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La Sed Del Dinero Colo


Enviado por   •  18 de Noviembre de 2014  •  612 Palabras (3 Páginas)  •  229 Visitas

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Sed de dinero

Está más que comprobado: la sed de dinero acaba con la moral, echa por tierra la dignidad de las personas y reduce la conciencia a un agitado corredor de bolsa. Casi todo mundo se deja vencer por el ansia de dinero: el varón y la mujer, el niño y el anciano, el laico, el cura, el pobre, el rico, todo mundo le rinde pleitesía a este ídolo y cae a sus pies. El dinero, como la bola en juego de bolos, tumba todos los palos que se le pongan por delante. Da tristeza ver cómo se derrumban, como castillos de arena, grandes personalidades, que caen a sus pies, como mendigos sedientos de oro. Toda la trama social se mueve por la sed de oro. Simplificando, se puede decir que el dinero mueve la vida pública como el sexo lo hace con la privada.

Con el dinero pasa algo curioso: nadie se siente culpable de apropiarse dinero ajeno, mientras no lo cojan con las manos en la masa y vaya a parar a la cárcel. En todo lo demás, sobre todo en materia de sexo, todo mundo se siente culpable. Pero por sustraer dinero, en especial el público, nadie se siente culpable. El dinero público, como que no es de nadie, sino del que primero lo coja. Como reza el adagio latino: "Pecunia est primi capientis": el dinero es del que primero lo coja.

La sed de oro mueve a medio mundo: los políticos aspiran a cargos públicos porque les dejan los bolsillos cargados para el resto de sus vidas. Los jefes guerrilleros, quienes primero se movieron por el ansia de poder, ahora, ante el dios oro, doblegan sus cervices y le rinden adoración. A la puerta de los juzgados, esperan testigos venales que están prontos a vender su conciencia por unos pocos pesos. Los transportadores -lo vengo oyendo desde hace años- son fichas movidas por miembros del Concejo. Estos abusan de los conductores que se agitan, de un extremo a otro de la ciudad, movidos por la fiebre del peso.

Pero, pensemos un poco. ¿Qué valores descansan sobre los platillos de la balanza? Unas pocas monedas de oropel frente a la dignidad de la persona humana. De un lado, unos pocos pesos, polvillo, nada; del otro, lo más valioso que posee el ser humano: su dignidad, su conciencia que vende por chichiguas.

Si se pudiera hacer una radiografía del interior de la persona, veríamos cómo queda vacía cuando vende su alma. No queda valiendo nada. Como Judas: con 30 monedas de plata en el fondo del bolso, ¡vil precio que recibió por la venta de Dios! Al verse vacío, prefirió colgarse de un árbol, para rodar barranco abajo y quedar convertido en pasto de buitres.

El dinero es necesario para satisfacer las necesidades básicas. De ahí para adelante, ya no es necesario sino útil para comprar utensilios de la casa. De ahí para adelante, ya no es útil sino superfluo y se emplea para darse buena vida, viajar, comer en restaurantes elegantes, comprar porcelanas, celebrar parrandas con los amigos, entre otros.

La experiencia es maestra de la

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