La Piel De Un Escritor
Enviado por myj168 • 8 de Junio de 2015 • 4.122 Palabras (17 Páginas) • 325 Visitas
LA PIEL DE UN ESCRITOR
INFORME PRESENTADO PARA LA ASIGNATURA
DE LENGUA II DIRIGIDO POR LA
PROFESORA
KATIA QUINTANA
PRESENTADO POR:
HENRY MAINOR SIMON ALVARADO LA ROSA
LIMA- PERÚ
2015
LA PIEL DE UN ESCRITOR. CONTAR, LEER Y ESCRIBIR HISTORIAS.
AUTOR:
Alonso Cueto
FICHA BIBLIOGRÁFICA:
Alonso Cueto. (2014). La piel de un escritor. Lima: Supergráfica E.I.R.L.
OBJETIVO DEL AUTOR:
Alonso Cueto nos ha entregado probablemente uno de sus mejores libros, donde demuestra no solo ser uno de los mejores ensayistas del Perú sino también porque refleja de manera inusual su compromiso y amor por la literatura. Mediante esta obra nos cuenta el difícil proceso en que una persona se convierte en un narrador de historias. Este libro nos va permitir reflexionar un poco sobre lo que es ser un escritor; el papel que tiene en nuestras vidas el hecho de contar historias; el papel que tienen los cuentos, los relatos, las novelas en la vida de todos nosotros.
TEMA CENTRAL:
El acto de escribir como descubrimiento de uno mismo.
IDEAS CENTRALES:
TRANSGRESIONES Y MISTERIOS:
A diferencia de un científico que observa un mundo conformado por reglas y rasgos universales, un escritor ve, organiza, compone un mundo a base de excepciones y singularidades. Ningún escritor está interesado en lo general, vago y abstracto. Su interés siempre está del lado de lo concreto, específico y particular. Para un escritor, la verdad de la vida se refleja en los hechos singulares, es decir, no en las repeticiones y costumbres sino en las rupturas y transgresiones que emanan naturalmente de ella. Todos los seres humanos que un escritor puede observar poseen rasgos excepcionales, únicos e irrepetibles.
Contar una historia es explorar la identidad oculta de los seres humanos a través del espejo crítico del lenguaje. La narración es un espejo que puede funcionar también como el lente de un prisma, como un microscopio o un telescopio: el detalle más ínfimo y el panorama más vasto caben en su mirada. De tal modo, un narrador puede describir una batalla como si estuviera situado en lo alto de una colina y luego ir acercándose y ofrecer los movimientos de color en el ojo de uno de los soldados.
Escribir novelas y relatos es un modo de autoexploración de los temas que afligen secretamente a los propios escritores. Un escritor con frecuencia escribe sobre temas en los que no sabía que estaba interesado u obsesionado. Al mismo tiempo, establece una comunicación secreta, profunda, esencial con las obsesiones ocultas del lector. Por esta razón no hay una forma más verdadera de comunicación que la que se establece entre lectores y escritores.
LA VERDAD INTERIOR:
Encontrar la verdad interior para reflejarla en lo que uno escribe es un proceso largo e incierto. Una gran novela es la consecuencia de una operación arriesgada para el escritor: la de sacar a la luz las sensaciones e imágenes que anidan en la oscuridad, incluyendo las más vergonzosas y patéticas. Escribir es un descubrimiento de uno mismo. Uno escribe en realidad sobre aquello que no sabía que le preocupa.
Zadie Smith afirma que escribir bien depende antes que nada del cumplimiento de un deber moral, es decir, el deber de ser fiel a uno mismo.
Una gran obra es capaz de hacernos apreciar la realidad en su modo más extenso y profundo.
Él éxito de un libro depende también del lector. Los lectores también necesitan ser exigentes con el escritor, y fieles a lo que quiso decir. Un lector exigente y comprensivo es un valor infrecuente en estos días, dice Smith. En realidad, el lector y el escritor establecen una comunicación intima y profunda, mucho más intensa que la de la mayor parte de nuestras conversaciones.
Un escritor es, ante todo, un sentimental recuperado: un niño que ha sufrido pero que ha tomado distancia con su sufrimiento, que ha sido feliz pero que ha tomado distancia con su felicidad. En la infancia o juventud de todo escritor hay un trauma que supone un paraíso perdido: una muerte, un viaje una pérdida, un desajuste con la realidad. Escribir supone siempre intentar recompensar esa carencia con la creación de otro universo.
Naipaul: “Para que un escritor escriba bien, tiene que vivir, y nadie que viva en una oficina y tenga aseguradas tres comidas diarias puede escribir nada bueno”.
Si la muerte, la fractura, la separación son zonas de exploración de lo humano, la única arma de un escritor es el dolor. El sufrimiento es un proceso de conocimiento de uno mismo y del mundo. Solo en el sufrimiento se realiza el proceso de la conciencia. La felicidad, siempre bienvenida, es más bien un proceso de olvido del yo, de ignorancia de uno mismo, de confusión con el mundo. En el dolor, por el contrario, hay una conciencia infinita del yo en su separación del mundo, la premisa para un narrador.
TODOS LOS VIAJES:
Escribir es una forma de viajar. Solo una novela que nos hace sentir el clima, que nos hace ver los paisajes, que nos presenta a seres humanos nuevos logra el milagro de la creación.
Como la literatura, un viaje es el encuentro con la zona inesperada de la realidad. Iniciar un viaje o iniciar una novela es lanzarse a una aventura.
Si no hay mejor elogio que hacerle a la vida que llamarla movimiento, un viaje es una manera de hacernos creer que el tiempo es nuestro, que no nos sobrepasa. Cuando estamos de viaje, los días son más largos y más plenos, gracias al descubrimiento de lugares y tiempos nuevos. Este es el tiempo minucioso, pleno, de una novela.
LA NARRATIVA Y EL MAL:
La narrativa tiene una relación antigua y próspera con el mal.
La aparición del mal es una fuerza que desata consecuencias en la historia, y gracias a ella nos adentramos en la verdad esencial de los personajes. Pero ¿qué entendemos por un personaje maligno, un personaje que de algún modo encarna el mal? Son personajes malignos que van corrompiendo a sus víctimas.
La grandeza de los personajes malvados se logra a partir de la intuición de sus debilidades, es decir, de su humanidad. El villano necesita a sus víctimas, y en cierto modo depende de ellas.
Bataille: Nuestra educación social nos obliga a reprimir estos deseos violentos que se quedan almacenados en nuestro inconsciente. La literatura y el arte nos dan, sin embargo, una gran ocasión de liberar esos deseos. Por eso creamos personajes siniestros, grotescos o atemorizantes que representan ese lado oscuro y reprimido. En los relatos, a través de
...