La maldita inocencia

En un pueblo de Durango, que queda en medio de un inmenso bosque, se tenía la creencia popular de que las brujas, mujeres con la capacidad de manipular la magia para hacer cosas terribles, también podían cambiar de forma en lechuzas para mezclarse entre los humanos sin ser atacadas, por lo que la gente de este pueblo hace mucho empezó una caza masiva de lechuzas y las quemaban, sin importar si las lechuzas eran inocentes o no, así dejaron el bosque sin una de estas desde hace mucho tiempo.

En este pueblo residía un hombre triste y solitario de nombre Grodd, que llevaba en su corazón un enorme vacío ya que  acababa de perder a su prometida, a una mujer hermosa e inocente, que murió a causa de una cruel y dolorosa enfermedad sin cura. Este hombre se sentía débil, sin un propósito para seguir viviendo. Los días no le aportaban luz alguna a su corazón. Pasaba día y noche preguntándose, con un gran remordimiento, si pudo haber hecho algo para salvar a la mujer que más había amado. Maldecía a los Dioses por haberle quitado a su hermosa compañera.

En una oscura y fría noche, mientras el hombre se encontraba viendo por la ventana de su casa la luna y las estrellas recordando aquellos bellos momentos que fueron y pudieron haber sido, buscando una esperanza para volver a ser feliz, una lechuza se encontraba mirando aquel hombre  y se cuestionó a sí misma el porqué  parecía verse diferente a los demás; vio que en su corazón existía un vacío que pareciese que nunca podría llenarse, por lo que decidió llegar a la ventana donde él estaba y transformarse en su forma de bruja delante de sus ojos para encontrar respuestas del porque era diferente, del porque no encontraba maldad en él como lo hacía con otras personas. Ella no era una bruja mala, porque a pesar de todo también existen las brujas buenas. El hombre asustado, ya que sabía que ella era una bruja y que ellas eran seres malignos, agarró su escopeta para dispararle a aquel ser, pero cuando estaba a punto de disparar, vio en su hermoso rostro bondad e inocencia, recordándole las mismas virtudes que tenía su prometida, por lo que le perdono la vida.

-¿Cuál es tu nombre?- le preguntó Grodd

-Mi nombre es Elling.- respondió ella.

La bruja no entendía que sucedía por lo que le hizo varias preguntas para al final comprender, y con el paso de los días, la bruja se enamoró del hombre y él encontró ese  motivo para volver a ser feliz.

Lamentablemente los habitantes del pueblo empezaron a sospechar de la mujer que acompañaba al hombre, porque nunca la habían visto entre ellos, tenían envidia porque Grodd ahora siempre estaba contento y antes cargaba con un inmenso vacío. Eiling no seguía  las mismas malas costumbres de los demás y además vestía de una forma muy diferente, como si fuera una forastera, pero era difícil ser nuevo por ahí porque para eso las personas tenían que cruzar el bosque alrededor que estaba lleno de muchos animales salvajes, arenas movedizas, plantas carnívoras y venenosas también, entre otras cosas maléficas  de la oscuridad.

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