La justicia del rey
Enviado por maria1256ana • 31 de Mayo de 2013 • Ensayo • 376 Palabras (2 Páginas) • 428 Visitas
la casitaLA JUSTICIA DEL REY
En un país muy lejano, hace mucho tiempo, gobernaba un joven rey con mucha sabiduría.
Era querido de todos sus súbditos por su generosidad y justicia. Nadie de su reino pasaba hambre
porque su palacio estaba abierto cada día para servir una copiosa comida a todos los peregrinos,
trotamundos e indigentes.
Un día, después de la comida ordinaria, un mensajero del rey les anunció que al día siguiente era el
cumpleaños de su majestad, que éste comería con ellos y que al final del espléndido banquete, todos
y cada uno recibirían un regalo. Tan sólo se les pedía que subieran a la hora acostumbrada con
alguna vasija o recipiente llenos de agua para echarla en el estanque del palacio. Los comensales
estuvieron de acuerdo en que la petición del rey era fácil de cumplir, que era muy justo corresponder
a su generosidad y … si encima les hacía la gracia de un obsequio, mejor que mejor.
Al día siguiente, una larga hilera de mendigos y vagabundos subía hacia el palacio del rey llevando
recipientes llenos de agua. Algunos de ellos eran muy grandes, otros más pequeños y alguno había
que, confiando en la bondad del rey, subía con las manos libres, sin un vaso de agua…
Al llegar a palacio vaciaron las diversas vasijas en el estanque real, las dejaron cerca de la salida y
pasaron al salón donde el rey les aguardaba para comer. La comida fue espléndida. Todos pudieron
satisfacer su apetito. Finalizado el banquete, el rey se despidió de todos ellos. Se quedaron
estupefactos, de momento, sin habla, porque esperaban el regalo y éste no llegaría si el rey se
marchaba. Algunos murmuraban, otros perdonaban el olvido del rey que sabían que era justo y
alguno estaba contento de no haber subido ni una gota de agua para aquel rey que no cumplía lo que
prometía. Uno tras otro salieron y fueron a recoger sus recipientes.¡Qué sorpresa se llevaron!. Sus
vasijas estaban llenas, llenitas de monedas de oro.¡Qué alegría! Los que habían acarreado grandes
cubos y ¡qué malestar! Los que lo trajeron pequeño o se presentaron con las manos vacías. Y cuentan
los anales del reino que en aquel país no hubo más pobres, porque con las monedas del rey muchos
pudieron vivir bien y otros comprarse tierras para trabajar y los que se quedaron sin nada se
marcharon para siempre de allí.
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