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La Tortuga Y La Liebre


Enviado por   •  31 de Agosto de 2013  •  1.195 Palabras (5 Páginas)  •  583 Visitas

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La tortuga y la liebre

La tortuga y la liebre

Una liebre se burlaba de una tortuga.

-¡Qué lenta eres! ¡Cómo te arrastras!

-¿De veras? –dijo la tortuga-. Haz una carrera conmigo y te venceré.

-Qué jactanciosa eres –dijo la liebre-. De acuerdo, correré contigo. ¿A quién pediremos que marque la línea de llegada y confirme que la carrera es justa?

-Pidámoselo al zorro –dijo la tortuga.

El zorro era muy sabio y justo. Les mostró la línea de partida, y cuánta distancia debían correr.

La tortuga no perdió tiempo. Partió de inmediato y continuó la marcha.

La liebre anduvo a los brincos varios minutos, hasta que dejó a la tortuga muy atrás. Sabía que podía llegar rápidamente a la meta, así que se acostó a la sombra de un árbol y durmió una siesta.

Al cabo de un rato se despertó y se acordó de la carrera. Se levantó de un salto y corrió a toda velocidad.

Pero cuando llegó a la meta, la tortuga ya estaba allí.

-Las carreras se ganan con tesón –declaró el zorro.

Esopo.

SUGERENCIAS METODOLÓGICAS

Objetivo.- Para conseguir lo que queremos hace falta esfuerzo y tesón o perseverancia.

Contenido.-

Sacrificio

Siempre es posible hacer un esfuerzo extra para alcanzar una meta ¿Por qué no hacerlo para servir mejor a los demás?

El valor del sacrificio es aquel esfuerzo extraordinario para alcanzar un beneficio mayor, venciendo los propios gustos, intereses y comodidad.

Debemos tener en mente que el sacrificio –aunque suene drástico el término-, es un valor muy importante para superarnos en nuestra vida por la fuerza que imprime en nuestro carácter. Compromiso, perseverancia, optimismo, superación y servicio, son algunos de los valores que se perfeccionan a un mismo tiempo, por eso, el sacrificio no es un valor que sugiere sufrimiento y castigo, sino una fuente de crecimiento personal.

¿Por qué es tan difícil tener espíritu de sacrificio? Porque estamos acostumbrados a dosificar nuestro esfuerzo, y a pensar que “todo” lo que hacemos es más que suficiente. Dicho de otra forma: debemos luchar contra el egoísmo, la pereza y la comodidad.

Todos somos capaces de realizar un esfuerzo superior dependiendo de nuestros intereses: las dietas rigurosas para tener una mejor figura; trabajar horas extra e incluso fines de semana para consolidar nuestra posición profesional; quitar horas al descanso para estudiar; ahorrar en vez de salir de vacaciones... El problema central, es que no debemos movernos sólo por intereses pasajeros, debemos ser constantes en nuestra actitud.

Es de suponer que el guardar la dieta, hacer ejercicio, pasar las horas con una lectura de particular interés o por nuestra mano dar mantenimiento al automóvil, suponen un esfuerzo personal -y dependiendo de su naturaleza un beneficio propio-, colaboran a vivir el valor del sacrificio, pero también es sacrificio saber dejar a tempo nuestras aficiones, aplazarlas y darles su momento, para servir a los demás y no descuidar nuestras principales obligaciones.

Efectivamente hay personas que cumplen con sus deberes y obligaciones de forma extraordinaria, pero pocas veces llevan ese mismo esfuerzo en todos los aspectos de su vida: Pensemos en quien sólo asiste en casa los fines de semana pero se niega a convivir con la familia, salir de paseo o dedicar un tiempo a los

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