La Muerte en los géneros liricos y narrativo
Enviado por benjamin sellan • 29 de Junio de 2017 • Práctica o problema • 599 Palabras (3 Páginas) • 307 Visitas
Proyecto de investigación
“La Muerte en los géneros liricos y narrativo”
Nombre: Diego Gálvez
Curso: 8°A
Fecha: 30-05-2017
Asignatura: Lenguaje y comunicación
Introducción
Objetivo:
en esta investigación de llevara a cabo, la muerte en los géneros narrativos y liricos, para saber cuáles son sus deferencias y también vamos a comparar la muerte en estos géneros.
Para esto leeremos 2 textos, uno narrativo y otro lirico, con esto las Diferencias entre los dos textos
Desarrollo
¿Cómo crees que se trata la muerte en el género lirico y en el género narrativo?
R: En el género narrativo se trata de algo que avecina la muerte a una personan y en el género lirico trata de sentimientos de dolor
Conclusión
La diferencia es que en el género lirico la muerte se ve como sentimientos de dolor, pero en cambio en el género narrativo se ve como algo que avecina la muerte
Lo que tienen de igual es que en los dos géneros la muerte expresa la muerte de algo o alguien
Anexo
Texto uno:
LA MUERTE VIAJA A CABALLO
Enodio Quintero (Venezuela, 1947)
Al atardecer, sentado en la silla de cuero de becerro, el abuelo creyó ver una extraña figura, oscura, frágil y alada volando en dirección al sol. Aquel presagio le hizo recordar su propia muerte. Se levantó con calma y entró a la sala. Y con un gesto firme, en el que se adivinaba, sin embargo, cierta resignación, descolgó la escopeta.
A horcajadas en un caballo negro, por el estrecho camino paralelo al río, avanzaba la muerte en un frenético y casi ciego galopar. El abuelo, desde su mirador, reconoció la silueta del enemigo. Se atrincheró detrás de la ventana, aprontó el arma y clavó la mirada en el corazón de piedra del verdugo. Bestia y jinete cruzaron la línea imaginaria del patio. Y el abuelo, que había aguardado desde siempre este momento, disparó. El caballo se paró en seco, y el jinete, con el pecho agujereado, abrió los brazos, se dobló sobre sí mismo y cayó a tierra mordiendo el polvo acumulado en los ladrillos.
La detonación interrumpió nuestras tareas cotidianas, resonó en el viento cubriendo de zozobra nuestros corazones. Salimos al patio y, como si hubiéramos establecido un acuerdo previo, en semicírculo rodeamos al caído. Mi tío se desprendió del grupo, se despojó del sombrero, e inclinado sobre el cuerpo aún caliente de aquel desconocido, lo volteó de cara al cielo. Entonces vimos, alumbrado por los reflejos ceniza del atardecer, el rostro sereno y sin vida del abuelo.
Texto dos:
Por la Pérdida del Rey Don Sebastián
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