La disciplina escolar
Enviado por eduardokldron • 17 de Octubre de 2012 • Monografía • 2.380 Palabras (10 Páginas) • 563 Visitas
La disciplina escolar está bastante lejos de ser un mero dispositivo instrumental que los profesores utilizan para crear un mejor ambiente de trabajo. Más que eso, la disciplina es el medio por el que se transmite un conjunto de conocimientos a los alumnos. Estos conocimientos tienen que ver con su desarrollo social. El concepto de desarrollo social se usa aquí para referirse al desarrollo de la autonomía, a la adquisición de la normatividad y los principios que rigen la vida social, al desarrollo de sistemas valorativos y al desarrollo de habilidades para la interacción y la comprensión de la vida social, es decir, la disciplina escolar está ligada a la formación moral y política de los alumnos.
Entre los muchos aspectos que es importante resaltar, al discutir la importancia del problema de la disciplina en las escuelas, destaca el de la ausencia de un conocimiento técnico de carácter psicopedagógico que oriente la acción de los profesores, es decir, el manejo de la disciplina se piensa como una cuestión personal, una cuestión de estilos, a veces, como una cuestión que tiene que ver más con la ideología y los compromisos morales del profesor que con su conocimiento del desarrollo socio-cognitivo y moral de los alumnos. Creo que es importante reflexionar sobre si esto debe seguir siendo así.
Para comprender por qué sería importante que los profesores tuviesen un referente teórico-metodológico sobre la trascendencia de las acciones escolares vinculadas al manejo de la disciplina, me voy a referir en este artículo, a algunas conclusiones derivadas de las investigaciones sobre el desarrollo moral (en el sentido de las investigaciones de Piaget y Kohlberg) y sobre la formación moral de los alumnos, especialmente al desarrollo de la autonomía personal. La idea general es que ciertas formas de ejercer la disciplina favorecen el desarrollo de la autonomía y el desarrollo moral, mientras que otras parecen obstaculizarlos.
Trascendencia social del problema de la disciplina escolar
En la actualidad, el tema de la disciplina escolar ha ido cobrando mayor importancia. Las razones de ello son variadas y complejas: existe una creciente complejidad de los problemas relacionados con la violencia; la ola de inseguridad que se vive en las calles ha llegado hasta el interior de las escuelas. Con creciente frecuencia las escuelas sufren directamente problemas de riñas o agresiones entre alumnos, problemas vinculados al consumo de drogas, por mencionar sólo algunos ejemplos. Hay quienes piensan que una disciplina rígida y controles más estrictos podrían reducir las consecuencias de este grave problema social. Independientemente de que esta última idea sea correcta o no, lo importante es que el tema de la disciplina está necesariamente involucrado en el problema.
En un ámbito muy distinto, existe un cuestionamiento global a la institución educativa respecto a su posible contribución al proceso de democratización de nuestra sociedad. En ese sentido, hay una variedad de proyectos y de investigaciones sobre educación ciudadana: educación para la democracia, educación para los derechos humanos, educación para la paz, educación para la participación social y política, entre otros, que de una forma u otra señalan que el clima social del aula, la organización escolar, los estilos de interacción social y el ejercicio de la autoridad son, en conjunto, un factor fundamental en la promoción de un estilo de vida congruente con los ideales de la democracia. La disciplina escolar está implicada en todos estos problemas.
Finalmente, conviene tener presente que la disciplina es un problema que vincula a la escuela con la cultura, la ideología y la vida política. La alta valoración de una disciplina rígida en cierto contexto histórico y social es un ejemplo de ello.
La disciplina en el contexto escolar
Disciplina es un concepto polisémico. La disciplina es una modalidad de poder y control, está asociada también a la noción de autoridad. En el contexto escolar, por disciplina generalmente se entienden dos cosas relacionadas: una forma de control sobre la conducta y un conjunto de estrategias para favorecer el trabajo grupal. En ambos casos existe un sistema normativo y valorativo que se trata de imponer. Esta imposición puede llevarse a cabo de maneras muy diversas: de manera rígida y autoritaria o de formas sutiles, incluso "blandas". La seducción y el chantaje son también maneras de imponer sistemas normativos y valorativos. Noyola (2000) ha planteado que la disciplina, como una forma dura de control y de poder que en algunos casos hacía evidente el abuso y maltrato físico parece sucumbir ante el despliegue de controles más blandos y sutiles, sin embargo, lo importante es que el cambio en los estilos disciplinarios no altera en nada la función de la disciplina: el control y la transmisión de normas y valores. El castigo como estrategia de control probablemente ya no es tan visible, incluso puede verse como algo moralmente inadecuado y en ese sentido tiende a ser reemplazado por otro tipo de acciones.
Lo importante es, nuevamente, en qué medida el estilo disciplinario, cualquiera que éste sea, favorece el desarrollo de la autonomía en los alumnos.
El control de la conducta, como hemos visto, puede ser externo, basado en la coerción, el castigo, la amenaza o el premio. También puede ser interno -el control de la persona sobre sí misma-, en este sentido se habla de autonomía. Como estrategia de organización de la clase, la disciplina puede ser rígida y unilateral, pero también puede ser razonada y consensuada o bien laxa, poco clara o cambiante.
Los efectos tanto para la calidad de la interacción como para el logro de los objetivos educativos de la escuela son, claramente diferentes. Por ejemplo, las clásicas investigaciones de Lippit y White, discípulos de Kurt Lewin mostraron, desde principios del siglo pasado, que un clima de trabajo caracterizado por un estilo autoritario de liderazgo producía pobres resultados de aprendizaje, insatisfacción entre los miembros del grupo y atentaba contra la cohesión grupal. En cambio, un estilo "democrático" basado en la comunicación y la participación de todos los miembros del grupo, generalmente producía mejores resultados, mejoraba los lazos afectivo-sociales entre los miembros del grupo y les producía mayor satisfacción personal. Finalmente, un estilo indulgente produce en la mayoría de los casos, pobres resultados y desestructuración social y personal. Es claro que estos resultados están mediados por un conjunto de variables personales y sociales: la edad de los integrantes, sus vínculos sociales previos y el tipo de tarea entre otros. Sin embargo, hay suficiente evidencia para sostener
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