La Odisea

LA ODISEA

Hace muchos años en un humilde pueblo vivía Narciso, María y su hijo Ulises, una familia que los dioses del olimpo miraron con agrado, porque en ese hogar que formo la diosa Hestia, había mucho respeto, orden, y “buen trato”, sus alegrías eran muchas cada día, era un total paraíso lleno de tranquilidad.

Pero en los demás hogares no pasaba lo mismo había desamor y una “frágil paz”. Afrodita y Eros dioses del amor se deleitaban viendo a Narciso y a María.

Este amor tan inmenso despertó la mirada envidiosa de los demás habitantes del pueblo y hasta de los dioses.

Narciso le cantaba a María en todo momento: “te amare toda la vida, todos los años, los meses y los días, todas las horas y todos los instantes, mientras pueda latir mi corazón”

Ares el dios de la guerra no soporto esto y envió a Medusa, una vieja hechicera a que formara el caos en este hogar, le dio un espejo mágico a Narciso que ya no podía dejar de mirarlo, también hizo caer en un sueño profundo a Ulises su hijo.

María no podía hacer que su esposo la volviera a mirar, ni cantándole “mi vida eres tú y solamente tú”; también veía a su hijo Ulises en un profundo sueño “tristes gotas” de llanto derramo.

Entonces invoco a Atenea la diosa de la sabiduría para que le aconsejara que hacer, Atenea le dijo: escucha, tu corazón y vence tus miedos. Afuera todos parecen influenciados por el Hades dios del infierno, porque solo hay envidias, discordias, mucha violencia está en un inframundo.

Pero tu vida y la de los tuyos está en tus manos. Encuentra a Cortázar un cazador que la diosa Artemisa diosa de la casa puso para que te ayude a cazar un cordero y un lobo, sacarles el corazón, con estos al tocar a tu hijo y tu esposo saldrá el hechizo.

Así lo hizo María, Narciso y Ulises, salieron del hechizo, Narciso vio el corazón del animal y exclamo: pero si “yo no soy violento”, todos se rieron y todo volvió a ser un paraíso.

FIN.

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