzar hasta las murallas que protegían a las naves aqueas, desde donde se defienden desesperadamente los argivos. Pero Héctor al ver la sólida defensa de los aqueos decide dividir a su ejército en cinco falanges, con las cuales los asediaron por todas partes. Finalmente el mismo Héctor logra derribar una de las puertas del muro y les persigue hasta sus naves.
Pero Poseidón apiadado de los aqueos les ayuda tomando la apariencia del adivinador Calcas, infundiéndoles valor, así resisten, mientras que en el Olimpo Hera tiende una trampa a Zeus seduciéndole y sumiéndole en un sueño con la ayuda del dios del sueño para así ayudar a Poseidón.
Sin la ayuda de Zeus, Héctor es derribado por una piedra lanzada por Ayax y luego de mucho defenderse los aqueos con ayuda de Poseidón logran rechazar a los troyanos que huyen. Pero luego Zeus despierta y se da cuanta del engaño, reprende duramente a Hera y obliga a Poseidón a alejarse de la batalla.
Luego Héctor se recobra reincorporándose al combate. Nuevamente cambia el curso de la batalla y ésta se transforma en una lucha por el dominio de las naves en la que se enciende fuego a una de
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