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La Muralla Y Los Signo De Puntuacion


Enviado por   •  29 de Mayo de 2013  •  1.120 Palabras (5 Páginas)  •  431 Visitas

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La Mueralla En una vieja aldea cercana al mar, habitaba un pueblo fructífero, el cual sobresalía entre los demás. Su mayor ingreso de producción y con el cual se destacaba mayormente era la pesca; en el lugar donde asentaban los peces eran más grandes y abundantes; de tipos muy variados.

Además poseían una flota (característica poco habitual de las aldeas en ese momento), y habían levantado una muralla en la costa; esta les protegía de las fuertes mareas. Cercana a esta muralla vivía un capitán retirado, y una mañana radiante, un destacamento de soldados y un mensajero del alcalde llamaron a su puerta.

-Capitán Arelio, venimos por órdenes del alcalde.

-Me han tomado por sorpresa señores, y espero no haya sido esa su intención. – respondió el capitán ensombreciendo su semblante.

-No tiene por que inquietarse, el alcalde tiene un mensaje para usted. Si gusta dejarnos pasar…

-No faltaba más, sigan.

Se acomodaron en la pequeña sala del capitán, su esposa e hijos no estaban presentes, por lo que la conversación se realizó tranquilamente.

-Capitán Arelio, le ha sido encomendada una misión.

-Aceptaré de acuerdo a mi capacidad – sentenció el mencionado.

-El alcalde le pide que se embarque hacia el puerto en Merla, en tres días a más tardar con el motivo de negociar con el alcalde de dicha aldea. Creemos recordar que existen vínculos fuertes entre su persona y el jefe de Merla, por lo tanto a usted le será más fácil obtener un resultado favorable de la negociación.

-Hace mucho tiempo que no hablo con mi viejo amigo, el alcalde de Merla; sería incorrecto llegar a pedirle un favor, además no conozco el propósito de la negociación.

-El alcalde planea extender la muralla que protege la aldea, pero para completar las construcciones, se deben transportar utensilios e internarse en las tierras de Marla; para esto es necesario establecer un acuerdo.

-Extender la muralla, ¿ah? – Susurró el capitán – No estuve de acuerdo con esa construcción y mi postura sigue siendo la misma. Va contra las leyes naturales, no se puede desafiar la bravura del océano.

-Hemos sido prevenidos contra dicha postura – recordó el mensajero –. No se preocupe capitán, un destacamento naval le acompañara y usted será remunerado luego de obtener los resultados que buscamos.

-¿Cual es el plazo para que yo decida? – inquirió Arelio, ablandado por el dinero.

-Tres días a más tardar, contando esta mañana.

-Avisad al alcalde que mañana mismo obtendrá su respuesta, al despuntar el alba si su emisario es madrugador.

-Esperemos que sea grata su respuesta.

***

Ya en su alcoba, Arelio sacó un cofre de su escondite; en el se hallaba un extraño artefacto metálico, oxidado y un trapo azulado.

Alzó el objeto luego de frotarlo con el trapo y exclamó:

-¡Dueño del raudo viento! ¡Océano indomable! ¡Muéstrame mi destino, permite que te hable! ¡Oh rey, Oh poderoso! ¡Que tanto me has ayudado! ¡Soy tu siervo y tú mi amo! ¡Poseidón, sal que te llamo!

El objeto permaneció hasta entonces con un extraño brillo, al instante tomó la forma de un tridente y luego se ancho hasta parecer un escudo de plata reluciente; para luego aclararse como el agua, y quedar convertido en un espejo.

-¡Haz tu pregunta leal siervo! ¡Te será respondida!

El capitán le planteó a la deidad

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