La antesala del infierno

La antesala del infierno.

Fernando Guevara García 4° B

Lo que parecía un buen regalo de navidad, después de un día se había convertido en lo más parecido al infierno, el olor era insoportable y el fuego se podía apreciar, me llegue a preguntar si estaba en la antesala del infierno.

Corría 18 de diciembre, la amplia cocina de mi casa se preparaba para ser usada un año más y preparar la suculenta cena de navidad. Pero este año sería diferente ya que el refrigerador y la estufa serian cambiados justo antes de los preparativos, mi madre se encontraba feliz porque este año estrenaría electrodomésticos, que mi padre con su aguinaldo había ya comprado, solo estábamos esperando a que llegarán a casa, tanto el refrigerador como la estufa llegarían al mismo tiempo ya que se habían adquirido en la misma tienda.

Por la tarde se escuchó el replicar de la campana que se encuentra colgada en el zaguán de mi casa, la cual nos avisa cuando alguien quiere pasar a la misma. Salió mi mamá a abrir y sí, era lo que tanto había estado esperando durante el día, el refrigerador y la lujosa estufa habían llegado por fin a casa, emocionados mis padres dieron las gracias a los cargadores que llevaron los electrodomésticos hasta la cocina. Mi padre no dudó ni un segundo y llamó a “don Beto” el señor mil usos, este sobrenombre se debe a que cada vez que falla algo en la casa,  no importa que sea, él se encarga de componerlo.

El señor no tardó ni una hora en llegar y por la noche ya estaba todo instalado, la cocina se veía radiante, las cosas nuevas le habían dado un toque muy distinto a como se veía antes, los azulejos de la pared parecían tener un nuevo brillo, el lavaplatos combinaba perfectamente con el color de la estufa y el refrigerador. Parecía como si la cocina la hubieran construido ayer. El mantel navideño que tenía la mesa le daba un toque hermoso, la navidad a su máximo esplendor, los cajones de madera recién pulidos de la cocina anunciaban que el aguinaldo había sido gastado en gran parte de la cocina.

Ese día nos fuimos todos a dormir todos con una sonrisa de oreja a oreja,  en verdad estar en la cocina parecía un sueño.

La siguiente mañana al despertar decidimos que teníamos que darle el primer uso a la estufa por lo que ni hermana y yo desayunaríamos con mis papás en la cocina, al llegar había un olor muy desagradable, el olor a gas era penetrante, estar ahí 5 minutos me provocó un fuerte dolor de cabeza. Mis papás discutían sobre el que podría estar pasando, por lo que decidieron llamar a don Beto, “seguramente no conecto bien la manguera del gas a la estufa” aseguró mi padre.

Don Beto aseguró que llegaría en la tarde porque durante la mañana estaría ocupado en otros sustos, por lo que tendríamos que esperar a que arreglaran la fuga de gas. Supuestamente  mi  padre había cerrado la llave del paso del gas, aunque el olor seguía siendo muy fuerte.

Mi padre ese día se reuniría con sus amigos quienes irían a jugar baraja a la casa, llegó el primero y mi madre lo llevó a ver su nueva cocina, Ricardo el amigo que había llegado se la pasaba fumando todo el tiempo, en un descuido de mi mamá, él quiso prender su cigarro y pum la cocina se llenó de fuego , el gas que estaba suelto y el fuego del encendedor habían provocado un verdadero incendio, rápidamente nos acercamos todos a la cocina al darnos cuenta de lo que sucedía, por suerte mi madre y Ricardo se encontraban bien y salieron ilesos, pero en la cocina había llamas de fuego por todos lados, mi mamá lloraba al ver su cocina destruida, llamamos a los bomberos, mientras nosotros aventábamos culetazos de agua que de nada  servían. Después de treinta minutos los bomberos pudieron apagar el incendio, pero si la cocina estaba muy lastimada y lo que parecía el mejor regalo de navidad se convirtió por unos minutos en un verdadero infierno.

...