La Lengua Escrita
Enviado por Egliz • 12 de Noviembre de 2013 • 3.819 Palabras (16 Páginas) • 370 Visitas
LENGUA ESCRITA
Síntesis explicativa
La escritura es un producto cultural que cumple diferentes funciones, centralmente las de permitir comunicarse a distancia y conservar la memoria.
La escritura no es la imagen refleja de lo oral, por lo tanto, no hay un pasaje directo de lo oral a lo escrito.
Así como los niños y las niñas construyen su lengua oral en su interacción con el medio, también se apropian de la lengua escrita a partir de su interacción con un ambiente "alfabetizado", rico en materiales escritos, y con adultos que leen y escribe n. El Nivel Inicial debe posibilitar este encuentro con la escritura, en situaciones de significatividad personal y social, incentivando la curiosidad del niño y la niña por la lengua escrita.
La lengua escrita es objeto de una construcción activa por parte de los niños y de las niñas, tanto en relación con la representación del sistema de escritura como con la organización del contenido y la forma en que se estructura el texto escrito.
La participación en actos de lectura y escritura de diferentes textos en función de la intención comunicativa, así como el análisis de diferentes portadores de textos, permitirá iniciarse en el conocimiento de una gran variedad de tipos discursivos, utilizados según sea la intencionalidad comunicativa.
Un texto pensado para ser escrito tiene características diferentes de un texto concebido o pensado para ser transmitido oralmente; tomar conciencia de estas diferencias ayudara a reflexionar sobre la información pertinente para hacerlo comprensible, en uno y otro caso. La forma en que se deben organizar las ideas, los procedimientos de cohesión a utilizar y la adecuación al registro atendiendo a la situación, son particulares para cada caso.
FUNCIONES DE LA LENGUA ESCRITA
La expresión escrita es una de las denominadas destrezas lingüísticas, la que se refiere a la producción del lenguaje escrito. La expresión escrita se sirve primordialmente del lenguaje verbal, pero contiene también elementos no verbales, tales como mapas, gráficos, fórmulas matemáticas, etc. Una de las funciones de la lengua escrita es dejar constancia de hechos que han ocurrido, p. ej., la historia de un pueblo; o bien no olvidar hechos que van a ocurrir, p. ej., el cumpleaños de un amigo.
Para las comunidades de cazadores y recolectores basta con la lengua oral. Por el contrario, con la práctica de la agricul¬tu¬ra, nacen una serie de fenómenos —el aumento de la población, la división del trabajo, el comercio de artículos, la aparición del concepto herencia, etc.— que propician la gestación de la lengua escrita. Ciertamente, los primeros usos de la lengua escrita corresponden a facturas, recibos, listados de contribuyentes, inventarios de propiedades, leyes, registros astronómicos y calendarios. Poste¬riormente, también recurren a la lengua escrita la literatura, la religión y la oratoria.
A pesar de las diferencias entre unas y otras lenguas, a lo largo de los siglos se han ido desarrollando unas tendencias, en cierta medida, universales en el ámbito de la puntuación, tales como la separación de palabras mediante espacios en blanco, la utilización del punto o de los signos de interrogación y de admiración para separar y caracterizar frases, etc.
Mientras que en la expresión oral se acepta la diversi¬dad, p. ej., la dialectal, en la expresión escrita se tiende a la unificación, e incluso a una regulación estricta con normas, que emanan de los textos litera¬rios, religiosos, administrativos, etc., y que se refuerzan a través de la enseñanza. Generalmente, en la lengua escrita se pierde información relativa a determinados recursos prosódicos, paralingüísticos, cinéticos, etc. empleados en la comunicación: el ritmo, las pausas, la entonación, la intensidad y el timbre de voz, los gestos, las expresiones faciales, etc.
Para el desarrollo de la expresión escrita, tanto en la L1 como en una LE, es tan importante —para algunos expertos, incluso más importante—leer como escribi¬r. En efecto, a través de las lecturas adecuadas, el aprendiente recibe un aducto rico en modelos, debidamen¬te contextualiza¬dos, sobre las múltiples facetas de esta destreza: organización del texto, recursos de coherencia y cohesión, estilo, registro, léxico, estructuras gramaticales, etc.
En el proceso de composición escrita, se pueden establecer las siguientes etapas:
1. análisis de la situación de comunicación (conocimientos sobre el tema, destinatario del texto, propósito del mismo, etc.);
2. producción de ideas;
3. organización de las ideas, p. ej., en un esquema;
4. búsqueda de información;
5. redacción de un borrador;
6. revisión, reestructuración y corrección;
7. redacción definitiva;
8. últimos retoques.
Dichas etapas se contemplan desde diversas ópticas complementarias, en función del modelo didáctico de la expresión escrita que se adopte. Así, p. ej., en los denominados Modelos por Etapas la escritura se concibe como un proceso que consta de tres etapas: la preescritura (planificación, esquema), la escritura (desarrollo de las ideas del esquema) y la reescritura (revisión y corrección). Estos modelos ofrecen una visión interesante, pero simplificada del proceso de escritura: por una parte, las etapas no son compartimentos estancos, sino que suelen solaparse entre sí; por otra parte, el proceso no es perfectamente lineal, sino que generalmente es bidireccional o recursivo, avanzando hacia la etapa siguiente, pero retrocediendo hacia etapas anteriores cuando conviene. Un segundo ejemplo puede ser el Modelo de Procesos Cognitivos, que distingue las siguientes fases: planificación, ideación, desarrollo, expresión, análisis gramatical, linealización y adyacencia.
Frente al tratamiento tradicional del texto escrito como un producto que el alumno entrega al profesor y que éste corrige exhaustivamente, han ido surgiendo alternativas en las que la enseñanza de la escritura se concibe como un proceso, en el que participan, a su debido tiempo, el propio aprendiente, sus compañeros y el profesor. Un primer ejemplo es la técnica que propone M. Chimombo (1986): seleccionar frases con errores comunes de los alumnos y escribir cada una de ellas en una hoja de papel aparte, distribuirlas entre los alumnos para que en grupos comenten los errores y los corrijan, escribir las frases corregidas en la pizarra y pulirlas entre todos. Un segundo ejemplo es la técnica que proponen Cassany, Luna y Sanz (1994): una redacción colectiva entre profesor y alumnos, de modo que éstos tengan la oportunidad de seguir de cerca «cómo se va gestando el proceso de composición. En la vida
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