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La chicharra alejandra


Enviado por   •  12 de Mayo de 2015  •  Tesis  •  1.716 Palabras (7 Páginas)  •  162 Visitas

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v La chicharra alejandra

Había una vez una chicharra que se llamaba alejandra. La chicharra cantaba todos los días en la ventana para la gente que pasaba por la calle del milagro. Un día fue a cantar como todas las mañanas, y se dio cuenta que no podía, se había quedado sin voz de tanto y tanto cantar. La chicharra se puso muy triste porque no podía cantarle a la gente, entonces decidió visitar al doctor. Como no podía hablar le quiso contar al doctor lo que le pasaba haciendo muecas y gestos señalándole su garganta, pero el doctor no le entendía nada, entonces se lo escribió en un papel. Cuando el doctor lo leyó, le dijo que no podía cantar por unos días y le dio jarabe para que se mejorara. Después de que se recuperó, empezó a cantar de nuevo en la ventana con su guitarra. La gente que pasaba por allí se puso muy feliz cuando la chicharra alejandra comenzó a cantar de nuevo y siguieron disfrutando de su voz por mucho tiempo.

El pulpo que quería volar

Una vez, en la playa, había un pulpo que quería volar y le encantaba mirar a las aves hacerlo. Entonces dijo: –Yo quiero volar pero ¿cómo puedo hacer? Tomó un par de ramas de un árbol y se fue arriba de una montaña de piedras y se tiró diciendo: –¡a volar! Pero se cayó. Entonces pensó: Si no puedo volar así, intentaré otra cosa. Tomó un pájaro y le quitó todas las plumas y se tiró, pero tampoco pudo volar. Después pensó y pensó que él no nació con este talento, que tenía otro talento que los pájaros no tenían. Los pájaros no podían nadar como él. Entonces él se dio cuenta que no poder volar no era tan importante sino que cada uno tiene su talento.

EL NIÑO LADRÓN Y SU MADRE

Un niño robaba en la escuela los libros de sus compañeros y, como si tal cosa fuese buena, se los llevaba a su madre, quien, en vez de corregirlo, aprobaba su mala acción.

En otra ocasión robó un reloj que asimismo entregó a su madre. Ella también aceptó el robo. Así pasaron los años y el joven se transformó en un ladrón peligroso.

Mas un día, cogido en el momento de robar, le esposaron las manos a la espalda y lo condujeron a la cárcel, mientras su madre lo seguía, golpeándose el pecho. El ladrón llamó a su madre para decirle algo al oído, pero al acercarse el hijo, de un mordisco, le arrancó el lóbulo de la oreja.

Recriminando la madre su acción, le dijo:

–¡No conforme con tus delitos, terminas por herir a tu propia madre!

A lo cual el hijo replicó:

–Si la primera vez que te llevé los libros que robé en la escuela me hubieras corregido, hoy no me encontraría en esta lamentable situación.

El árbol molesto

Cuento de valores

El árbol molesto, aunque era el más grande del bosque y no necesitaba de su sombra para nada, nunca la compartía con ninguno de los animales, y no les dejaba sentarse cerca.

Un año, en el invierno fueron terribles, y el árbol sin sus hojas iba a morir helado. Una niña, que había ido ese invierno a vivir con su abuelita, descubrió al árbol tiritando y fue por una gran tela de algodon para abrigarle.

El espíritu del bosque se le apareció, y le contó por qué aquel árbol estaba tan sólo y nadie le ayudaba, pero a pesar de todo la niña decidió abrigarle. pasado la estación de invierno y llego la primavera, el árbol había aprendido de la generosidad de la niña, y cuando esta se sentó junto a su tronco, le dio la mejor de las sombras.

El espíritu del bosque lo vio y fue a contarlo a todos los animales, que a partir de aquel año pudieron tener siempre la mejor sombra, porque el árbol aprendió que con seres generosos y amables el mundo era un lugar mucho mejor para vivir.

El hipopótamo cantor

Érase una vez un hipopótamo que vivía en un río, junto a un gran árbol solitario. Un día,anidó un pájaro en el árbol, y los cantos y el volar del pájaro despertaron en el hipopótamo tanta envidia que no podía pensar en otra cosa, lamentándose diariamente por ser un hipopótamo, a pesar de las palabras del pájaro, que le contaba la suerte que tenía de ser tan grande y nadar tan bien. Finalmente se animó a salir del río dispuesto a subir al árbol, encaramarse en una rama, y ponerse a cantar. Pero al intentar subir al árbol, comprobó que no tenía alas, y al ver que no conseguía su objetivo, se lanzó rabioso a dar golpes al árbol, hasta que lo derribó. Entonces, triunfante, se puso sobre las hojas del suelo, y comenzó a cantar. Pero los hipopótamos tampoco pueden cantar, así que de su boca salieron horrorosos sonidos, y todos los animales acudieron a burlarse del hipopótamo envidioso que cantaba posado en un rama de un árbol que estaba en el suelo. Y pasó tanta

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